Opinión

Paisaje después de La Bajada

Por: Luciano Eutimio Armas Morales

Permítanme parafrasear el título de la película del cineasta polaco Andrzej Wajda (“Paisaje después de la batalla”), que es una reflexión sobre el fatalismo propio del pueblo de Polonia y el panorama de este país tras la II Guerra Mundial, para hacer tres breves reflexiones sobre la LXIX Bajada de la Virgen de los Reyes.

PRIMERA REFLEXION: LAS BATALLAS

La primera batalla fue en la Venia General de la Cruz de Los Reyes. Discrepancias quizá primitivas y pueriles, frustraron el mayor espectáculo de música, colorido y emociones de toda La Bajada, provocando frustración, llanto, rabia e impotencia entre miles de asistentes y muchísimos más que la seguían por distintos medios. Alguien añoraba la época en la que “El” habitaba entre nosotros, y un Delegado del Gobierno, que era al mismo tiempo Presidente del Cabildo y Alcalde de Valverde, ponía orden sólo con la mirada. Pero yo creo que estamos en otros tiempos, en los que el diálogo, la libertad, la convivencia y el respeto de unos valores, están por encima de esas disciplinas castrenses.

La segunda batalla se desarrolló en los llanos de Tejeguete. Aunque las fuerzas del orden habían tomado precauciones, no pudieron evitar el enfrentamiento musical y posicional entre el ejército blanquirojo de los que llevaban La Virgen al toque de un “Santo Domingo” y el ejército blanquirojo de los que la esperaban posicionados en lo alto de la colina, al toque de lo que parecía un “Redondo”. No hubo enfrentamiento directo, pero el incidente y la falta de entendimiento y cooperación entre los dos grupos, ocasionó un considerable retraso en la marcha de la comitiva, que tuvo como consecuencia que la Virgen llegase a su destino al día siguiente de La Bajada.

La tercera batalla se libró a la llegada a la Iglesia Matriz de Valverde. El ejército blanquirojo local pretendía marcar su territorio para evitar la intrusión de los ejércitos forasteros, porque una gran concentración de soldados blanquirojos, masificaría el templo e impediría el lucimiento de los propios.

La cuarta batalla fue en los despachos y salas de reuniones. Las deliberaciones sobre las sanciones a imponer a los soldados que provocaron esas escaramuzas, enrarecieron aún más la atmósfera electrificada, llegando luego una amnistía que no logró calmar los ánimos, con inusual día de lluvia en el mes de julio.

La sangre no llegó al rio, pero se han abierto muchas heridas. Desde las redes sociales y desde algún micrófono, se dispararon algunos dardos envenenados. Conclusión: Como sucede en casi todas las guerras, todos salen perdiendo, incluyendo los que ganan las batallas.

Y ahora, hablando en serio…

SEGUNDA REFLEXION: LA ESENCIA DE LA BAJADA:

La Bajada de la Virgen de Los Reyes, es una festividad religiosa promovida inicialmente por los pastores de El Pinar. No debemos olvidar esos datos, para no perdernos.

Su presencia se ha consolidado en nuestro pueblo, y forma parte entrañable de nuestro acervo cultural, moral, etnográfico, religioso e histórico. La Virgen de Los Reyes representa mucho para nosotros.. “Es el día en que los herreños reconfirmamos nuestros vínculos y nuestras raíces” (Javier Armas). “Me quedo con el sentimiento, el fervor, el respeto, la devoción y los abrazos que se dan como unión de todos los pueblos” (Patricia Clavijo). “Lo más bonito es la unión de los pueblos, los sentimientos a flor de piel, la tradición y la devoción” (Alba Almenara). “Cuando uno oye decir a alguien durante la Bajada, “Estamos de fiesta en El Hierro”, sentimos agredido nuestro corazón y nuestros sentimientos” (Raúl Álamo). Son muestras de testimonios.

Pero algunos han pretendido patrimonializar a nuestra patrona o politizarla, e incluso utilizarla de forma instintiva y primitiva para marcar su territorio, llegando al esperpento de celebrar un Pleno en un Ayuntamiento para “imponerle una raya” a la Virgen de Los Reyes. Y creo que ese es el origen de algunos problemas: se ha perdido el norte y las referencias. Se olvidan de que la Bajada es una fiesta religiosa para los creyentes, en la que pueden participar como “oyentes” los no-creyentes. La Bajada es en esencia, una fiesta promovida por los pastores y organizada por la Iglesia Católica para sus fieles.

No debemos olvidar, por otra parte, que no convivimos en una teocracia primitiva, sino en una democracia aconfesional, que expresa en el Art.16 de su Constitución, que “ Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”.

Manifestaba un espectador forastero en la Cruz de Los Reyes el día de la Bajada, que “..esto es una especie de danza ancestral de figurines, ante una imagen de madera.” Una expresión claramente ofensiva para todos herreños, creyentes o no creyentes por lo que la Virgen de los Reyes representa, pero que pone de manifiesto como algunos de los visitantes vienen a la Bajada con ánimo de ver un show, y con absoluto desconocimiento y falta de respeto a nuestra cultura y nuestras tradiciones.

Pero esto es en parte consecuencia de que se ha pretendido vender la bajada como un espectáculo mediático para atraer turistas y utilizarla para obtener réditos políticos, en lugar de tratar de conservar la esencia de la Bajada como un apreciado lugar de encuentro y de hermanamiento de todos los pueblos de la Isla, de los emigrantes y de los visitantes que comparten nuestros sentimientos, unidos en ese entrañable “¡Que viva la Virgen, viva!”.

El papel de las instituciones civiles en La Bajada, en este caso el Cabildo y los Ayuntamientos, debe limitarse a autorizar su celebración, acompañar respetuosamente por protocolo, garantizar la libre reunión, la circulación y la seguridad de las personas y los bienes, y evitar alteraciones del orden público.

TERCERA REFLEXION: LA FECHA DE LA BAJADA:

En el año 1965 se cambió la fecha tradicional de celebración de la bajada, de la primera semana de mayo a la primera semana de julio. En aquellos tiempos, el aeropuerto de El Hierro no existía, y las comunicaciones por barco con Tenerife eran sólo dos días en semana (Los lunes y los viernes), con un correíllo que pasaba por La Gomera y La Palma antes de llegar a El Hierro.

En una bajada, hubo que recurrir a los soldados del cuartel de Asabano para cargar los santos porque no había voluntarios suficientes. Y siendo Presidente del Cabildo D. Matías Castañeda, se modificó la fecha de la bajada en ese año, para facilitar que pudieran acudir a la misma los estudiantes que estaban fuera de la Isla y regresaban con las vacaciones de verano. Así al menos, se lograba algo más de concurrencia a este evento de tan hondo significado para los herreños, y se disponía de algunos voluntarios más.

Eran tiempos en los que la Isla sufrió un severo proceso de despoblamiento y las comunicaciones con el exterior eran muy limitadas.

En la década siguiente, y después de inaugurado el Aeropuerto, la Bajada se comenzó a promocionar como una especie de reclamo turístico para atraer visitantes a la Isla. Y así hasta nuestros días.

Pero la Bajada no es una gala Drag-Queen ni un carnaval santacrucero por mencionar dos espectáculos mediáticos de Las Palmas o de Santa Cruz, que son un reclamo para atraer turistas ávidos de lo exótico

¿Y si volviésemos a la tradición de celebrar la Bajada en la primera semana de mayo?

Posiblemente tendría algunas ventajas: Los paisajes de nuestros campos aún con el verdor de la primavera; unas temperaturas habitualmente más confortables; una mejor cifra de negocio para los establecimientos y servicios turísticos, que en año de bajada tendrían tres meses buenos (Mayo, julio y agosto), en lugar de los dos meses buenos que tienen actualmente.

Las dificultades de antaño con las comunicaciones hoy no existen, porque tenemos la facilidad de poder viajar todos los días de la semana por barco (Excepto sábados), o por avión. Los estudiantes tendrían la oportunidad de viajar un fin de semana. Y seguramente no faltarían voluntarios para cargar con los las imágenes de los santos.

Pero además, creo que implicaría también una gran ventaja: La Bajada sería menos masiva, menos espectáculo, vendrían quizá menos visitantes, pero nos permitiría recuperar ese carácter de encuentro fraternal bajo el hado de la Virgen de Los Reyes. Ese profundo sentimiento, con el fervor, el respeto, la devoción y los abrazos que se dan como unión de todos los pueblos, como decía Patricia. Nos permitiría resumiendo, rescatar las esencias de la Bajada de la Virgen de los Reyes, que sería menos espectáculo, pero más íntima, mas fraternal y más nuestra.

Pienso que sería interesante reflexionar sobre el posible cambio de fecha, y debatirlo con la vista puesta en la LXX Bajada de 2.021.

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La Virgen no tiene la culpa

Por Raúl Álamo

La Virgen de los Reyes no tiene la culpa de que los que habitan el planeta sufran un trance de valores humanos, existenciales y de identidad; tampoco tiene culpa de que el mundo esté sumido en una crisis económica que afecta a la ciudadanía, y menos tiene la culpa de que hayan conflictos bélicos y pobreza, factores éstos que casi siempre van de la mano.

Nuestra Patrona no entiende de guerras y disputas, no sabe de enfrentamientos entre pueblos, tampoco establece “rayas” en su recorrido cuatrienal, porque su mirada dulce y serena está puesta en el horizonte de un Camino, el de la Virgen, legado y heredado por nuestros antecesores desde el año 1741. Sus ojos miran fijamente al Cielo y a la tierra, no para ver límites territoriales sino el infinito que marca la fe, la devoción, la convivencia y la paz.

No es el momento de buscar culpables, porque todos en menor o mayor medida lo somos. No responsabilicemos de lo sucedido al vecino de enfrente o del otro pueblo, porque todos lo fuimos en algún momento. No alimentemos en conversaciones de bares, en mentideros políticos o en redes sociales un enfrentamiento con el que vamos a contaminar nuestra vida en los próximos días, meses y años. No queramos siempre y en todo tener la razón porque posiblemente esa obcecación por tenerla nos aparta de la verdadera realidad.

La fe se convierte en fanatismo cuando se quiere siempre estar en posesión de la verdad, porque eso puede desembocar en peligrosas doctrinas fundamentalistas. El fanatismo es pasión por las cosas, que podría entenderse en el caso que nos ocupa, pero cuando apasionamiento sobrepasa esta esfera, puede derivar en el fanatismo, y eso sí es peligroso. Es malo, mejor maligno, llegar a entender que una actitud o actividad que se manifiesta con una pasión exagerada, desmedida, irracional y tenaz en defensa de una idea, teoría, cultura o estilo de vida puede causar enfrentamiento entre los pueblos; pues eso es precisamente lo que le ha ocurrido al pueblo de El Hierro con su Bajada.

No nos rasguemos ahora las vestiduras, y reconozcamos que la Bajada ha sobrepasado nuestros límites de resistencia. La inmensa mayoría de las miles de personas ajenas a El Hierro y que llegan a gozar de nuestra tradición cuatrienal, incluidos muchos herreños, no saben ni conocen las raíces sobre las que se sustenta el Voto de 1741 y que obliga a los herreños, ´haya o no urgente necesidad´, de trasladar a nuestra Virgen de los Reyes desde su santuario de La Dehesa a la Villa de Valverde.

Cuando uno oye palabras como “estamos de fiesta en El Hierro”, y ve vasos con cubatas de ron, o escucha “guapa”, uno se siente agredido en el corazón. Pero ellos no tienen la culpa, quizás estemos fallando como escopetas de feria en la información que le damos al visitante, porque todo lo circunscribamos a la figura del bailarín y de los tocadores, muy importante en la Bajada, pero que no lo es todo, porque por encima de estas figuras está la Virgen de los Reyes, y eso no es pura palabrería porque se plasma en la información que recibe el propio ciudadano.

Si ustedes han tenido la oportunidad de ver la portada de los periódicos regionales de los días posteriores a la Bajada de la Virgen se darán cuenta que las fotos que abren sus reportajes son muchas sin la Patrona, que queda anulada por distintas imágenes de bailarines, tocadores y gentío, y con titulares que hablan de fiesta herreña y nunca de tradición. Para ser honrados y sin predilecciones sobre ningún medio, solo Canarias 7, que envió a un equipo de profesionales supo sacar un titular elocuente y una fotografía apropiada, y les digo la razón que no es otra sino el estar informados a pie del evento y en la propia isla; caso similar el de los medios digitales herreños y otros radiofónicos y televisivos trasladados a El Hierro. Situación ésta que tendrán que replantearse algunos que no pudieron o quisieron estar.

Con independencia de los acuerdos a los que se llegue entre la Comisión Mixta y los colectivos de bailarines afectados, que además traspasan a la condición de pueblos de El Hierro y de la propia Isla, creo que va siendo hora de actualizar las estructuras organizativas de la Bajada a los nuevos tiempos. Si hemos cambiado tradiciones dentro de la propia Bajada para adaptarlas a la nueva realidad, porque no somos entre todos capaces de crear un Patronato de la Bajada de la Virgen, del que pueda depender un órgano de arbitraje que dirima los conflictos que se puedan plantear.

No quiero crear polémica, la Virgen no me lo perdonaría, y menos porque al final vivo, disfruto y comparto la amistad de mi gente, mucha de ella inmersa en este conflicto. No parece tampoco legítimo cargar toda la culpa en autoridades insulares, locales e Iglesia. Reconozcamos por un momento que la Bajada se nos ha ido de las manos y es necesario regularizar muchas circunstancias que afectan al buen grado de convivencia y pacifismo de nuestros vecinos. Hagamos una reflexión profunda para admitir que no hemos dado una buena imagen de isla, que no podemos ver como nuestros niños y jóvenes están heredando no el Voto de la Virgen, sino la agresividad y el rencor injustificado. Seamos capaces de acercar posiciones, reconciliar ideas, consensuar acuerdos y vivir en paz, no solo en la Bajada, sino todos los días y todos los años.

Ahora lo primero que nos debemos proponer es arreglar este desaguisado que nosotros mismos hemos, quizás no queriendo, originado. Pero toca, después de la Bajada, hacer un “debriefing”, palabra anglosajona, cuyo significado no es otro que el de una reunión posterior a una misión en la que se extraen conclusiones de la misma. En ella se analiza el cumplimiento o no de los objetivos de la misión y de la actuación de todos sus participantes. Normalmente dichos participantes presentan sus informes sobre la acción realizada y se analiza el comportamiento del grupo y de cada individuo a fin de mejorar futuras acciones similares.
Este es el nombre en inglés, pero que en el caso que nos ocupa tendremos que llamarle “Congreso de la Bajada”, y en él se tendrán que dirimir actitudes y comportamientos si queremos que la Bajada de la Virgen de los Reyes siga conservando su razón y espíritu. Pero tendremos que ser valientes para coincidir primero en que la Virgen de los Reyes es la esencia de la Bajada, la conveniencia de que los bailarines de la Virgen sigan saliendo de la isla a bailar y si se decide que salgan en qué condiciones, puesto que siendo consciente de que son un reclamo si es para bien o para mal. También sería importante decidir quién manda a quién o si mandamos todos.

De verdad, créanme que ojalá no hubiera tenido que publicar este artículo, porque seguramente estaríamos viviendo una Bajada memorable. Me gustaría estar hablando de convivencia entre pueblo y amigos, pero lamentablemente las posturas enfrentadas no lo permiten. Bajémonos a la realidad, reconciliemos posturas, abramos nuestros corazones y almas al entendimiento, sustituyamos los insultos por un diálogo sano, no abandonemos la palabra, el diálogo y seamos más transigentes. Vamos a hacerlo por nuestra Virgen de los Reyes, ella no tiene la culpa.

Apagando el fuego con gasolina

Por Francisco Armas

Dos de la mañana, con los pies doloridos y un gran pesar en el corazón entraba en mi casa tras la que debería haber sido la gran fiesta de todos los herreños. Aún albergaba parte de la alegría de haber salido de Isora cargando a San José junto a mi padre y compartir con la familia y el pueblo el regocijo de dar comienzo a la fiesta más importante de nuestra isla. Era una mañana fría, sí, pero la ilusión y la unión de tocadores, bailarines y familiares nos calentaban. Pero tristemente ese fuego comenzó a debilitarse en la Dehesa y terminó por extinguirse en la Villa de Valverde.

A la mañana siguiente las culpas, los reclamos, los dimes y diretes volaban en todas las direcciones y por un día en los bares no se habló de fútbol. Cuatro días después aún no se sabe lo que pasó y creo que nunca se sabrá, pero ¿quiénes son los responsables? ¿Cuatro bailarines díscolos o las autoridades encargadas de organizar La Bajada? Cuando un barco naufraga el responsable máximo es el capitán y no un grumete advenedizo. ¿Quién no ha sabido llevar este barco a buen puerto? ¿Cuál es la función de la comisión mixta? ¿Actuar a posteriori? El que siembra vientos recoge tempestades. ¿Por qué se olía desde hace días el fósforo que encendería la llama y nadie hizo nada para apagarlo? Es más, parece ser que la brillante solución que se les ha ocurrido es prohibir y vetar en vez de apaciguar y unir. Señores, los fuegos se apagan con agua, no echándoles más gasolina.

!Viva la buena unión, que Viva!

Por José Francisco Armas (Herreño)

¡Viva la buena unión, que Viva!. Este fue el grito sentido que me hizo despertar a La Bajada de la Virgen de Los Reyes a principio de los 70. Era el saludo que se daban los pueblos, porque eran los pueblos los que celebraban y cumplían el voto, eran Bajadas del pueblo y del abrazo. Eran Bajadas sencillas humildes, generosas, alegres y tristes por los recuerdos, eran Bajadas amables, era en definitiva lo que era nuestro pueblo herreño, que era todo eso, que no es poco. Eran Bajadas sin propaganda, porque todos sabemos ya cuando será la próxima. Hoy, manteniendo el llanto me pregunto ¿dónde ha quedado nuestra Bajada? ¿Es ésta, la que hemos sufrido, La Bajada? En mi opinión de herreño que peino canas, no. Nada tiene que ver, no, no es esta La Bajada de La Virgen de Los Reyes, definitivamente NO. Aquellas Bajadas del abrazo, del sentimiento, del beso sentido, de la quesadilla compartida, no es, es otra cosa, es una fiesta espectáculo, desunida, folklórica, fría, sin sentimientos generalizado de amor, es una bajada militarizada, es no sé qué, pero no es nuestra Bajada.

Cierto es que desde la Bajada del 1985, se han ido produciendo cambios, normas , congresos comisión mixta, etc. que tal vez , sin quererlo, han ido variando el sentimiento por la pantalla de televisión y a partir de ahí, hemos ido sin rumbo. Posiblemente se ha confundido la autoridad necesaria por el personalismo. Tal vez, no se sabe muy bien que es ser “bailarín de la Virgen”, que es mucho el honor en estar tradición centenaria, que siendo claves, importantes y necesarios, se han convertido, porque se les ha dejado o se les ha dicho, que es el grupo de bailarines el centro de todo , y es un grave error.

Yo quiero volver a la Bajada sentida, a la religiosa, a la de la lágrima, a la del recuerdo, a la del respeto a la palabra dada. Tal vez sobran tantos acuerdos escritos por el apretón de manos. Creo que llegó el momento de hacer una “parado” a este bochornoso espectáculo que hemos sufrido, para adaptarla a los nuevos tiempos pero sin mover su origen, guardando lo único válido, “El Voto”, volver a la Bajada del grito “Viva la buena unión, que viva!. Oí a una herreña, mientras se secaba las lágrimas decir que el mal tiempo fue porque la Virgen estaba enfadada. ¿Cuestión de fe?. No juguemos con ello.