Cultura

Crónicas preteridas: Los marchantes o compradores de animales

Por Donacio Cejas Padrón (2003).

Parece que las sociedades, las ciudades, los pueblos, los asentamientos, humanos, en función del tiempo que les toca vivir, van organizándose espontáneamente para dar respuesta a las necesidades y expectativas que la propia dinámica del momento va requiriendo. Si nos trasladamos a décadas anteriores en nuestra tierra, la sociedad funcionaba de muy distinta manera, las aspiraciones eran otras, las necesidades muy diferentes, y también las mismas actividades de los habitantes de la época distaban mucho de las propias de ahora, había herreros para calzar las bestias y confeccionar elementos metálicos como lecheras, cubo, herramientas para los trabajos del campo, pues incluso a las guatacas se les reponían las puntas, entre ellos recordaremos a D. Gregorio Padrón en Tigaday, a D. José Armas en Los Mocanes y varios más como D. Félix Lima en Bergara especialista en fabricar elementos de hojalata, como lámparas para la lumbre alimentadas por petróleo, y otros variados elementos, había zapateros como D. Juan Febles en El Hoyo que por muchísimos años reparaba los zapatos, poniéndole “punteras y tacones”, incluso fabricaba zapatos propios para las labores del campo, había incluso en Las Lapas un señor que “lañaba” o reparaba los platos de loza rotos, si mal no recuerdo este vecino era conocido como Andrés el de La Montaña, también había toneleros que reparaban y ponían a punto los envases y barricas para cerrar el mosto, como D. Valentín Hernández en Los Mocanes o D. Pancho “el de Lázara” en Las Toscas, había personas dedicadas a la compra de vino para la exportación entre los que recuerdo a D. Nicolás Barrera, a D. Domingo Peraza, D. Agustín Méndez, D. Cecilio Arteaga, etc.

Y naturalmente había también la necesidad de contar con personas que compraran los animales, vacas, cabras, mulos, cochinos etc. y que los exportaban por su cuenta casi siempre a Tenerife, pero también a La Gomera, Gran Canaria, La Palma se exportaban especialmente las bestias que gozaban de fama muy merecida por su corpulencia y fortaleza. Precisamente recuerdo los dos últimos mulos de un porte excepcional, y que me parece eran hermanos, uno negro, propiedad de D. Lorenzo León, el cual disfrutaba montado a lomos de bellísimo animal, cuando pasaba por La Plaza de Candelaria camino del Risco de Jinama era siempre admirada tan hermosa caballería y D. Lorenzo se sentía complacido de los piropos recibidos. Por cierto, creo recordar que tan bello ejemplar de la raza mular se cayó desde la grúa que lo subía al barco para ser exportado y allí murió. El otro gran animal de color pardo rojizo y que era propiedad de D. Santiago Hernández en San Andrés, no supe que camino tomó, pero seguro que también fue embarcado para otras islas.

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A estos compradores de animales se les llamaba en nuestra tierra “marchantes” entre los que recuerdo a D. Desiderio, D. Benigno Barbuzano y su hermano D. Toribio, a D. Marino, a D. Genaro, a D. Agustín Romero y naturalmente muchos más. Estos marchantes se lo pasaban rondando a los criadores de animales para irles anunciando su deseo de comprarle los mismos cuando se decidiera a ello, que habitualmente venía a ser los meses de mayo o junio, cuando los animales estaban con el máximo peso posible, y a su vez porque terminaba el pasto tierno de Nisdafe y otras partes altas de la isla. Había también cierta costumbre de clientelismo y salvo circunstancias fuera de lo común, cada criador tenía a su marchante que se defendía sus animales. En años de poca lluvia era preciso venderlos más pronto y con bastante frecuencia los marchantes hacían su negocio más provechoso al comprar por menos dinero ejemplares a los cuales después en Tenerife le sacaban buen dinero. Era tal la precariedad en que se vivía entonces en nuestra tierra, que a veces el mismo propietario se comprometía a levar sus animales hasta El Puerto, naturalmente caminando para allí ser embarcados en otras ocasiones eran los propios marchantes los que reunían “la manada” que habían comprado y también caminando la llevaban hasta el costado del barco. Me ha contado D. Genaro que al llegar a Tenerife también allí las subían caminando hasta La Laguna o La Esperanza para luego ofrecérselas a los compradores de la zona. Hubo ocasiones en que el negocio les salía mal y a veces no tenían dinero para regresar al Hierro y pagar las reses compradas, era entonces cuando el ingenio del recordado D. Desiderio transformaba el fracaso en triunfo y al llegar al Hierro haciendo alarde de haber ganado gran cantidad de dinero, conseguía traer otra manada -fiada- y a duras penas poder obtener mejores beneficios con los cuales pagaban ambas remesas.

 Pretendo con esta sencilla pincelada, una vez más traer a la memoria de nuestro pueblo estampas y anécdotas de pasadas décadas, que para bien o para mal son sencillamente una parte de la historia del bello pueblo donde nacimos.

Crónicas preteridas: Iberflora-Burogro la feria más importante de España en agricultura, se celebren la ciudad de Valencia en los últimos días del mes de octubre

Por Donacio Cejas Padrón (2002).

NOTICIAS ECONEX SANIDAD AGRÍCOLA S.L.

Más de 600 expositores ocuparon sus 26.000 m². Batiendo el récord respecto a ediciones anteriores.

Estuvieron presentes expositores de España, Alemania, Francia, Holanda, América Latina, Oriente Medio, Brasil y México. Este singular evento relacionado con La Agricultura, además de la exposición en sí que cada empresa hace de sus productos, también organizó un foro con participación de ilustres personalidades del mundo de la agricultura, quienes expusieron con claridad la necesaria apuesta por tecnologíias limpias y no contaminantes para combatir las plagas del campo y así dar seguridad a los consumidores de frutos y productos de la tierra de que su ingestión no signifique un riesgo para su salud.

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ECONEX SANIDAD AGRÍCOLA S.L. también estuvo presente en esta edición de EUROAGRO, con un amplio stand en el cual tanto personal de su Casa Central como de sus Delegaciones Regionales tuvimos la oportunidad de atender a la gran cantidad de visitantes que se acercaron hasta nosotros. La Delegación de Canarias atendió a bastantes grupos de agricultores de Canarias, incluso uno de ellos procedente de Tenerife y que fueron allí invitados por El Cabildo de Tenerife; también nos visitaron técnicos de Cooperativas de Las Islas y de Organismos Oficiales del Archipiélago que acuden a este evento tan emblemático para observar todo lo nuevo que se está usando en España y demás países concurrentes en el mundo de la agricultura, y que puede ser de gran utilidad en nuestra tierra.

Crónicas preteridas: La carretera a La Hoya Grande: un sueño hecho realidad

Por Donacio Cejas Padrón (2002).

En estos días del mes de marzo, ya largos y soleados se está haciendo realidad en nuestro pueblo un sueño acariciado por muchos de sus habitantes durante largos años, se está asfaltando la carretera de La Hoya Grande, que deja perfectamente comunicado este hermoso rincón de nuestro Golfo, posiblemente algunos de nuestros vecinos no hayan estado allí, pues hasta ahora ofrecía cierta dificultad llegar hasta él, pero es sin duda un paraje de ensueño, un pequeño valle rodeado de monte en el que se producen gran cantidad de frutas de la mejor calidad, damascos, peras, manzanas, ciruelas, nueces, castañas, duraznos, nísperos, etc. es junto a otro valle un poco más alto llamado La Hoya pequeña el lugar casi exclusivo años atrás del sustento de los habitantes de Los Corchos. Por fortuna para mí estoy vinculado a esta zona desde mi niñez, de la mano claro está de mis abuelos Donacio y Catalina, que a lo largo de toda su vida, cada día subían hasta arriba a los menesteres de sus labores de campo, de allí traían las más variadas frutas, y traían también el sustento diario para atender a sus animales de los cuales vivían. 

Pero al igual que ellos, todos los habitantes de Los Corchos a diario hacían el mismo recorrido, los jóvenes cantando como entonces se usaba bajaban cerca del mediodía después de haber realizado sus faenas, pues además allí sembraban papas, cebollas, ajos, garbanzos, judías, etc. nunca he podido olvidar aquellas estampas del regreso del campo de las gentes, sudorosas, cansadas, y muchas veces carga das con cestos de frutas para el hogar.

 

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Hoy que se ha hecho realidad la carretera asfaltada a La Hoya Grande, quisiera poder reunir en esta modesta crónica, los nombres de todos los habitantes de Los Corchos que antaño conocí para junto a ellos lanzar al viento un mensaje de gratitud a quienes desde La Administración han propiciado esta maravillosa obra. Con la seguridad de que me olvidaré de muchos, nombraré al querido tío Lucas, a D. Juan Hernández, su yerno, a Dª. Julia, al tío Adrián, a mis abuelos Donacio y Catalina, a D. Ramon Ortiz, a D. Andrés Castañeda y su esposa Dª. María, a D. Amadeo y Dª. Coloma, al querido Lalo, al recordado Aquilino, y tantos más que escapan a mi memoria, también habría de incluir a personas de nuestro pueblo que también tenían propiedades allí y visitaban La Hoya Grande, como el tío “Vitor” de Los Mocanes, tío Manuel Febles, Quela y Maruca, D. Pancho “El Sordito”, tía María Antonia, D. Juan y Mauro Fleitas, D. Domingo Armas de La Laguna, Dª. María y Pancha y Mauricio, también de La Laguna, D. Domingo Febles el padre de Arabia, tío Dimas y D. Bernabé, D. Juan Febles el Zapatero, su esposa Dª. Adelaida, su hijo Guillermo, Dª. Aurelia, la de Los Morales, etc.

Como cosa curiosa, aún perviven en la entrada a La Hoya Grande, donde llamamos Los Chiqueros, bastantes ejemplares de plantas de tabaco, que fueron plantadas allí en tiempos muy remotos por sus habitantes, y que con su presencia siguen siendo testigos del paso del tiempo, como testigo de lo que Está ocurriendo ahora en La Hoya Grande será esta Crónica que le dedico a D' Fernanda Febles natural del Hoyo, y que de niña también subía a La Hoya Grande con sus padres y hermanos. En Ciudad Real, donde reside y donde la visité recientemente, recibirá como siempre La Voz del Hierro dándole cuenta que los cambios que se van sucediendo en nuestro querido pueblo. 

Esperamos tener un encuentro con nuestras autoridades en La Hoya Grande, para agradecerles la obra realizada, y que ya sabemos que su acción no se limitará a La Hoya Grande, sino toda la carretera que viene desde El Raso, allí nos veremos DM y haremos otra Crónica.

Crónicas preteridas: D. César Padrón Espinosa

Por Donacio Cejas Padrón (2002).

Personas que han hecho su historia.

Falleció recientemente en nuestra isla D. Cesar Padrón Espinosa persona muy estimada en la sociedad herreña, hombre culto y muy discreto, sabedor de muchos datos hechos y anécdotas ocurridas en El Hierro, pues aun en su avanzada edad, conservaba una memoria prodigiosa, en el caso mío particular le guardaba gran afecto y respeto, y por esa curiosidad que siempre me acompaña para averiguar elementos de nuestra historia insular, acudí a él con mucha frecuencia solicitando informaciones muy variadas y siempre encontré en D. Cesar además de una exquisita y amable respuesta, los datos que aspiraba a conocer bien documentados y explicados.

D. Cesar alternaba sus temporadas con estancias en El Lunchón y Valverde, siguiendo el rito de nuestras generaciones precedentes, bien saben los mayores por haberlo vivido, y los más jóvenes lo han oído de ellos, que antaño en nuestra isla existían “las mudadas” entre las partes altas de la isla y EI Golfo, y particularmente los vecinos de Valverde se mudaban a los pagos de El Hoyo, El Lunchón y Las Lapas, Los del Bario a Los Mocanes y Las Puntas, Los de San Andrés a Los Llanillos, Los de Isora a Belgara y los del Pinar a la parte alta de Las Toscas y un sector de Los Llanillos y también al Chisgo junto a la bella montaña Tamásina.

En El Golfo tenía D. Cesar buenas fincas de viña, en La Frontera, Las Lapas, El Lunchóốn, y en El Monte a las cuales se dedicaba con gran acierto, siendo uno de los cosecheros más importantes de nuestro pueblo, además cultivaba también duraznos y naranjas, hasta hace pocos años y con gran entusiasmo atendía sus fincas, era gran conocedor del mundo del vino y de la vid, conocia muy bien nuestras variedades de planta y sabía de las ventajas en inconvenientes de cada clase de viña. Con gran acierto de sus promotores lo invitaron desde su fundación a formar parte del Consejo Regulador de La denominación de Origen vitivinícola de Frontera, y en ello estaba hasta su reciente fallecimiento, precisamente ocurrido la misma noche en que La Cooperativa de Frontera lo premiara junto a otras personas de nuestro pueblo en un brillante acto el día de la presentación de los vinos de la cosecha del año 2001.

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En la zona alta de la isla, también poseia buenos potreros y lotes dedicados a vacas de leche y toros para el engorde. Curiosamente, fue propietario del primer coche Land Rover que llegó a nuestra isla allá por 1953, un precioso vehículo blanco y verde matrícula TF8686 el cual tuvo en uso hasta hace muy pocos años, y que hoy será una reliquia para su familia que creo lo conservan en su garaje del Lunchón.

Durante algunos años fue Presidente del Cabildo del Hierro allá por los primeros años de la década de los 50, precisamente ejercía tal cargo cuando El Hierro y las demás Islas fueron visitadas por El jefe del Estado, desde mucho tiempo pude hacerme con material cinematográfico que deja constancia de tal visita. D Cesar hizo de anfitrión y acompañó al Caudillo y su comitiva hasta la vista de Jinama, entre tal comitiva figuraba también el Capitán General de Canarias, entonces Sr. García Escámez, de gran recuerdo en nuestras islas.

Al dejar el cargo de Presidente del Cabildo del Hierro, quiso en adelante apartarse de la política dedicándose por entero a sus fincas, acudía puntualmente a misas los domingos en su Land Rover, y no tuvo ningún otro protagonismo que no fuera su trabajo y su familia, hombre prudente y discreto siempre dio muestras de gran caballerosidad y finura. Con su muerte pierde nuestra isla sin duda alguna a una gran persona. Amigo entrañable de mi recordado tío Matías Castafñeda, Dios que todo lo puede los habrá vuelto a reunir en El Espacio Eterno, y allá sin prisas hablarán de nuestra tierra, de nuestras viñas y durazneros y de nuestro Cabildo del Hierro al cual ambos le dedicaron buena parte de sus desvelos, que así sea.

Venezuela en el recuerdo

Por Donacio Cejas Padrón (2001). 

Mi condición de emigrante por largos años en Venezuela me reclama de vez en cuando y me hace rescatar vivencias de aquellos hermosos y ya cada vez más lejanos años vividos en aquel inmenso país, en mi caso al Sur de este en Ciudad Guayana, una moderna y pujante ciudad asentada entre los Grandes Ríos Orinoco y Caroní que la condicionan en todos los órdenes de la vida. 

En el aspecto económico principalmente porque El Orinoco es navegable hasta allí para barcos de gran calado que suben por sus aguas a cargar minerales, especialmente Hierro y Aluminio que abundan en aquella zona llamada también "Zona del Hierro" recuerdo cuando llegué allí hace ya más de treinta años, la dulce sensación que me producía oír la palabra “Hierro”. A la vera del Orinoco se fueron instalando grandes empresas para procesar los minerales, recuerdo especialmente Sidor, donde llegaron a trabajar algo más de veinte mil personas, se encarga esta empresa de procesar el mineral de hierro procedente de los yacimientos del Pao y Ciudad Piar que llegaban hasta ella por líneas de ferrocarril, era un hermoso espectáculo contemplar estos vehículos de gran cantidad de vagones bajando el Cerro Bolívar cargados con muchísimas toneladas de mineral, utilizando un particular sistema de frenado de muy alta tecnología que habían llevado allí Las Compañías Americanas Concesionarias de la explotación. En estas empresas tuve la gran alegría de encontrar trabajando en ellas algunos herreños como Miguel Mérida Barrera, Pablo Armas Padrón y una joven médico, nieta de D. Armando, e hija de D. Paco y Dª. Juanola Padrón.

 

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La Zona del Hierro pareciera que fue privilegiada por Dios, pues la dotó de todos los elementos necesarios para un desarrollo industrial, pues además del Hierro, Aluminio, Oro, y otros minerales, también la dotó de la gran masa de agua que se necesita para el funcionamiento de tan grandes complejos industriales y que se nutren del Orinoco, se complementa con la facilidad para obtener energía del Caroní que a lo largo de su curso tiene construidas tres Centrales Hidroeléctricas las cuales producen casi toda la energía que requiere todo el país, incluso exporta hacia Brasil por una línea que atravesando gran parte del Estado Bolívar llega a Boavista y la surte también de electricidad.

A Ciudad Guayana, Puerto Ordaz, llegamos allá por la década de los sesenta gran cantidad de emigrantes, de muchas nacionalidades y orígenes, todos es busca del ansiado puesto de trabajo, y todos allí lo encontramos, años después se crearon Centros Sociales. Para Italianos, Portugueses, Gallegos, Canarios, etc. y esos Centros sirvieron para dentro de la innegable y necesaria integración en la ciudad.

 

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