Opinión Juan Jesús Ayala. 

En el camino de la historia: Apellidos catalanes en El Hierro en el siglo XIX. (Gost, Blanich y Ribera)

Por Juan Jesús Ayala.

En el acontecer de la historia de la isla a lo largo del siglo XIX, tres ilustres catalanes dejaron en la memoria colectiva que sus apellidos fueran trasmitidos en generaciones siguientes; apellidos que por su propia dinámica familiar actualmente están extinguidos a excepción del Ribera.

Don José Gost y Martí, natural de Barcelona llegó a la isla para desempeñar su profesión de médico municipal, siendo en aquella época, a mediados del siglo XIX, el único profesional que existía en la isla  con una dedicación plena, donde muchas veces ni cobraba por su trabajo aparte de poner en riesgo la vida en las graves epidemias del momento como la brucelosis o la tifoidea que llevó a la  tumba a enfermos que las padecían.

Contrajo matrimonio en julio de 1859 con doña María del Pilar Fernández Salazar y Ascanio, que había heredado de sus padres grandes propiedades, entre ellas una gran finca en la parte norte de la isla que abarca la zona de Erese y  Guarazoca  denominada  “Charco de las Cabras”.

Uno de sus hijos, José Gost Fernández, fue delegado del Gobierno desde 1931, hasta su fallecimiento en 1933, con lo cual esta finca pasó a sus únicos herederos Luis y Coloma.

Y más adelante, en el año 1948 su nieto Luis Gost Fernández es nombrado  delegado del gobierno hasta su fallecimiento a consecuencia de un infarto de miocardio en las oficinas de la delegación, el 31 de agosto de 1951, por el disgusto al enterarse por Matías Fonte que jable arriba le dio la noticia del trágico accidente del Tamaduste.

Multitienda Frontera pie

Su muerte motivó que la finca se vendiera a un propietario del norte de la isla, ya que allí veraneaban los dos hermanos y ante  el fallecimiento de don Luis  y más tarde de su hermana Coloma, el apellido desapareció de la isla.

José  Blanich Cumellas desde Cataluña, natural de Vic, por haber participado en  episodios políticos de la primera guerra carlista, se le confinó en Canarias y en Tenerife contrajo matrimonio con una herreña, María Antonia Ayala, en 1839. Una hija de este matrimonio, María Dolores  Blanich casó en1858  con Pedro Miguel Ayala Pérez-Guadarrama, que fueron los padres de mi abuelo Sebastián Ayala Blanich.

José Blanich, en 1859- 63 fue segundo teniente alcalde durante la alcaldía de Domingo Espinosa Armas; luego ocupa la primera tenencia de alcaldía donde se comenzó a tramitar el expediente para la construcción del cementerio de Frontera cuyos vecinos hasta entonces tenían que trasladarse a la villa y por caminos angostos y escarpados para enterrar a sus muertos.

Durante 1865 y 1866 fue alcalde y tuvo que resolver un conflicto de envergadura cuál fue el reparto de tierras comunales para el ganado, así como la intención de suprimir la única escuela pública que había en Azofa.

Como en esa fecha los jueces eran visitadores que se desplazaban desde Tenerife para resolver asuntos; no se había nombrado por la isla ningún juez letrado, pues eran los alcaldes los que seguían dirimiendo las cuestiones judiciales de poco calado. Hasta que más tarde ya se nombra como el primer juez municipal del Juzgado que se fundó en el Hierro en 1872 alejado del poder de los alcaldes a José  Blanich Cumella.

Lo cierto que actualmente el  apellido Blanich de aquel catalán que apareció  como deportado desde Barcelona; lo mismo que el Gost las diferentes uniones matrimoniales hicieron que se quedaran  ausentes en el devenir de la isla. Sin embargo, el único apellido que queda actualizado y vigente es el de Ribera.

Ramón Ribera Cumella fue un militar catalán natural de Barcelona que fue deportado a la isla por motivaciones de las guerras carlistas que contrajo matrimonio en El Hierro con doña Felipa González Quintero que en 1867, tuvieron un hijo, Ramón Ribera González que fue Consejero fundador del Cabildo y concejal del ayuntamiento de Valverde que se casó con María Reyes Espinosa Ayala, en 1902 que a su vez era  hija de Sinforosa Fermina Ayala Blanich nacida en 1859 que casó en 1878 con Francisco Espinosa Barreda.

En definitiva que aquellas personas procedentes de Cataluña y que reiniciaron una nueva andadura en la isla, bien se merecen que, de vez en cuando, se traigan a la memoria.