Por Juan Jesús Ayala.

Sobre todo, en el ámbito de la política, que es donde debe prevalecer en su total integridad, el juicio moral ha sufrido un deterioro ciertamente escandaloso. Cualquier argumento es válido, aunque la circunstancia de los hechos apunten hacia lo contrario, ya que la razón y la realidad así lo dicen, pero ni la razón condiciona y la realidad se disloca; y si hay que poner en juego el juicio moral, es como si no existiera, si se estuviera en un escenario de tierra quemada, donde quizás lo único que resalta al final de un conflicto ausente de valoressea las cenizas de la indigencia intelectual y moral.

Lo que es lamentable, desde las amenazas a la destrucción planetaria, hasta los disparates dialécticos de muchos políticos que ya cansan con su presencia diciendo ocurrencias, a la más significativa con tal de pasar por encima de cualquier moral amparándose en la necesidad de continuar en el poder cueste lo que  cueste, aunque entren en el mercadeo, en la demagogia barata y envíen al ostracismo  la moral y habiten en la ausencia permanente de lo que “debe ser”.

Todos los que toman decisiones de alto nivel que condicionan el futuro tanto de las naciones como de la gente que los habitan  dicen que lo que hacen está justificado porquees lo justo. Para ello apelan de manera descarada a la ley y a las normas, como si la acción política justa sea así y ya está; pero olvidándose que en esa justificación  por encima de lo legal está la moral, ya que son normas de orden superior. Cuando los valores se ausentan y  apenas se les hace caso desde el poder y más en tiempos  de confusión social, donde el exceso de discursos es imparableydonde las esperanzas que propagan son infinitas, y tan infinitas  que nunca se alcanzan.

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Y la pretensión que hay que adecuar nuestras conductas a las normas establecidas por el poder dominante mediante diversos controles, si se pretende evitarlos tendremos que hacernos la pregunta ¿Cómo? Cuestión ardua difícil porque llegan a asumir desde el ámbito de la ética enfatizarla como ciencia basándose para ello en la razón y en la experiencia y desgajándose de la filosofía  y de la ética normativa. 

Adentrándose en la gran paradoja donde tal vez inconcientemente, políticos que desarrollan o pretenden desarrollar políticas de alto calado aparte de inducir el  comportamiento humano contécnicas aportadas por el pensamiento skinneriano, la frustración, los premios que se otorgan revierten sobre si mimos retroalimentándose  de su propio fracaso.

De cualquier manera toda acción en ciencia produce una reacción,pero en elmomento actual que se están produciendo  acciones escandalosas de ausencia de compromiso social y  políticos no se produce la reacción debida que decida apartar  lo inservible e irracional, sino que  se da la paradoja que se aplaude desde la esquina de los resabios escondidos y desde las calamidades soportadas   que encima de cuestionarlas, muchos las bendicen  para que sigan alimentando sus migajas de hambre.