Opinión

Carta de la Asociación de Vecinos de La Restinga, al Presidente del Cabildo de El Hierro

Carta de la Asociación de Vecinos de La Restinga, al Presidente del Cabildo de El Hierro.

Asunto: Solicitud de actuación ante la Unión Europea en relación con la crisis migratoria que afecta a Canarias, con especial incidencia en El Hierro Nos dirijomos a usted como Asociación de Vecinos de La Restinga por la creciente presión migratoria que, desde hace tiempo, afecta gravemente al Archipiélago Canario, y que se ha intensificado de manera alarmante en la isla de El Hierro. Como es de conocimiento público, la ruta atlántica se ha consolidado como una de las más peligrosas del mundo, y, sin embargo, sigue siendo utilizada por miles de personas que arriesgan sus vidas buscando una oportunidad en Europa. Esta situación ha generado en El Hierro una emergencia humanitaria, logística y social sin precedentes. Las infraestructuras insulares, limitadas por su propia realidad geográfica y demográfica, se ven desbordadas ante la continua llegada de embarcaciones, comprometiendo los servicios esenciales, la atención humanitaria y la seguridad de la población.

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En este sentido, y entendiendo que se trata de un fenómeno de dimensión internacional que excede las capacidades de gestión locales y autonómicas, le insto respetuosamente a que, en nombre del Cabildo de El Hierro:

1. Solicite formalmente a la Unión Europea una implicación más decidida y solidaria en la gestión de los flujos migratorios hacia el Archipiélago, y especialmente hacia la isla de El Hierro, a través de mecanismos de cooperación, financiación y distribución equitativa de responsabilidades entre los Estados miembros.

2. Impulse la creación de un plan europeo específico para las regiones ultraperiféricasreconociendo su situación geoestratégica singular y su exposición directa a las consecuencias de las crisis migratorias.

3. Promueva acciones diplomáticas y humanitarias conjuntas con los países de origen y tránsitoencaminadas a prevenir salidas inseguras y a garantizar el respeto a los derechos humanos en todo el proceso migratorio.

Confiando en su compromiso con los derechos humanos, la justicia social y el bienestar del pueblo canario, le agradezco de antemano su atención a esta petición, que recoge el sentir de muchas personas que, desde la solidaridad y la responsabilidad, no podemos permanecer impasibles ante esta realidad.

Sin otro particular, y quedando a su disposición, le saluda atentamente.

Juan Jesús Ayala

Por Juan Jesús Ayala.

Echedo dispuesto a ir más allá de los linderos que contemplamos una vez rebasamos la Cruz del Calvario, dejando atrás la recta que da cobijo a la fuente de San Lázaro donde aparecían en el horizonte de los veranos totalmente despejados, sus casitas salpicadas entre viñedos e higueras; y en los inviernos donde la bruma de los días fríos lo ocultaban, pero sin dejar de vislumbrar entre  sus cúmulos que continuaba pleno de vigor dispuesto a que su identidad fuera  como una de las más singulares simbiosis entre el mar y el campo.

Más de una vez no podíamos distinguir si predominada sus olas lejanas en playas distantes o sus huertas llenas de verdor que pugnaban por acercar al mar, lo mismo que las olas en su empeño de abrazarlo como si pretendiera  construirse como pueblo totalmente marino.

Su plaza sigue igual, recordándonos conversaciones con amigos del lugar que tenían sus casas de veraneo, donde sonaban los tocadiscos de antaño, o las guitarras de los hermanos Abreu y el clarinete de Guzmán por las fiestas de San Lorenzo y de La Candelaria.

Plaza donde era reconfortante llegar a ella, y aun ahora bajo la sombra de aquella higuera gigantesca donde las conversaciones se fundían en un entusiasmo común, donde conocimos personas entrañables que están en el recuerdo de la grata memoria y que rompiendo el telón del tiempo acercaron familias y nos enseñaron, de nuevo, que Echedo, su campo y su mar lejanos, su olor a salitre y a higueras de higos cotios y viñas contribuirían  a su  esencia como pueblo. Con una identidad que agrandaba el deseo que mantuvimos cuando tras ir por los caminos que nos conducían rebasando El Calvario donde los coches  ni se soñaba podían transitarlos, pero que en noches de faroles y de linternas fuimos capaces de recorrerlos, entrelazar amistades y sentir que todo aquello era su arranque más significativo. 

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La Hoya del Juez lo inició y el viejo lagar lo contempló, pero hoy es más patente   aunque solo le queda el recuerdo de la lagareta, del estanque donde se pisaban las uvas por aquellos especialistas que del mosto sacaban un vino exquisito; por la comida tras la vendimia y siempre lindando con la esperanza de un  pueblo costero pleno de verdor.

Echedo en el ánimo de nuestro sentimiento se consideró un atisbo de progreso, sobre todo, en aquellos momentos que creímos que  seguiría  guardando en sus recintos algo de misterio, y aunque siempre deseábamos encontrarlo como los viejos tiempos, lo ampliábamos por el candor y por el afán de sentirnos acogidos por su templanza y originalidad.

La tranquilidad del “charco manso” y el paisaje que le rodea impuso siempre desde aquel horizonte que El Hierro bien valía la pena y que Echedo contribuiría a engrandecerlo desde sus características como pueblo original, diferente, donde el mar y el campo se habían encontrado en un espacio donde la calma pastoril, bucólica tranquilidad eran una puesta a punto, un estallido de esperanzas traducido en desarrollar sus anhelos de seguir creciendo y de tirar “Pa´lante”.

Donacio Cejas

Por Donacio Cejas Padrón. 

Crónicas pretéritas de mi pueblo de Frontera. 

Dedicaré gustosamente mi modesta crónica del mes de agosto a rememorar la evolución de las distintas "máquinas" para moler los cereales y producir el gofio en nuestro hermoso Valle de El Golfo, reiterando siempre los posibles errores en que involuntariamente pudiera incurrir al tratarse de hechos y circunstancias sucedidas hace ya algunas decenas de años.

Para los canarios, y para los herreños en particular, el gofio fue un elemento fundamental en su dieta diaria, se consideraba que en la casa que hubiera cereales - trigo, cebada, habas, - además de higos pasados y papas, era una casa de las llamadas "fuertes" pues tenían asegurado el sustento a lo largo del año, y los pueblos que más cereales producían eran los de la zona Norte de La Isla y La Meseta de Nisdafe, que sin lugar a dudas eran el granero de la isla.

Para moler los cereales y producir el gofio, hasta la segunda década del pasado siglo no había en El Golfo otro procedimiento que no fuera el molino de mano, y era costumbre realizar "la molienda" en varias casas del Valle donde hubiera molino, para ello se avisaban los vecinos y programaban las distintas moliendas, que a su vez servían de tertulia entre los mayores y de oportunidad para el romance entre los jóvenes, se decía entonces que de las moliendas surgían los amores entre la juventud, pues el palo del molino lo movían dos personas, y los jóvenes buscaban la oportunidad de coincidir en tal menester a la vez que se dedicaban canciones de la época.

Según las noticias que tengo, la primera "máquina" de gofio que se instaló en El Golfo estuvo instalada en Bergara en casa de tío Dimas González, propulsada por un motor a gasolina, eso sucedió a mediados de la década de los años veinte del pasado siglo y funcionó algunos años hasta que tío Dimas se la vendió a D. Juan Febles para instalarla en otra casa de El Hoyo, pero allí tuvo muy poca actividad.

A principio de los años treinta ya se instalan dos máquinas para moler el gofio en Tigaday, frente a La Plaza, sus dueños eran D. Juan Miguel Armas y D. Juan Gutiérrez, y ya desde esa fecha las llamadas "moliendas" en casas particulares fueron cayendo en desuso, y los molinos artesanales quedaron como algo testimonial y que casi solamente se usaban para producir “Fragollo".

En estas dos máquinas se procesaba todo el gofio que se consumía en El Golfo, molían casi continuamente tanto cebada como trigo, millo y habas o garbanzos, y en ciertas épocas muy críticas por la sequía también molían raíces de helechos que desgraciadamente algunas familias tuvieron que usarlo como sustento.

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Llegada la época de la Guerra Civil Española y los años siguientes, en la cual el combustible no se conseguía, en un gesto que le honra noblemente, y que a veces no se ha difundido suficientemente, D. Silvestre Padrón Villarreal, propietario junto a sus hermanos de La Finca y Pozo de Aguanueva, donde funcionaba un motor que usaba como combustible el carbón, permitió que las dos máquinas de gofio de Tigaday fueran trasladadas a Aguanueva, y allí se instalaron alimentadas por el motor de D. Silvestre con lo cual se evitó una crisis de graves consecuencias en El Golfo, pues los vecinos pudieron seguir moliendo sus cereales en las citadas máquinas. 

Para esa fecha también los habitantes de Sabinosa venían a moler a Frontera hasta que D. Vicente Hernández y su hermano Juan instalaron una máquina en Sabinosa, evitándole a sus vecinos tener que trasladarse a Frontera para obtener el preciado alimento.

También en Agua Nueva D. Silvestre instaló una máquina para moler gofio, la cual estuvo en actividad algunos años.

La máquina de D. Juan Gutiérrez la vendió para ser instalada fuera de El Golfo, y la de D. Juan Miguel Armas pasó a su hijo D. Leonardo que años después la trasladó a su casa de Bergara, una casita muy pequeña situada en el camino que atravesaba el pueblo en dirección a La Montaña, y fue allí donde mi memoria alcanza a recordar el ruido del motor y un tanque de agua que a los niños nos parecía enorme, esto sucedía ya en los primeros años de la década de los cincuenta. D. Leonardo vivía frente a la máquina en otra pequeña casita donde además funcionaba su tienda de ultramarinos, como se le llamaba entonces y que era atendida por su esposa Doña Inota. Este matrimonio, esforzados, trabajadores - incansables, diría yo - gozan de buena salud en la actualidad, Dios les ha premiado con una larga vida que esperamos siga siendo muy larga para satisfacción de sus hijos, nietos y de nosotros sus amigos.

A mediados de los años cincuenta D. Leonardo construye en la carretera un hermoso edificio a donde trasladó su máquina de gofio, pero también instaló allí su tienda, carpintería, y en lo alto el Casino de Frontera con su cantina, además del salón donde se empaquetaban los duraznos para la exportación y el queso; realmente siempre he admirado a este matrimonio que trabajó incansablemente tanto de día como de noche para sacar adelante a su familia y crear su buen patrimonio. D. Leonardo, siguiendo la costumbre de la época, también emigró a Venezuela unos años dedicándose allí al comercio del tomate, durante su estancia en América la máquina fue atendida por algunos vecinos con lo cual no se interrumpió su actividad.

Al regreso de D. Leonardo retomó su actividad a la vez que adquirió buenas fincas en Tarros y La Frontera y llegó ser un gran cosechero de vino y exportador de duraznos, incluso tuvo la ingeniosa idea de traer desde Tincos por tubería el agua sobrante de la fuente que usaba para regar sus durazneros en Tarros.

D. Leonardo fue nombrado Juez de Paz de Frontera y también unos años más tarde ejerció como Alcalde, siendo en su periodo como tal cuando se adquirieron los terrenos donde hoy está ubicado el Ayuntamiento y los Colegios de Frontera. 

Todavía en su casa de Bergara está instalada la máquina del gofio, negándose a desaparecer, queriendo con su presencia recordarle a las generaciones del presente, tan cómodas y dadas a la inconformidad, que el gofio fue un elemento imprescindible en la dieta de los herreños, y que posiblemente esta máquina debiera formar parte del patrimonio cultural de nuestro pueblo, instalándose, por ejemplo, en la casa del vino de El Hoyo, pero eso corresponde a otras personas e instituciones decidirlo.

Queremos turismo, turismo … ¡Y más turismo!

Luciano Eutimio Armas Morales.

El pasado año se batió el récord absoluto de turistas en Canarias, con 17,72 millones. En lo que va de año, se contabiliza un incremento del 2.8 %, por lo que seguramente, se superará este récord. Para la economía de Canarias, el turismo representa el 35,2% del PIB, y más del 40, % del empleo, si sumamos los empleos indirectos. A Canarias llegan casi los mismos turistas que a Canadá, y más que a países como Vietnam, Marruecos o Egipto. 

PONGAMOS QUE HABLAMOS DE LANZAROTE.

Mientras tanto, a Lanzarote llegaron 3,08 millones de turistas en 2.024. Y si hacemos una comparación, la isla de Lanzarote recibe más turistas en un año, que países como Uruguay, Perú, Jamaica, Israel, Finlandia o Chile.  Curiosamente, la población de la isla de Lanzarote, que en 2001 era de 96.781 habitantes, en 2.024 llegó a 163.457 habitantes. Un incremento del 68, % en poco más de veinte años. Obviamente, no ha sido un crecimiento vegetativo, porque con datos a 2024, según el ICE, solo el 44, % de los habitantes de la isla de Lanzarote han nacido en la isla.

Y en este mismo periodo de tiempo, Lanzarote ha pasado de tener 59.735 plazas alojativas turísticas, a tener 90.472. El incremento de puestos de trabajo generados en estos años, ha sido cubierto en gran medida con trabajadores llegados desde fuera de la isla, ya sea en barco, en avión o en patera, y por eso, el porcentaje de nativos en la población se ha reducido tanto. Hay municipios como Tías o Yaiza, que tienen casi el doble de plazas turísticas que de habitantes.

¿Es esto sostenible?

Desde el año 2000, diversos informes de expertos e iniciativas legislativas, exponían que el crecimiento tiene un límite, como todo en la vida, y se hablaba de la “capacidad de carga de un territorio”, es decir, cuantos residentes y turistas puede soportar un territorio, sin que se deterioren gravemente las condiciones de vida de sus habitantes, los servicios y el medio ambiente. Pero esas iniciativas fueron primero diluidas y luego neutralizadas, con dos leyes infames hechas a la medida de los depredadores del territorio: La Ley del Suelo, 4/2017, y la Ley de Las Islas Verdes, 14/2019.

En el año 2023, la presidenta del Cabildo de Lanzarote, Dolores Corujo, decía que Lanzarote estaba “saturada turísticamente”, y que no se podría construir ni una cama más. Después hubo elecciones, y el nuevo presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, promueve la autorización para construir ocho nuevos hoteles en Lanzarote con unas 3.200 camas. Y eso, después de que en Lanzarote se hayan construido catorce hoteles ilegales, que siguen abiertos, y aquí no pasa nada. 

Como parece que los nuevos hoteles son de cinco estrellas casi todos, eso supone una demanda de empleo directo aproximada de 1.250 trabajadores además de los empleos indirectos generados, que en su mayoría que llegarán desde fuera de la isla, y demandarán al llegar una vivienda, asistencia sanitaria, colegio para sus hijos o uso de servicios e infraestructuras públicas. Y eso supondrá, más demanda de transportes, más consumo de energía y agua, más presión sobre la gestión de residuos y depuración de aguas residuales, etc.

¿Y qué ganarán los actuales habitantes de Lanzarote, como un administrativo, un empleado de una gasolinera, o de banca, o de una farmacia, o un camarero, o un fontanero, o un taxista, con esos nuevos hoteles?

Absolutamente nada. 

¿Y que perderán?

Perderán calidad de vida: saturación de servicios públicos como ambulatorios, hospitales o colegios. Más atascos de tráfico. Más ruido y contaminación. Más deterioro del territorio y de las costas…

¿Y quienes ganan? Muy sencillo, ganarán los que construyen los hoteles y los que le dan la licencia: A estos les importa una higa que en Canarias haya cada día más pobreza, más marginación social, más destrucción de nuestro patrimonio, más masificación, mayores desigualdades sociales, peor sanidad y peor educación, más degradación de nuestro territorio y nuestras costas, porque como dicen los americanos, “business are business”.

PONGAMOS QUE HABLAMOS DE EL CONGO

Pero imagínense Vds. por un momento, la situación de El Congo en la primera mitad del Siglo XX: Unas tribus primitivas y medio salvajes, sobrevivían en la selva ajenas a las ventajas del progreso y la civilización. De pronto llegan unos colonos, y descubren que en aquellas tierras hay oro y diamantes. Les regalan algunas baratijas a los jefes de tribu y reyezuelo de turno, y consiguen que les den licencia para explotar esa riqueza.

De pronto, la civilización comienza a entrar en la selva: llega maquinaria que hace carreteras por donde antes era una selva intransitable; instalan grupos electrógenos para producir electricidad; construyen almacenes, oficinas y viviendas para los colonos; colocan unos palos por los que pasa unos cables, para poder hablar a distancia con unos aparatos; hacen depósitos de agua potable para poder tratarla y evitar enfermedades… en resumen, la “civilización ha llegado a la selva”.

Pero es que además, los pobres congoleños que antes iban descalzos por la selva y medio desnudos tratando de cazar algún animalito o coger algunas frutas para poder comer algo ese día, ahora trabajan para los colonos, van vestidos y con unas botas para evitar cortes y picaduras en los pies, y además, les dan unas monedas todos los meses, con las que pueden comprar comida, ropa y baratijas en las tiendas que han abierto los colonos, y para colmo, hasta disponen de un botiquín con un enfermero, en el que les atienden cuando tienen algún pequeño accidente o una enfermedad sobrevenida, con medios y medicinas que no estaban al alcance de sus hechiceros. ¡Ha llegado el progreso para nuestras gentes! Decía el pregonero de turno del reyezuelo.

Pero algún congoleño más avispado, que además ha viajado, se da cuenta de que los colonos se llevan el oro y los diamantes para Bélgica, donde han amasado increíbles fortunas, y a los congoleños solo les quedan pagas miserables y progreso aparente, salvo el reyezuelo, al que le han regalado un palacete en París y le pagan sus caprichos. 

Ese congoleño avispado, le dice a sus paisanos que están siendo explotados, que las riquezas de su tierra se las llevan los colonos casi gratis, y a ellos solo les quedan pagas de miseria, y destrucción y contaminación de su selva. Pero los cantamañanas del reyezuelo le contestan que está muy equivocado, porque los colonos han traído la civilización y el progreso, y sin ellos estarían en taparrabos apartando lianas para poder avanzar por la selva.  Y después, matan al congoleño avispado.

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PONGAMOS QUE HABLAMOS DE CANARIAS

Pues este ejemplo puede darnos una idea de lo que está ocurriendo en Canarias: Nuestro oro y nuestros diamantes, son nuestro clima, nuestras playas, nuestro sol y muestra naturaleza. Los lobbies turísticos venden en Londres, Frankfurt o Estocolmo nuestro sol, nuestro clima, nuestras playas y nuestra naturaleza, con la sola condición de que se hospeden en su hotel…  y a ellos les sale gratis. ¿Se dan cuenta donde está el negocio?

Pero es que, además, el mantenimiento y limpieza de nuestras playas, la vigilancia y cuidado de nuestros espacios naturales, la construcción y conservación de senderos y de vías de comunicación, lo pagamos nosotros con nuestros impuestos. Pero los turistas vienen y lo disfrutan gratis. ¿Habrá disparate mayor? ¿No se preguntan ustedes, por qué los políticos gobernantes se oponen a crear una tasa turística?

Bután es un país del Himalaya, muy atractivo para los turistas por los paisajes, cultura ancestral, bellezas naturales, reservas de vida silvestre, palacios y monasterios budistas cargados de historia… Pues bien, si usted quiere hacer un viaje turístico a Bután además de pagar billetes aéreos, estancia en hoteles, comidas y demás, deberá pagar una tasa turística de cien dólares por persona y noche. Si, han entendido bien, cien dólares por persona y noche.

Sin llegar a las cifras de Bután, en Honolulu los turistas pagan una tasa de 48 dólares diarios por persona; en Venecia, 5 euros por entrar en la ciudad y otros 5 euros por día al pernoctar en un hotel; en Roma, 10 euros por persona y día; en Barcelona, 7,50 euros por persona y día; en Mallorca, 5 euros por persona y día, y en Ámsterdam, por ejemplo, 11 euros diarios a los turistas que van en un crucero y hacen escala en su puerto. ¿Y en Canarias? Gratis total.

Imagínense que en Canarias, como en Bután, se estableciera una tasa turística de cien euros por persona y día. Sabemos que con la legislación vigente sería inviable, pero puestos a imaginar, ¿Qué ocurriría? Tendría un efecto disuasorio sobre los turistas “de alpargata”, como le llamamos a los turistas pobres que vienen con todo pago, a tomar sol, comer hamburguesas y beber cerveza, y entonces, en lugar de recibir 17 millones de turistas, recibiríamos solo 10 millones.  ¿Cuáles serían las consecuencias?

Que en Canarias se recaudarían … ¡Mil millones de euros en tasas turísticas! Con lo cual se podrían mantener como un palmito, todos nuestros espacios naturales, nuestras playas, nuestras carreteras…

Pero es que además como vendrían menos turistas, habría menos presión sobre el territorio y sobre nuestras costas, menos generación de residuos, menos contaminación, menos atascos… en resumen, mejoraría las condiciones de vida de los residentes en estas islas. Pero sucede que estas políticas que estamos sufriendo no están al servicio de los canarios, sino al servicio de los lobbies turísticos y de los depredadores del territorio, y lo que les interesa es que vengan cada vez más turistas, y construir cada vez más hoteles.

Les pongo un ejemplo: En Fuerteventura se han construido dos hoteles en el espacio natural de las Dunas de Corralejo, que además han ampliado ilegalmente, por lo que está en marcha un procedimiento de caducidad de la concesión y demolición de los mismos. Y también se ha construido un hotel en Playa Blanca, Lanzarote, el Sandos Papagayo, en parte sobre dominio público y marítimo terrestre. Y en Arguineguín, Gran Canaria, hay un pequeño puerto del que se sirve una fábrica de cemento, a la que le vence la concesión. 

¿Y saben ustedes, porque los que se autodenominan nacionalistas, tienen tanto afán en recuperar totalmente las competencias en costas? ¿Para defender a todos los canarios y a nuestro patrimonio marítimo y terrestre? Pues no, para defender a Iberostar, y legalizar los hoteles de las Dunas de Corralejo; para defender a Juan Vicente Ferri Guardiola y legalizar el Papagayo Sandos; o para echar a la fábrica de cementos del puerto de Arguineguín, una industria que es la única fábrica de cemento de Canarias, y construir en su lugar un puerto deportivo y un resort turístico de lujo. Para eso quieren los seudonacionalistas las competencias en costas.

PONGAMOS QUE HABLAMOS DE EL HIERRO.

Parafraseando a Larra, hoy, hablar de El Hierro, es llorar. 

Ya que estamos hablando de turismo, en el vigente PIO de nuestra Isla, se preveía el desarrollo de polos turísticos con un crecimiento moderado y acompasado a la capacidad de carga del territorio. Pero la miopía e ineptitud de algunos políticos, que decían que en su municipio, en lugar de un hotel agrupando varias parcelas, había que permitir que los propietarios de una parcelita pudieran construir una casa de dos plantas, para tener el garaje en la primera planta, la vivienda en la segunda, y el palomar en la azotea, unido a la falta de desarrollo y actualización de los planes generales de ordenación del suelo, y a algunos bloqueos de iniciativas privadas de hoteles o resorts turísticos, bloqueos promovidos por determinados intereses, pues hemos llegado a donde estamos: convirtiendo cuartos de aperos o cuadras de ganado, en viviendas de alquiler vacacional. ¡Viva la Pepa! Decían los gaditanos, hasta que Fernando VII los mandó a callar o a matar.

La Ley del Suelo y la Ley de Las Islas Verdes, en su exposición de motivos, decían que trataban de permitir el desarrollo económico y social del suelo, así como agilizar la tramitación de licencias o procedimientos de autorización relacionados con el territorio. ¡Que bonito si fuese cierto! 

La verdad es que lo que han provocado es más inseguridad jurídica, atascos monumentales en procedimientos administrativos… y favorecer a los de siempre: El interés de unos pocos por encima del interés general, que es un pobre huérfano.

Veamos el caso de nuestra isla: El Cabildo Insular de El Hierro, acogiéndose a la Ley de las Islas Verdes, ha aprobado y declarado de Interés Insular recientemente, la construcción de treinta villas de lujo en suelo rústico de protección agraria en Frontera, que ha estado destinado a cultivo intensivo de plataneras.

Curiosamente, unos cincuenta herreños, según algunas informaciones, han solicitado, acogiéndose a la citada ley, licencia para construir una vivienda vacacional en terreno de su propiedad. Ni una sola autorización ha sido concedida.

Sin embargo, si se concede una, para que un particular, que tiene una finca rústica que podría tener un valor de mercado de 300.000 euros, pueda venderla, gracias a su recalificación, en dos millones de euros. ¡Un pelotazo de libro! Que diría la fiscal María Farnés. 

Realmente, esta operación no es de “interés insular” para los herreños, es de interés para los que dan el pelotazo. Por cierto, esta propuesta fue aprobada en El Cabildo Insular con los votos en contra de Asamblea Herreña y de IUC.Reunir Canarias, y los votos a favor del PSOE y de AHÍ, que, por cierto, está en la oposición. Bueno, aquí también, como dicen los americanos, “business are business”. Ustedes me entienden, ¿No?

En el camino de la historia: Llegar a una persona

Por Juan Jesús Ayala.

Se puede llegar de diferentes maneras, tanto por su proyección profesional, como por su dedicación imparcial pero efectiva a la política, o por su trayectoria intachable pensando en la colectividad como fin prioritario, por su disposición argumental e intelectual abriendo espacios de conocimientos que permanecían, más que ocultos, ignorados, aunque nuestros pasos nos guiaban de forma imperceptible  atraídos por su extraordinaria y decisiva influencia.

También nos encontrábamos con comentarios de otros que dedicados a su memoria o a su actividad nos llegan cargados de páginas en los libros de su historia  porque bajándonos los capítulos de los recintos donde guardamos lo imprescindible  aparecen como personas que influyeron hasta en el espacio íntimo de muchos con   abnegación y responsabilidad.

Son los maestros de todas las épocas, desde  la infancia, de la adolescencia, de la Escuela, la Academia, el Instituto, la Universidad, de las salas de disección con aquellos cuerpos sin vida, pero que seguían siendo fuente de conocimientos para los que teníamos de seis cursos, dos dedicados a prácticas anatómicas; de los quirófanos para que los alumnos ante anfiteatros plenos de luminosidad   observaran como se intervenía con manos quirúrgicas sobre  órganos que había que aliviar haciéndolo con pericia y maestría impecable, impartiendo a la vez  enseñanzas  de  altísimo nivel.

Lo mismo que en las salas de Medicina Interna, donde la sabiduría no cabía más en aquellos profesores que desplegaban diagnósticos y tratamientos con una certeza bien estudiada y altamente experimentada.

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Y en el discurso, en la oratoria que transitaban por las tribunas de Ateneos y Academias donde sobresalían sus atinados argumentos que echaban para atrás las falsedades de otros qué encogidos pronunciaban frases que si tenían algo de enjundia no era más que disonancia y  carencia de significantes fuera de tono.

Llegábamos porque lo esperamos siempre, con una dedicación  imparcial porque de sus tinos y reflexiones no salían cuentos,  no eran páginas en blanco, los renglones de sus letras eran esperadas porque apoyándonos en ellos llegaríamos al libro, a la enciclopedia, al texto publicado desde la cátedra de medicina o desde las tribunas de la filosofía que no tenían por qué estar en desnudas paredes adornadas con  tapices multicolores; solo bastaba para encontrarnos los mapas del mundo, las laminas en las que abundan inscripciones o figuras con fines formativos y didácticos de un aula donde los estilos que pudimos aprender eran cercanos, diferentes, pero  dentro de la misma categoría, universal, rompedora de atavismos, impulsora y plenas de conquista de los conocimientos que fueron cimentando personalidades que se construyeron a través de sus empeños insobornables luchando en contra de enemigos cargados de envidia, plenos de ignominia y al borde de un cicaterísimo intelectual depredador.

Para llegar a una persona son múltiples los caminos que se pueden desandar,  también los deseos, la suerte de tenerla, pero, sobre todo, debe  estar por encima de cualquier consideración, el respeto, del que se hizo  acreedor y en esa tesitura    hay personas de las que siempre se tuvo la necesidad de llegar y si se llegó podemos decir que el triunfo fue reconfortante porque  sin ellos  sería difícil romper  tramas, acercar posiciones; y cuando hablo de triunfo lo hago del más lineal y creativo que existe: ser partícipes de sus decisiones y enseñanzas; y ya que tuvimos esa oportunidad, no haberlos esquivado mirando para otro lado.