Por Juan Jesús Ayala.

Puede que sí, que haya personas imprescindibles, pero siempre dentro del ámbito de la familia, alejados de la trampa y de la traición... Pero muchos  creen que sin su concurso, sin sus malsanos consejos que casi siempre son dictados desde una sola  tribuna y de un narcisismo que llega  hasta los límites de la estulticia, se ven asimismo como imprescindibles. Pero ante estas personas incólumes no te impresiones, estírate igual que ellos, si los encuentras en el trayecto de un mismo camino, considérate, igual, también imprescindible. Si te marcan diferencia, no te dejes influenciar, y menos aún por el halo ficticio que portan  o por la altisonancia de sus argumentos vacíos y huecos, que más que otra cosa son soflamas memas, carentes de significado y plenos de insulsas conclusiones.

No existe nadie imprescindible  a excepción de los que los ven así  porque de sus actitudes y falso poderío dependen como si fueran moscas pegajosas que se confunde con el cristal opaco por donde miran unos y otros y aunque crean que ven o intuyen mejores horizontes, lo ven, empañado y más aún cuando  la ansiedad de su respiración entrecortada contribuye a  empañar  más el único visor que tienen.

Los  que han abierto las sendas del conocimiento, los que han elaborado teorías y conclusiones  en el campo de la ciencia y del pensamiento, y han lanzado  al  podium de la sabiduría universal sus discursos llenos de vitalidad, no han tenido pudor ni vergüenza alguna en hablar, muchas veces,  poniendo de manifiesto su ignorancia. Y si los sabios así lo reconocen, si su sencillez da prestancia y empaque a su personalidad, ¿por qué te acongojas ante el iluminado de turno, de ese que se cree  imprescindible, del que pretende desmarcarse del pelotón y  situarse  en primera fila, así porque si?.

Continúa  con tu discurso que tu palabra te lleve a descubrir la estupidez del  que se considera  imprescindible, levanta la cabeza, mírales de frente porque ante la perversidad del que se cree  que ha sido elegido por los dioses, no te acoquines, desafíalo, rétalo y comprobaras como se desmorona fácilmente porque sus pies están apoyados en los huecos de su propia miseria mental e intelectual. Terminará  cayéndose y comprobarás como en su caída arrastrará su coraza falsaria fabricada de simplezas y de vaguedades con las cuales ha vivido durante mucho tiempo y con las que fue por la vida, engañando y confundiendo la verdad de una realidad evidente.

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Una buena táctica para acabar  intelectualmente con los imprescindibles y más en el terreno de la política huye  hasta de su sombra. Pero site encuentras con los imprescindibles  déjalos solo con sus monsergas y escapismos intelectualoides, y pudiera ser, entonces, que corriera a la búsqueda de los suyos, de los que estólidos se creen más listos que nadie; pero, eso sí, entre todos, y sin apenas enterarse conformarán  el coro de la torpeza y del ridículo.

Es una constante  en la historia de algunos personajes que actuando en el escenario  del imprescindible  y con  poder han ocasionado  desastres y confusión a su alrededor, de ahí que es una labor a veces emboscada, pero otras plenas de intencionalidad saber quién es  cada cual en el ámbito de la convivencia entre territorios, entre pueblos y,  si su toma de decisiones  dificultan el futuro de los mismos.

Si recordamos la dinámica  de la historia que ha rodeado  a los imprescindibles, verdaderamente no han tenido un final  muy gratificante, porque aún, aquellos que  se escudaron desde su pequeñez originada por un imprescindible falso y bien estudiado,  se comportan como sus peores enemigos al que verán, a partir de ese momento como un petimetre desangelado que solo se ha cubierto con los ropajes del despiste  y del tartufismo más contumaz.