Opinión

Reflexión sobre los Intereses que Mueven a la Sociedad: Un Llamado a la Equidad

Por Isidro Padrón Armas.

La historia de la humanidad ha estado marcada por el conflicto entre los intereses de distintos grupos sociales. Desde la antigüedad, los poderes teocráticos, las dictaduras y los absolutismos han defendido sus propios intereses, a menudo a costa de la mayoría. En tiempos más recientes, los intereses de los poderes burgueses, surgidos tras la Revolución Francesa, han continuado esta tradición de anteponer el beneficio propio al bienestar colectivo. La explotación de mano de obra barata y el pago mínimo de impuestos han sido pilares fundamentales de los sistemas que favorecen a los poderosos, quienes durante siglos han justificado prácticas como la esclavitud y la servidumbre. Hoy, aunque en una forma diferente, podemos ver cómo los asalariados luchan por condiciones de trabajo dignas, pero muchos se ven atrapados en un sistema que aún favorece a los pocos, manteniendo una estructura de desigualdad que puede llegar a ser tan opresiva como la esclavitud misma.

La reflexión de Claparède sobre los motores que mueven al hombre—el interés o la necesidad—resuena profundamente en el contexto actual. Los grupos conservadores y de derecha, tradicionalmente vinculados a la defensa de los intereses económicos de la élite, se oponen a políticas públicas que favorezcan una sociedad equitativa en áreas como la sanidad, la educación y los servicios sociales. Su posición parece clara: no desean invertir en una sociedad que garantice el bienestar de todos, pues ellos tienen la suficiente capacidad económica para garantizar su propia estabilidad mediante el acceso a servicios privados de alta calidad. Esto no solo perpetúa la desigualdad, sino que refuerza la idea de que la riqueza debe concentrarse en manos de unos pocos, mientras el resto de la población queda atrapado en un sistema económico que les deja con lo mínimo.

Por otro lado, están los asalariados, que también defienden sus intereses. En este caso, luchan por condiciones laborales dignas, mejores salarios, planes de pensiones más robustos y un sistema educativo de calidad que permita a sus hijos un futuro más prometedor. Sin embargo, esta lucha no siempre es fácil, y a menudo se enfrenta a la resistencia de quienes, en lugar de velar por el bienestar colectivo, buscan maximizar sus propios beneficios.

Un aspecto que no podemos dejar de lado es la manipulación ideológica que algunas figuras políticas ejercen sobre la población. Los "caballeros de la metafísica", como los llamo, se suben a los púlpitos de la política para incitar al voto a favor de la derecha, utilizando argumentos moralistas sobre temas como el aborto o el divorcio. No obstante, cuando la derecha ha estado en el poder, no ha derogado estas leyes, lo que demuestra que estos temas son utilizados solo como cortinas de humo para desviar la atención de lo que realmente está en juego: los intereses económicos de unos pocos. 

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Además, el nacionalismo, aunque en apariencia una defensa de los territorios, no es sino una manifestación de un modelo feudal moderno. Al igual que en la Edad Media, el nacionalismo busca fortalecer los intereses particulares de grupos dentro de un mismo país, y lo hace a costa del bien común. Esta fragmentación de intereses solo perpetúa la desigualdad y fomenta la polarización social.

En este sentido, me gustaría proponer una reflexión filosófica que, aunque simple, resulta fundamental: la virtud está en el término medio. Aristóteles nos enseñó que la sabiduría reside en encontrar el equilibrio. También, el Génesis nos advierte sobre los peligros de caer en los extremos, y la sabiduría popular nos recuerda que ni tanto ni tan poco. Un equilibrio entre los intereses de unos y otros es clave para lograr una sociedad armónica y estable.

Un desequilibrio profundo en la sociedad no solo es moralmente injusto, sino que también es peligroso. ¿De qué sirve que unos pocos vivan bien si la mayoría vive en pobreza, inseguridad y desesperanza? Si permitimos que solo unos pocos disfruten de una vida próspera, corremos el riesgo de generar un caldo de cultivo para la violencia y la inestabilidad social. El futuro de nuestras sociedades no debe basarse en la prosperidad de unos pocos, sino en el bienestar colectivo.

Es por esto que defiendo un modelo socioeconómico que garantice una. Sanidad, una educación y unos servicios sociales de calidad para todos. El futuro de nuestros hijos e hijas, de mis vecinos, de toda la sociedad, solo puede estar asegurado si todos tenemos las mismas oportunidades para prosperar. Como bien decía el filósofo, si todos los niños y niñas están preparados, el futuro de mis hijos será mucho más seguro que si solo unos pocos tienen acceso a una buena educación.

Es incomprensible que personas que dependen del Estado, como los inspectores de hacienda, apoyen modelos económicos de derecha. ¿Cómo puede alguien que depende del bienestar colectivo apoyar un sistema que favorece a unos pocos y deja al resto desprotegido? La única explicación posible es que existe una "prostitución política" o una "castración cultural” que nubla el juicio de muchos. Los partidos políticos, en su esencia, deberían ser organizaciones sociales al servicio del bienestar colectivo, para poner en marcha proyectos que beneficien a la mayoría.

En conclusión, con mi voto apoyo los modelos que defienden la socialdemocracia, porque creo en un sistema que equilibre los intereses de todos. Es hora de dejar atrás las ideologías que favorecen a unos pocos y apostar por una sociedad justa y equitativa. Solo así garantizaremos un futuro en el que todos tengamos la oportunidad de prosperar.

En el camino de la historia: La hospitalidad y sus ritos

Por Juan Jesús Ayala (Filósofo).

La hospitalidad desde tiempo inmemorial ha estado sometida a sus ritos, así el filósofo Jacques Derrida  reconoce en su modelo teórico dos tipos de hospitalidades; la restringida la cual se confiere esperando algo a cambio y la generalizada que es la que buscan los inmigrantes aunque rayando en la utopía desde que se considera  la hospitalidad como elemento ideológico de control del extranjero.

Los actos violentos sucedidos en Torre-Pacheco se acercan al modelo de Derrida  donde determinadas fuerzas políticas pretenden reforzar su marchamo ideológico  con un énfasis exacerbado que va más allá de lo asumido por el respeto debido a las relaciones  de convivencia.

De ahí que la inmigración como fenómeno sociológico-político se haya convertido en una de las máximas preocupaciones del mundo occidental, difícil de abordar y adecuar una solución satisfactoria dada la cantidad de variables que en el incide.

Se pregona sin ningún tipo de ambages que los países receptores de inmigrantes deben poner cotas y frenos a esta marea humana, lo que es ir contra corriente, puesto que una de las características indelebles e indestructibles de la especie humana, el sedentarismo, no es precisamente una de sus condiciones  genéticas, ya que camina, salta fronteras y  conforma países.

Y si en África se sitúa la aparición de la especie donde se erigió el primer hombre, imaginemos la cantidad de encuentros que se han producido para ir determinando las diferentes culturas. Fue la inmigración la que favoreció el nacimiento de los pueblos como también lo que se tuvo entre las cuerdas para evitar la aculturización  y trasvase de valores.

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Cualquier acontecimiento inmigratorio ha generado conflicto y a pesar de leyes y más leyes de extranjería continúa generándolo, por lo que el egoísmo de grupo  y la xenofobia son constantes antropológicas culturales muy anteriores a otra forma social de convivencia

Y ahí se tendrán que aplicar políticas que enaltezcan la dignidad humana y no  caigan en el disimulo actuando como parches en  saco roto que se ha ido gestando a lo largo de los años que puede  definir a  ciertos grupos como clanes de poder donde el forastero tiene a veces una condición donde los ritos de la hospitalidad  se violentan condicionados por  el trapicheo  y negocio de la inmigración poniendo en duda quienes hoy son forasteros a los que debemos hospitalidad.

Se ha dicho hasta la saciedad que todo ser humano debe considerarse como ciudadano del mundo, y dicho así, como paradigma  es tambaleante  porque el mundo con todos esos ciudadanos que tanto dicen quererse y amarse no  han dejado  jamás de guerrear unos contra otros haciendo del planeta un cementerio del horror.

Por tal motivo hay que profundizar tal como ha propuesto, Adela Cortina  catedrática, en estos momentos Emérita de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, por una teoría capaz de convertir el conjunto de la humanidad en una comunidad basada en la solidaridad donde nadie quede excluido, o sea merodear siquiera en los aledaños de lo utópico, ya que  estando ante  una globalización económica, "bregar  por una globalización ética, por la mundialización de la solidaridad y la justicia es la única forma que en una comunidad humana quepan todas las personas y todas las culturas humanizadoras”.

En el camino de la historia: Ceferino Sánchez,  en la memoria

Por Juan Jesús Ayala.

Cuando avanzas por los caminos de la vida te encuentras con cierta insistencia con los que ya no están; no están en el saludo, en las conversaciones, en las risas,  pero continúan en el espacio donde se guardan las grandes personas, los amigos de siempre, que ahora la memoria revitaliza.

Y allí, en la trasera, en el patio del también recordado Bar Armiche de don Isidro  Padrón y de Santiago Gutiérrez, un día, sin esperarlo, Ceferino, nos convoca para enseñarnos unos guantes de boxeo, los suyos, y otros que tenía para distribuirlos  en los “púgiles” del momento que ante Ceferino éramos simples marionetas sin llegar  a la categoría de sparring en los que  destacábamos mi primo Ramón, Pepe Reboso, Manolo Trujillo, Antonio Pita, Raúl Álamo, Fernando Ribera, Leopoldo, Vicente Plasencia. En definitiva, chicos entre 15 y 18 años.

En aquellos años no había muchas distracciones para la juventud, todo se desarrollaba en las fiestas donde se acompañaban con enfrentamientos de lucha canaria entre los pueblos, donde siempre destacaban los luchadores del Pinar, así como los bailes que por su proximidad eran los de El Mocanal con los que íbamos de Valverde teníamos muy buena sintonía, que además, de amistad fue en algunos  casos agrandándose en el tiempo.

Los bailes en los casinos del Norte tenían sus Estatutos por los que había que respetar los turnos establecidos para los solteros, para los casados y para los forasteros; pero a veces no todo iba como   estaba escrito  y en algún despiste a veces intencionado y otros  por ignorancia de los que allí estábamos, se da la circunstancia que uno de nuestros amigos se equivoca de turno y al bajar a la  cantina  se comenta que la que había  invitado  a bailar tenía novio el cual muy enfadado se dirigió a nuestro amigo poniéndole la mano en el hombro  con el afán de recriminarnos, pero cuando se enteró de que entre nosotros estaba uno que practicaba el boxeo todo quedó en sumar una nueva amistad, ya que entendió perfectamente el fallo cometido.

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Ceferino en su oficina de los bajos del viejo Cabildo junto a Policarpo Díaz y a Mateo García, posteriormente en la estancia en Venezuela y regreso para estimular las charlas en el Tamaduste en el bar de Pujol donde recordamos tiempos pasados;  que en el baño de las doce en el Río se asomaba  al muro frente a la terraza de los Padrones para decirnos, hasta luego, ya que se iba dispuesto a almorzar.

Mucho hablamos, desplegando recuerdos que se encontraban en el camino de  nuestra historia común refrendada por el entusiasmo de una juventud que deseaba  aprender fuera lo que fuera aunque alguna que otra vez recordáramos los golpes que nos tenía guardada la vida a excepción de los amagos propiciados por sus guantes de boxeo.

Ceferino Sánchez, amigo, siempre en la memoria de la isla y en la de los que te conocimos. Como otros que despiertan la gratitud del recuerdo de la buena gente.

Crónicas pretéritas: Carta al párroco D. Jose Manuel, con motivo de su traslado a Valle gran Rey en la isla de La Gomera

Por Donacio Cejas Padrón.

En el programa de las fiestas del verano, aparece una carta de nuestro párroco en la cual se despide de nuestro pueblo, de todos nosotros sus amigos y feligreses, después de haber ejercido su misión sacerdotal por algo más siete años, al mismo tiempo nos pide que le demos el mismo afecto y consideración a su sucesor, según me adelantan un sacerdote de procedencia venezolana y que ha estado ejerciendo en un pueblo de La Palma, así lo haremos naturalmente, siempre ha sido costumbre muy arraigada en nuestro pueblo  el ofrecerle a los párrocos que  vienen a ejercer su ministerio entre nosotros, todo nuestro apoyo y nuestros afectos, para que se sienten estimados, respetados, y considerados.

He tenido la suerte de conocer a todos los párrocos que  han atendido nuestra parroquia desde el año 1950 para acá, el primero que recuerdo es al Padre Carlos, un hermano Carmelita y creo poder opinar que todos, al marcharse se han llevado de nuestro pueblo los mejores recuerdos, destacaría entre todos ellos, a D. Jose Segura Ojeda, que ejerció casi diez años aquí, y seguramente por haber vivido tantos años en Frontera, - el que más tiempo ha estado-  y  por  otras características de su persona,  opino yo,  que es  el que más honda huella positiva dejó al marcharse, pues además de integrarse plenamente con sus  vecinos,  y por su  espíritu emprendedor e innovador dejó obras de gran trascedencia para el pueblo, como la construcción del nuevo campanario inaugurado el 22 de agosto de 1957 con  dinero enviado desde Cuba por D. Matías Castañeda Padrón, entonces emigrante herreño afincado en Matanzas, y que después sería Presidente de El Cabildo de El Hierro durante más de diecisiete años, También se construyo el aljibe para almacenar agua para la Casa Parroquial, se puso el nuevo pavimento del templo, se  trajeron nuevas imágenes  como El Nazareno, se pusieron los nuevos bancos de La Iglesia, etc. Trajo el futbol a nuestro pueblo formando tres equipos de futbol, El Candelaria, El San Lorenzo y El San  Fernando. Compuso varias canciones  referidas a nuestro pueblo, entre ellas seguramente la más recordada, de La Altura Jinama, para Las Puntas me voy,  y algunas otras, que todavía se recuerdan y se cantan.

Ahora nos toca despedir a otro párroco D. Jose Manuel, que marcará y hará historia en nuestra parroquia y en nuestro pueblo, llegó aquí jovencito, a ejercer de párroco por vez primera, y desde los primeros momentos supo integrarse sabiamente con sus vecinos, seguramente nadie como él ha logrado una identificación plena con todos los que hemos tenido la suerte de conocerlo, su labor  religiosa ha sido fecunda y muy positiva,  singular y casi única, todos los vecinos y muy especialmente los niños y la juventud  se han hecho sus amigos, ejerció de docente  algunos cursos, y ello seguramente influyó también para intensificar su relación con ellos, ha desplegado una labor callada, pero muy intensa atendiendo a los inmigrantes, ha sabido atender a los más necesitados del pueblo, ha logrado una relación maravillosa con las autoridades locales e insulares,  como su obra cumbre más significativa en el  aspecto social y económico  seguramente será el nuevo salón parroquial a punto de ser inaugurado, que viene a satisfacer una necesidad imperiosa de nuestra parroquia, por muchos años solicitada, y por la cual se le recordará de una manera muy especial.

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Como sé que a nuestro párroco no le gustan las lisonjas, no me extenderá más sobre este aspecto, pero si recordarle que deja en nuestro pueblo una huella que nunca se extinguirá, aquí deja su querida Parroquia de Candelaria, y deja una legión de amigos que le abrirán  sus puertas generosamente cuando sus ocupaciones le permitan visitarnos,  deja a su cocinera y amiga María en Los Mocanes, que con tanto cariño lo ha recibido diariamente en su casa para comer, deja a Nicolasa su amiga del alma a la incansable Conchi, deja a  Elsa su colaboradora constante,  y a tantas y tantas amigas y amigos, y en mi casa le extrañaremos especialmente en  las comidas familiares del Día de Candelaria, pues con mucho gusto desde hace ya varios años  le hemos sentado entre nuestros hijos y familiares como uno más,... así es la vida.

Hemos tenido la suerte que compartir amistad con sus padres, que igualmente que Vd. se han ganado el cariño de todos  nosotros, y que nos gustaría verlos algún día por aquí.

Que Dios le proteja y le ayude en su nueva tarea en La Gomera, seguro que su labor allí será igual de positiva y que se ganará el cariño de sus nuevos fieles. Dios lo quiera

Por último, solo nos queda invitarlo a nuestras casas, que siempre estarán abiertas sus puertas para usted y su familia y donde tendrá muchas camas donde acostarse.

Me vienen  a la memoria unos versos de la poeta venezolana María Lourdes Devonich, que le

oí pronunciar hace muchísimos años:

Cuando  un amigo se va,

queda un espacio vacío,

que no pueden llenar,

ni todas las aguas de un río.

El Ayuntamiento de Valverde agradece una Bajada 2025 inolvidable

Por Carlos Brito.

Agradecimiento del Alcalde del Ayuntamiento de Valverde, Carlos Brito, tras la LXXI Bajada de la Virgen de Los Reyes 2025.

Ha sido una celebración marcada por la emoción, la fe y el respeto. Una muestra de lo que somos cuando caminamos juntos: un pueblo unido, generoso y comprometido con sus tradiciones.

Gracias a quienes caminaron, a quienes cuidaron, a quienes protegieron, organizaron, limpiaron, acompañaron y trabajaron, desde todos los ámbitos, para que esta fiesta saliera como salió: con alma, con orden y con sentido colectivo.

“Queremos hacer una mención especial al personal del Ayuntamiento de Valverde, cuya labor fue tan encomiable como cercana”, afirmó el alcalde, Carlos Brito. “Su entrega, coordinación y espíritu de equipo con esta corporación municipal han sido fundamentales para que todo funcionara como debía”. También extendemos nuestro agradecimiento a los agentes de Policía Local trasladados desde otros municipios de Canarias, que con profesionalidad y compromiso reforzaron la seguridad durante esta fiesta. Detrás de cada detalle hubo un esfuerzo conjunto, silencioso y eficaz, que merece todo nuestro reconocimiento. 

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Gracias también a quienes cedieron sus terrenos y solares para facilitar el desarrollo de la fiesta, y a las empresas colaboradoras, cuyo apoyo desinteresado contribuyó a que todo saliera adelante con generosidad y buen hacer.

Gracias también a quienes celebraron desde la sombra, desde la puerta de su casa o incluso desde lejos, con el corazón puesto en la Virgen de Los Reyes y su camino.

Y si en algo hemos fallado, lo asumimos con humildad. Tomamos nota desde ya para mejorar de cara a la próxima Bajada de 2029. Porque Valverde y El Hierro han estado - y estarán - a la altura de lo que somos.