Opinión

En el camino de la historia: El origen de la corrupción

Por Juan Jesús Ayala.

La corrupción se remonta a lo largo de la historia y es inherente a la condición humana y aparece donde se ejerce el poder. Hasta han existido  dirigentes políticos como Churchill,  que llegó a decir que un mínimo  de corrupción era necesario, ya que es como lubricante para el funcionamiento de la máquina de la democracia. Por lo general, a la hora de las votaciones no pasa factura, hasta se llega a manifestar que la corrupción puede ser considerada como un factor de modernización y de progreso económico, sobre todo, en los países con una fuerte clase política  emergente.

 Sucede que  alguna que otra vez como el caso del “estraperlo” terminó con la presidenciadel Consejo de Ministros que ostentaba Alejandro Lerroux porque se jugara a la ruleta, juego que no estaba legalizado en España, sin embargo, durante junio de 1934 unos aventureros holandeses la introdujeron untando a unos cuantos políticos del Partido Radical entre los que se encontraba un sobrino del Presidente que admitieron el soborno de algunos relojes y joyas, muy lejos de los millones que se ponen en juego en los últimos tiempos  y que no salpicó directamente al presidente que no obstante ante la denuncia pública de la oposición que hizo  Azaña y Prieto se vio obligado a dimitir  una vez se comprobó la mediación de  su  sobrino. 

Figura imprescindible está del "mediador" que siempre ha existidocomo enlace entre las empresas y los responsablespúblicos a diferentes niveles en la firma de las distintas características del contrato a tal fin, y que sin ellos seguramente no se podrá ejercer  un negocio fraudulento que   por lo general nunca termina del todo bien.

Por otra parte, se sabe que el fraude legal es mucho más considerable que el ilegal, lo cual relativiza y en cierto modo cualquier operación anticorrupción, por más comisiones  de investigación que se nombren para  determinar la responsabilidad en principio política y más tarde cuando funcione la justicia, la penal.

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Buscar las raíces de la corrupción es una tarea interminable. La corrupción es insondable y sin duda consustancial al funcionamiento social. Ahora bien el espectáculo de la corrupción a través de informaciones, presencias en los distintos medios  para hacer ver aunos que son implacables en la denuncia ya otros ufanados en demostrar y alegar su inocencia, y que todo al final estriba en una verdadera caza de brujas,viene a ser dedistracción y no despierta la indignación social esperada y se llega a pensar que ante esto la democracia pudiera tambalearse, ya que cualquier sistema funciona en la negación de sus propios principios.

Y esta resignación a los principios lo que alimenta es un consenso vergonzoso sobre la regla del juego oculta, inmoral de una sociedad que no acaba de encontrarse, que desde la pirámide de una democracia cree que se encuentra en la cúspide de su desarrollo que en las situaciones comprometidas para su verdadera implantación en lo que respecta a las actitudes fallidas de  los responsables del poder se olvida en lo que respecta a la corrupción política que si existen épocas de trasparencia hay otras que da la cara con toda virulencia, echando en olvido la frase  del filósofo alemán, Federico Nietzsche  del “eterno retorno” donde todo lo que  se despide, todo  vuelve a saludarse, eternamente permanece fiel a la repetición del mismo ciclo. 

En el camino de la historia: Juan José Haro, amigo del alma : se me acabaron las palabras

Por Juan Jesús Ayala.

Hice un esfuerzo sobrehumano para encontrar las palabras que la pena de tu ausencia nos produjoal saber que solo el recuerdo, siempre grato y estimulante, como amigo y como médico en tus capacidades como especialista de Cirugía Plástica ya no podíamos contar ni con tu consejo ni con tu ayuda en ese espacio profesional que tan bien manejaste.

Cuando hablamos de nuestra isla de El Hierro, tu curiosidad por las viejas páginas de su historia no tenía fin, sobre todo, por lo que en parte nos había relatado un herreño universal, José. P. Machín. 

En Valverdelas casas de nuestras familias, casi juntas apenas separadas por la de don Juan Sánchez seguida por la de don Ángel Padrón y a continuación la de tus abuelos, doña Julia Cejas y Santiago García; lo que motivó que mi padre, SebastiánAyala, compartiera espacios políticos en el Ayuntamiento de Valverde con tu abuelo Santiago.

Te conté alguna que otra anécdota sobre el conocimiento que tuvieron tus padres y como iniciaron su noviazgo. Tu padre, militar, perteneciente al Mando de Trasmisiones del Ejército de tierra, natural de Salamanca, había sido trasladado a El Hierro,cuya misión fundamental consistía en trasmitir por Morse las novedades de cada día a los mandos superiores. Para ejercer este cometido tenía que hacer el trayecto desde el cuartel de Asabamos en el barrio de El Cabo hasta el barrio de Tesine donde en una habitación al lado de la casa de tío Pedro, se encontraba la Emisora correspondiente. En ese recorrido estaba obligado a pasar por delante de la casa de doña Julia Cejas, en cuya ventana se asomaba Juanita, tu madre; y en esas vueltas del camino, en sus idas y venidas, apareció el noviazgo.

En nuestras conversaciones no solo sobre la isla de El Hierro llegamos a la conclusión que muchas vivencias compartíamos, ya que cuando profundizábamos en ellas   teníamos algunas en común alojadas en La Palma, El Hierro y Salamanca.

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En la presentación de mi libro “Nacionalismo canario en el camino de la historia” en el Círculo de Amistad XII de Enero en Santa Cruzestuviste en el acto acompañado por tu familia y no solo por la amistad que nos unía sino, como me habías manifestado más de una vez, querías conocer algunos de los entresijos de las cuestiones canarias, entre ellas las de la política. 

Siempre querías aprender, no solo aumentar los conocimientos de tu especialidad, sino lo que pudiera abarcar cualquier anécdota con un matiz de acontecimiento ineludible donde se destacaba el desenfado de una risa sana y a veces hasta la perplejidad del relato que nos ocupaba.

Daba la sensación que todo ello fue como un nexo que se agrandaba para que nuestra amistas cada día fuera más cercana; y a pesar de que sabíamos que la enfermedad a la que estábamos acostumbrados los médicos a combatir, a veces podía más que uno, por eso tu ausencia, el saber que solo nos queda el recuerdo que aparecerá por cualquier rincón de la isla de El Hierro, o en la plaza palmera que enaltece al Dr. Pérez Camachoo en la Plaza Mayor   de Salamanca será un reencuentro que no se dará por casualidad, sino que iremos a buscarlos para que la memoria siga engrandeciendo tu persona. 

Y si las palabras se me acabaron, y algunaslogré encontrar a duras penas, quedan muchas más que seguro las encontraré para seguir con la voz viva de la nostalgia de tu ausencia.

23.F: Cuarenta y tres años de un esperpento

Por Luciano Eutimio Armas Morales.

La revista TIME, publicaba en portada esta imagen, con Tejero pistola en mano en la tribuna del Congreso de los Diputados, mientras gritaba “¡Quieto todo el mundo!”. Y en segundo plano, el capitán de la guardia civil que disparó una ráfaga al techo.

Siete horas después de la llegada de Tejero al congreso, el rey Juan Carlos I anunciaba en directo por TV: “…La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático de la Constitución”. 

Los medios de comunicación de la época no se cansaban de ensalzar al rey como el héroe que había salvado la democracia en España, y durante años, han seguido vendiéndonos esa gran hazaña que le eximía de pedirle responsabilidades por algunos “pecaditos”. ¿Pero cuál ha sido la verdad de lo ocurrido? Lo sabremos fielmente cuando se desclasifiquen los documentos reservados y las conversaciones grabadas durante las siete horas transcurridas entre la entrada de Tejero en el congreso, y la alocución por TV de Juan Carlos I la madrigada del día 24. Mientras tanto…

Es inequívocamente cierto, que los peores reyes que ha tenido España han sido Fernando VII al que le llamaban “El Felón”, por déspota, sanguinario e inepto, y su hija Isabel II, de la que decían que dormía de día y de noche saltaba de cama en cama, sin preocuparse lo más mínimo por los asuntos de estado. 

En una medida de sana higiene política, los borbones fueron expulsados de España. Luego vino Amadeo de Saboya, que quería modernizar este país, pero no le dejaron gobernar y asesinaron al general Prim, el general de más prestigio y ascendente. Llegó entonces la Primera República, pero un golpe de Estado del General Martínez Campos acabó con la república y trajo de nuevo los borbones a España.

Vino Alfonso XII, y luego Alfonso XIII el corrupto, que hizo instalar en el Palacio de Oriente la primera sala de cine porno de España. Y vistas sus trapisondas, sus “aventuras africanas” y sus veleidades con el general Primo de Rivera, los borbones fueron expulsados de nuevo de España en 1931, y llegó la II República.

Pero otra vez un golpe de Estado, esta vez del general Franco, acaba con la II República, y trae de nuevo a los borbones a España de la mano de Juan Carlos I, que providencialmente se convierte en salvador y guardián de nuestras esencias democráticas. O al menos, eso es lo que nos han contado.

Toda la verdad en realidad la sabremos cuando se desclasifiquen los documentos secretos. Pero a estas alturas, entre lo que ha trascendido, lo que se ha descubierto, y lo que han confirmado veladamente periodistas muy bien informados como Luis María Ansón o Pilar Urbano, tenemos una idea bastante precisa de lo ocurrido.

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Presuntamente, la soberbia, altivez y caprichos de Juan Carlos I, no podía soportar que un presidente de gobierno, con carácter e ideas claras, pretendiese gobernar y modernizar este país y homologarlo a los países de Europa Occidental. Y aunque Juan Carlos I había propuesto a Adolfo Suárez como presidente, el rey quería seguir mantenido a España como una especie de coto privado y tuvo serios enfrentamientos con Adolfo Suárez. 

Cuenta Pilar Urbano una conversación entre ellos, que alguno filtró confidencialmente y al final se ha divulgado: 

“Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy sucesor de Franco, sí, pero soy el heredero de 17 reyes de mi propia familia. Discutimos si OTAN sí u OTAN no, si Israel o si Arafat, si Armada es bueno o peligroso. Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobra en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar”, le dijo el rey al presidente del gobierno.

Cuando Adolfo Suárez presentó su dimisión, ya habían tenido lugar varias conversaciones, como la Enrique Múgica con el general Armada en Lérida, para diseñar un gobierno de “salvación nacional” presidido por un militar, que salvase a España de la grave situación provocada por la furia de ETA, los ruidos de sables y la crisis económica. Y esa solución, presuntamente promovida por Juan Carlos I y consensuada con el Ejército y con la Iglesia, era presuntamente la prevista cuando Tejero y sus guardias civiles entraron en el Congreso de los Diputados. 

¿Y qué pasó después?

Presuntamente, que cuando el general Armada, presuntamente el “el elefante blanco, militar por supuesto”, le dijo a Tejero que en el gobierno que él presidiría, tendría a Felipe González de vicepresidente junto a Fraga Iribarne, y a Solé Tura de ministro, presuntamente le contestó Tejero algo así como: “¿Pero qué coño te crees tú? ¿De modo que participo yo en una guerra para echar a los rojos de España, y ahora tú los vuelves a traer? ¡Ni de coña!”. Y se lio la que se lio.

Y así estuvieron más de seis horas dándole vueltas, haciendo consultas, con llamadas varias en todas direcciones, hasta que aislado “el cabeza de turco” teniente coronel Antonio Tejero, el rey Juan Carlos I, el presuntamente fratricida, corrupto y coleccionista de faldas, salió por TV como profeta salvador de la democracia.

En el camino de la historia: La rareza de  un filósofo

Por Juan Jesús Ayala.

Roger Pol Droit es una de las figuras importantes del pensamiento contemporáneo, consejero de filosofía de la UNESCO y responsable del Instituto de Ciencias políticas de París. Es un filósofo atípico, raro, porque le da más relevancia a la sensación que a la reflexión. Además, considera que el camino para llegar al destino del pensamiento es el asombro, lo que ha condicionado a los filósofos desde Platón, Aristóteles hasta Marcuse.

Recurre también al humor y desdeña aquellos intelectuales que se invisten de un academicismo puro y   de un lenguaje que está encriptado más bien para los dioses del Olimpo que para el hombre de la calle.

Y la filosofía para Pol Droit está en la calle, en aquello que nos sorprende por su cotidianidad en la cual se ampara en cosas absurdas no propias de un filósofo como cuando manifiesta en la situación de beber mientras se orina, porque ahí se entrelaza el misterio del cuerpo humano como maquinaria perfecta, por lo que se puede llegar a las altas instancias de la reflexión desde abajo, desde la provocación, desde el humor que despeja la imposición rítmica de lo transcendental para quedarse con lo propio, con lo que nos distrae, con lo que nos confunde y queremos desarrollar sin andarnos por las ramas sino desde el mismo pretil de la acera o apoyado en el tronco de un árbol tal vez de un bosque imaginario. 

El asombro insiste, es la matriz de la reflexión y que esta se acompañe de un cierto talante humorístico, porque las grandes contradicciones sociales tienen una explicación que hay que buscar, quizás más en el escenario donde se produzca la hilaridad porque los protagonistas de las grandes cuestiones son seres insignificantes que más que otra cosa producen risa o alguna carcajada perdida en ese barullo universal de voces huecas.

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 Y así se desmontaría toda la parafernalia de los que se creen imprescindibles cuando en realidad son meras comparsas de sí mismos y de los poderes fácticos que detrás de ellos le dicen al oído qué camino seguir, si es que pretenden obtener el premio de su vasallaje. Poderes ocultos que hay que desenmascarar (misión importante y definitiva de la filosofía si quiere considerarse como tal)con un cierto componente de humor que nos conduzca, paradójicamente, al recinto de lo serio, de lo que compromete, dificulta y trastoca la cotidianidad viva y palpitante.

Quizás el filósofo francés pretenda ir más allá de la elucubración científica y pisar el terreno del asombro, que está patente en cualquier momento del escenario vital, dejando atrás academicismos que muchas veces se quedan en el diletantismo y en una mera cuestión teórica. El asombro abre puertas, destruye mitos y pone las cosas en su sitio.

En las circunstancias vitales actuales, donde el desconcierto es protagonista, donde no sábenos lo que nos espera a la vuelta de la esquina, donde la economía mundial está zarandeada por la fuerza emergente de los que en su día fueron súbditos y esquilmados por las potencias occidentales, principalmente por China que ha puesto a   Occidente de rodillas una vez más, sobrepasando el poder que tuvo cuando la pandemia, ahora lo hace nuevamente al controlar por producir elementos importantes y necesarios para que la economía occidental se mueva y no colapse. Cuestión que no hace falta ser un lince para barruntar, que todo apunta   en ese sentido.

Lo cual nos hace alinearnos con el filósofo francés, que ante lo que se avecina, que es complicado, no perder el humor se hace necesario, pero junto también a una seriedad que indague verdades ocultas y que nos identifiquen la cantidad de ineficaces que creyéndose superinteligentes o son lacayos del poder o creen tenerlo para resolver cuestiones de máxima importancia, las que continúan como siempre, aunque les den una capa de barniz para disimular, pero que a los pocos días recobra su ineficacia habitual.

En el camino de la historia: Consideraciones sobre  la cultura como diferencia

Por Juan Jesús Ayala.

Se habla, se debate sobre la cultura y más concretamente la canaria con cierta frecuencia, y no muy acertadamente, porque lo que define a los pueblos es precisamente la cultura que forma parte de la estructura sociopolítico-antropológica donde se encuentra, asimismo, la identidad.

Hay que tener bien claro que entendemos por cultura aquel concepto que incluye conocimientos, creencias, arte, leyes, moral, costumbres y cualquier otra capacidad y hábitos adquiridos por las personas en cuanto son miembros de una sociedad.

Y en ese amplio mar de la cultura navegan un sin fin de pueblos, con los remos de sus rituales y simbologías que los definen. Dentro del cuerpo de la cultura lo que hace funcionar y le da pálpito es la simbología, entendiendo por símbolo cualquier tipo de objeto, acto o acontecimiento que pueda servir para vehicular ideas o significados. La simbología puede considerarse como la esencia del pensamiento humano.

Una vez que se determina el marco y el espacio antropológico de la cultura acentuando la simbología, se tendría que buscar el camino de la diferencia.

Y no para sentirnos mejores ni peores, ni más ni menos capacitados unos de los otros, simplemente para entendernos, para definirnos y para saber que es lo que circula por la mente de aquellos que comparten una misma cultura.

Pero la cultura como sustrato intelectual tiene sus detractores que generalmente le llegan de afuera violentando situaciones, marcando nuevos ritmos y dejando en el camino una vez que penetran los jirones de unos símbolos que se usurpan y que se tergiversan y cuando no se difuminan en el tiempo histórico de los pueblos.

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Por la senda de la aculturización muchos pueblos han desaparecido, han dejado de ser y cuando ha pasado algún tiempo quieren recrearse sobre sí mismos, se percatan que han desaparecido, que han quedado como meros esqueletos de una historia de la que ni siquiera han sido protagonistas de su propia destrucción.

Los pueblos que no han sido capaces de saber por donde van y carecen de una visión de su futuro se han quedado en la cuneta. Así, pensar Canarias se hace difícil aún desde el punto de vista intelectual, ya que no se sabe a ciencia cierta si lo hacemos desde una estructura consolidada o si es prestada, hipotecada, que promueve, se tambaleen los cimientos de una historia que da la impresión está cogida con "pinzas".

Defender la cultura se hace necesario. Pero hay que tener bien claro de que estamos hablando y saber que los símbolos que permanecen en ella incrustados no se deben violentar, y si alguna vez se encuentran en peligro, no habrá otra alternativa que inventar otros desde dentro, desde una perspectiva propia, ya que de esa manera se dará un paso hacia delante eludiendo el vacío.

Los pueblos que se diferencian y definen desde su espacio cultural tocan con los dedos un mejor futuro al reavivar su presente. Si no fuera así se estaría  dando tumbos hacia unos horizontes que se pierden porque la mirada, si existe, es apagada, mortecina que confunde el folclorismo con la esencia cultural de los pueblos.