Por Juan Jesús Ayala.

El pasado 8 de mayo escribíamos en la Gaceta del Meridiano sobre este filósofo italiano, uno de los pensadores europeos mas relevantes que había sido galardonado recientemente con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, el cual dedicó a su maestro, el que le enseñó las primeras letras en un pueblecito de la costa italiana, al que le debe no solo ese primer conocimiento sino que fue el inicio de  un camino para desbaratar las minucias de un pensamiento encorsetado y debilitado por la ausencia de la lectura y de la reflexión.

Hablaba con frecuencia de los “maestros silenciosos”, que desde una dedicación altruista y verdaderamente profesional aspiraban a que sus alumnos buscaran  para denunciar a través de la critica “la Utilidad de lo inútil “que mas tarde plasmó en un ensayo con ese titulo que se ganó el apelativo de superventas con su traducción a 24 lenguas y tras ser editado en 33 países.

Remarca el filósofo en ese libro, que hoy se considera útil lo que produce ganancia traducido en dinero, pero que se necesitan muchas mas cosas para nutrir el espíritu humano, como la música, la literatura o la filosofía que no  generan margen económico y que contribuyen a hacer una sociedad mas humana.

Llevaba días ingresado en un hospital de Consenza, en Italia, tras sufrir un fuerte dolor de cabeza  posiblemente ocasionado por  una hemorragia cerebral  producida  por una crisis hipertensiva o la rotura de un aneurisma cerebral que fue lo que le condujo a la muerte desapareciendo con su ausencia   una de las figuras  más preclaras del pensamiento universal.

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Con su último libro “Los hombres no son islas” cierra un ciclo dedicado a la cultura clásica y los saberes humanísticos   donde se desarrolla el arte del buen vivir. Nuccio Ordine amplia con este libro su biblioteca ideal invitándonos a leer y releer definidas páginas de la literatura universal, continuando con la defensa de los clásicos lo que es fundamental para fomentar el entendimiento y la compasión entre personas. En una época marcada por el individualismo, las terribles desigualdades sociales y económicas, el miedo al forastero y el racismo dentro de estas páginas nos invita que vivir para los demás es una oportunidad de dotar de sentido nuestras vidas.

Ahí queda su legado intelectual y aquellos que nos preocupamos por la situación de una humanidad que continúa atropellada por los artificios digitales,  los falsos profetas  e intelectuales  de café la desaparición física del filósofo  no debe de contribuir a que echemos en saco roto las preocupaciones que afectaron su vida intelectual. Y, sobre todo, en momentos como los actuales donde la política es la que asola el campo de la información  desde donde  se vierten las mayores” cancaburradas”, jamás vistas, por lideres de partidos que pretenden gobernar territorios y que diciendo el  “super-disparate”  o el insulto mas que soterrado, piensan que descubren las Américas y que nos ponen en pista de una mejor sociedad cuando lo  que aparece tras los discursos romos y repetitivos proclamados desde las atalayas es la mentira y el insulto; de ahí que  recordar el pensamiento de Nuccio Ordine no solo es gratificante sino necesario para huir de la vulgaridad y del ramplonismo socio-político que nos invade taponándonos los huecos  del pensamiento y de la reflexión.