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Por Juan Jesús Ayala.

Comentaba hace algún tiempo con un amigo herreño que su abuelo un día le había manifestado el misterio que encerraba el majano y que era depositario de ciertas timideces emocionales y de conversaciones amorosas que se debían mantener, pero que la falta de comunicación en aquel tiempo y como los encuentros no eran muy propiciatorios había que recurrir a algún tipo de argucia o simbologia que según su posición en la torreta de piedra tenía un mensaje u otro.

Y aconteció que cuando su abuelo estaba desesperado por la ausencia de contestación sobre el enamoramiento con la que fue su abuela, llegó un momento que la recibió a través del majano porque sabía traducir la seña que había encontrado en el camino, camino que transitaban ambos muy esporádicamente.

Y fue que en aquel apilamiento de piedras, que generalmente eran de cinco amontadas unas sobre otras, si se encontraba una sexta puesta de canto, significaba que estaba todo resuelto: que el enamoramiento casi furtivo había dado consentimiento a ambos.

Los majanos generalmente era un lenguaje de amores escondidos, de escapadas, reflejos de suspiros que pretendían arrullarse en las emociones del otro; a veces también, traducción de celos, de imposibles y cuando no tretas de amigos, hasta de enemigos, como desafíos de peleas que estaban pendientes.

Los majanos estaban protegiendo y enmarcando un territorio que el que lotransitaba pertenecía al mismo, intuía que había algo que le aguardaba entre las piedras secas o mojadas que tenía que descifrar y siempre era lo que deseaba oír y no podía, lo que necesitaba una contestación y tenía que hacerlo igual: dejando en la torreta de piedras una marca, un papel, una determinada posición, el simulacro de una frustración o el deseo que la noche se difumine y de paso a un amanecer diferente.

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El secreto de los majanos es de dos, no participan en él más que el uno y el otro, solo dos saben de su existencia porque entre ellos lo han fabricado y conocen donde están, en que encrucijada se encuentra.

En una época que la comunicaron era deficiente, había que recurrir a este medio curioso y elegante, donde desde el artificio de los majanos se cantaban las verdades, se rompían amores y se daban besos las piedras como la mejor metáfora de la impaciencia y del deseo.

Los majanos en la isla de El Hierro son una de las claves que se utilizó para revivir leyendas, para emitir llantos, risas o esperanzas encerradas en una marca, en una piedra puesta en aquella o esta dirección. Y sobre todo, es uno de los monumentos sentimentales y emotivos que debe conservar la isla, al menos en su memoria colectiva, de esos angostos caminos hoy ya sin majanos  ni intrigas, como la que me comentó el amigo herreño que si la había atrapado con la vivencia de su recuerdo cuando a su abuelo le comunicaron que el mensaje que espera está en el majano.

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Por Luciano Eutimio Armas Morales.

Cuando mi amigo Albert N. Jackson me dijo que tenía unos papeles que podrían interesarme y si quería me enviaba copia por e.mail, nunca me imaginé que pudieran contener informaciones tan relevantes. Era nada menos que una copia del diario de David Sánchez Morales. Habían transcrito desde su block de anillas con letra minúscula pero con una caligrafía muy clara a formato Word, y me remitiría una copia traducida al español y también copia de algunas páginas de su diario original manuscrito.

David Sánchez Morales había nacido en Tampa, Florida, el 26 de agosto de 1925, del matrimonio formado por José Sánchez y María Morales. Su padre, mexicano de ascendencia española, y su madre, “mulata” de origen cubano, habían emigrado a Tampa en 1920, donde se conocieron y luego se casaron.

 Cuenta David en su diario:

“En mi clase, cuando estudiaba en la escuela estatal de Tempe me llamaban el indio, porque claro, yo era muy moreno, con el pelo ensortijado y ojos negros, y ellos eran casi todos rubios con ojos azules. Notaban además que mi acento era diferente, porque mis padres en casa hablaban conmigo y con mis hermanos en español, y eso al final se nota. Pero, así y todo, yo era el cabecilla de la clase y todos me respetaban, por mis puños y por mi carácter”. 

No cabe duda de que, en este párrafo de la primera hoja del diario, ya comienza a manifestarse de forma embrionaria ese temperamento que le llevaría a ser considerado un tipo duro y con carisma. Muchos años después, ante las jarras de cerveza Budweiser y los vasos con piedras de hielo rellenados con Johnnie Walker Red Label, David Sánchez Morales presumiría de sus hazañas ante sus compañeros que le admiraban y le apreciaban tanto. Sigue relatando:

“Yo nunca fui un estudiante brillante, porque mi carácter me impulsaba a la acción. Con 17 años ingresé voluntario en el ejército y me destinaron a la 101 División Aerotransportado. Con 18 años fui de los primeros soldados norteamericanos en pisar la playa de Omaha, cuando el desembarco en Normandía, bajo la luvia de proyectiles de las ametralladoras alemanas. Era el 6 de junio de 1944. ¡Qué día inolvidable! Y al fin logramos establecer una cabeza de puente”.

“Otra batalla muy dura fue la de Las Ardenas en diciembre de 1944. Formaba parte de la 82 División Aerotransportada y nos lanzaron en paracaídas sobre Bastogne. Allí me hirieron. Un fragmento de metralla se me incrustó en el brazo derecho, pero logramos defender la posición a pesar de las furiosas embestidas alemanas. Me llevaron al hospital y me intervinieron, pero a los treinta días estaba de nuevo en el campo de batalla de Alemania, combatiendo para capturar el puente de Remagen sobre el Rhin”.

“Al final me concedieron la Medalla de Liberación de Francia, por el desembarco en Normandía, y la Medalla y la Estrella de Bronce del ejército americano, por méritos de guerra en la batalla de Las Ardenas. Son, de las condecoraciones que conservo, las que tienen mayor valor para mí. Eran aquellos momentos en que el subidón de adrenalina te hacía perder la noción de la realidad, de que estabas en una fina línea que separaba la vida de la muerte, y solo tenías la obsesión de matar para sobrevivir”.

La personalidad agresiva y disposición a tomar riesgos era proverbial en David, así como su facilidad para conectar con la gente y conseguir confidencias. Y estas cualidades no pasaron desapercibidas para sus superiores, que lo adscribieron a los servicios de inteligencia del ejército. En esa actividad continuó después de la guerra, hasta que en 1951 ingresó en la CIA a instancias de su amigo y compañero Wiliam Harvey, que también había participado en el desembarco en Normandía, había recibido la Cruz de la Legión de Honor por sus méritos en esa batalla, y había ingresado en la CIA en 1947.

El manuscrito a continuación, está como un poco fragmentado y con unas manchas borrosas, como si hubiese caído un liquido sobre estas hojas del block. Quizá un poco de Johnnie Walker. No hay una traducción literal en Word de esta parte porque es ilegible, pero entre líneas o palabras legibles, observo algunas alusiones a Dallas y a Frank Sturgis, un compañero suyo de la CIA.

 Luego el relato continúa:

“Lo del Che Guevara también fue un golpe sonoro. Teníamos claro que había que cortar por lo sano la posibilidad de que lo de Cuba se pudiera contagiar a otros países de América. Me enviaron como jefe de estación a Bolivia dirigiendo servicios de inteligencia y de contrainteligencia, para tratar de capturar al Che Guevara. Facilitamos su localización al ejército. Cuando tras unas escaramuzas fueron detenidos por una patrulla del capitán Gary Prado, pedí que lo llevasen a la escuela de La Higuerita. Allí lo vi a poco de que lo detuvieran. Era un hombre exhausto, enfermo, delgado y decaído. Le di instrucciones a nuestro agente Félix Rodríguez para que lo interrogara. Lo hizo durante dos horas, pero no le sacó ninguna confesión valiosa, solo decía que él luchaba por la justicia y la libertad. El presidente René Barrientos y el general Alfredo Ovando querían matarlo. Nosotros decíamos que no, porque era más valioso para nosotros vivo y derrotado, que muerto y convertido en mártir. Al final ordenaron fusilarlo.”

“Y si en Bolivia tuvimos que cortar el intento de una revolución armada, en Chile teníamos que evitar que se consolidaran lo que ellos llamaban socialismo democrático. Había que impedir a toda costa el efecto contagio, y que ese modelo pudiera incluso trasladarse a Europa en países como Francia o Italia, donde tanto nos había costado impedir que el comunismo llegase al poder”.

“Me enviaron a Chile con diez millones de euros en la valija diplomática. Había que promover y apoyar huelgas, realizar sabotajes y hacer algún asesinato selectivo. Era necesario crear un ambiente y clima de indignación colectiva, en la que viesen al gobierno como culpable de todos los males. La huelga de los dueños de camiones, que comenzó en julio de 1973, fue un éxito total. Provocó el desabastecimiento de todo el país, y abonó el terreno para justificar lo que vino después”.

“Pero, de todas formas, yo creo, modestia aparte, que el golpe decisivo para facilitar el derrocamiento de Salvador Allende en Chile y que los militares tomaran el poder, salió de mis manos. El movimiento Patria y Libertad, fue una creación de ingeniería social nuestra. Nosotros nos infiltramos, lo promovimos y lo financiamos. Fueron también un apoyo muy importante para la huelga de camioneros, y prestaron un gran servicio a su patria cuando, a instancia de nuestros infiltrados, promovieron una manifestación frente al domicilio del capitán Arturo Araya. Les dimos instrucciones de que se manifestaran por la noche frente a su domicilio en la calle Santa Beatriz, 135, segunda planta, provocándole para que saliera al balcón, y que llevaran petardos y algunas armas e hicieran mucho ruido”. 

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“A las 23,30 horas del aquel 27 de julio, yo estaba tras una ventana de la tercera planta de un edificio de enfrente, con el Long Rifle calibre 22 que tan buenos servicios me ha prestado. La calle Santa Beatriz es una calle de un barrio residencial se Santiago relativamente estrecha, y el objetivo lo tenía a unos veinte metros: un blanco fácil”.

“Apunté y disparé con el 22 LR. El proyectil le entró por la frente, por encima de la ceja izquierda, y le salió por la base del cráneo. La muerte del capitán Araya se la atribuyeron luego a los manifestantes de Patria y Libertad que estaban en la calle, aunque al final no condenaron a nadie. El rifle no pudieron localizarlo, porque claro, lo tenía yo. Lo que no pudieron explicar nunca es como un proyectil disparado desde la calle a alguien en una primera planta de un edificio, tiene una trayectoria de arriba abajo en el cerebro”.

“La muerte del capitán Araya fue decisiva para permitir el golpe militar, porque era el responsable de la marina y apoyo clave para Salvador Allende. Le sustituyó el almirante José Toribio Merino, enemigo acérrimo de Allende, lo cual facilitó que la armada se sumara al golpe de Pinochet, que luego le nombró comandante en jefe de las fuerzas armadas.”

El relato autobiográfico de David Sánchez Morales, continúa facilitándonos valiosa información de forma clara y resumida, de algunos hechos de los que teníamos referencias confusas y contradictorias

. Continúa:

“De 1971 a 1975, me desempeñé como asesor de contrainsurgencia para asuntos latinoamericanos del Estado Mayor Conjunto en Washington, D.C. Durante este período viajé extensamente por países latinoamericanos, principalmente Argentina, Panamá, Paraguay y Uruguay. En todas estas asignaciones trabajé directamente con altos funcionarios del gobierno del país al que fui asignado. En todos los casos, mi responsabilidad era asegurar que las políticas del gobierno de Estados Unidos fueran comprendidas y, en la medida de lo posible, coordinadas, apoyadas y ejecutadas”.

Está claro, que este fue el origen de la Operación Cóndor, una campaña de represión política y terrorismo de Estado respaldada por Estados Unidos,​​​ que incluía operaciones de inteligencia y el asesinato de opositores, en países como Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia y Paraguay, promovida oficialmente por Manuel Contreras, jefe de la DINA chilena.

En esos años, David Sánchez Morales pasaba algunas temporadas en su casa de campo entre Phoenix, Arizona, y la frontera con México, que era una base de operaciones, en la que a veces recibía a sus compañeros de la CIA. En una ocasión le visito su amigo Robert Walton, abogado y socio en algunos de sus negocios, y le comentó:

  • Oye, tienes más medidas de seguridad, que las propias agencias de la CIA. ¿Tanto miedo tienes a los mexicanos, que están a mas de una hora de aquí?
  • No, a los mexicanos yo no les temo, a quien temo es a los nuestros.

Por cierto, que esta casa intentaron conservarla con la documentación intervenida en la misma tras el asesinato en Washington del diplomático chileno Orlando Letelier en 1976, como testimonio de una época de terrorismo de estado, pero fue demolida por orden gubernamental a principios de 2.023, precisamente por la simbología que representaba.

 Casi al final de su block manuscrito, escribía David con letra un poco más irregular y sinuosa:

“Y ahora resulta, que estos de la United States House of Representatives Select Committee on Assassinations (HSCA), me citan para que comparezca el 18 de mayo en el Congreso de los Estados Unidos, y que diga lo que sé del asesinato del presidente Kennedy, que ocurrió hace quince años. ¡Estos congresistas son idiotas! ¡Pero que pantomima es esta! ¡Que voy a decirles que ellos ya no sepan! ¡Si yo he hecho por América más que todos esos cuellos blancos juntos!”

“Que valoren mi participación en el golpe de estado que derrocó a Jacobo Arbenz en Guatemala, en 1954, para sacarle las castañas del fuego a la United Fruit Company, que creo fue decisiva. Y en el derrocamiento de Juan José Toribio en Bolivia, en 1971. Lo mismo que mi participación en el derrocamiento de Salvador Allende, en 1973 en Chile, para impedir que el comunismo siguiera expandiéndose. Y del golpe militar que derrocó a Juan María Barrientos en Uruguay, en 1973. Y todo por defender a América y los intereses del pueblo norteamericano. ¡Y ahora resulta que soy un corrupto, porque compré dos coches con dinero de la CIA! ¡Y encima quieren enviarme al matadero de la HSCA en Washington, cuando saben que no puedo hablar!”

“¿Y que me quieren decir de Cuba? Me quemé el pellejo en muchas operaciones tratando de eliminar a Fidel Castro. Recluté y entrené a muchos voluntarios de exiliados cubanos, mercenarios y gente aportada por la mafia, para la operación de invadir Cuba, derrocar al barbudo y acabar con el comunismo en la isla. Pero el hijo de puta y cobarde de Kennedy se negó a facilitarles cobertura aérea, y los castristas los machacaron y capturaron como conejos. Allí murieron algunos amigos míos, que yo había embarcado en esta aventura. Nunca se lo perdonamos a John Kennedy, y al final lo pagó, claro. Bueno, lo pagó él, y el pequeño bastardo de su hermano.”

Se notaba que David Sánchez Morales estaba realmente angustiado por su comparecencia ante la HSCA. En principio se negó, pero el presidente de la comisión del congreso, emitió una orden ejecutiva de comparecencia.

 El 7 de mayo cenaba con unos amigos y compañeros de la CIA. Alargaron la sobremesa regada con wiski, hasta que David digo que se sentía un poco indispuesto y se retiraba a su habitación del hotel.

Al siguiente día, le encontraron tendido sobre la cama, vestido y muerto. Llamaron a su esposa Ethel, que, aunque se habían divorciado en 1972, mantenían una buena relación. Quería oponerse a que le hicieron la autopsia: “Ellos saben de qué ha muerto, aunque nunca lo van a decir”. El dictamen forense atribuyó la muerte de David Sánchez Morales a un infarto.

En el cementerio de Willcox, Arizona, en su tumba hay una placa en la que puede leerse: "David S. Morales, Sargento de Primera Clase del Ejército norteamericano". 

Tenía 52 años. 

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Por Juan Jesús Ayala.

A la isla de San Borondón, nuestro recordado José. P. Machín, la llamaba la “isla sirena”, isla misteriosa y fantástica que a capricho emerge del mar y se vuelve a sumergir en él. Decía el entrañable escritor herreño que esta isla se ha burlado mucho de El Hierro apareciendo y escapándose de las miradas cuando estas ansiosas pretendían escudriñar horizontes y lejanías. Contaba don José que un día sí que pudo tenerla bajo el dominio de su vista. San Borondón estaba allí, como una isla esbelta y majestuosa situada al noroeste de El Hierro y a la izquierda de La Palma.

Relataba nuestro recordado amigo que eran cerca de las doce de la mañana y una vez que se había extasiado en su contemplación, ya las nubes comenzaron, nubes salidas de ella misma, “y entre esas nubes, lentamente desapareció, lo mismo que las sirenas en la espuma que forman con su cola de plata”.

Consideraba que bien pudiera ser la isla de San Borondon reflejo de la cordillera de los Andes, como si esta se anclara en el Mar de Las Calmas y apareciera allí en toda una esbeltez escurridiza que dejaba en el ánimo del que intentaba acogerla con la vista la frustración de un sueño deseado; y pudiera ser asíque la isla haya sido producto de la fabulación.

Fabulación que debe existir porque en unas islas como las nuestras, que están rodeadas de ciertos misterios y de malas historias, que una de ellas nos haga carantoñas, aunque sea en la imaginación, que una de ellas emerja y que lo haga con la elegancia huidiza de una sirena es hasta necesario para alimentar el deseo de una isla nueva.

Pero una isla que no se nos vaya, que no nos deje con la boca abierta, que se plante en medio del Atlántico y que sea la capitana, la guía para un mejor arrumbamiento de las otras.

Hoy San Borondón continua en la imaginación, en la fantasía del pensamiento mágico que cada cual tenemos de las islas. Pero cuando la historia camina y abre sus páginas en blanco para escribir nuevos relatos, puede que nos encontremos con capítulos que se están escribiendo que no son tan gratos y estimulantes, ya que El Hierro pudiera convertirse en otro San Borondón, pero no que nos cree entusiasmo y cautive su magia quizá impulsado por el ansia de sobrevivir y que sea una realidad viviente que puede cambie su rumbo de isla. No porque se quiera, no porque se añore, sino por la dinámica del mundo establecido que ha puesto a la isla en una nueva tesitura en su desarrollo que bien pudiera terminar como un mal sueño, o que, por el contrario, suelte amarras y navegue por el Atlántico, emergiendo o sumergiéndose según las corrientes que lleguen al Mar de las Calmas; que en ese momento ha dejado, precisamente de llamarse así; sino el de “los conflictos”.

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Quizás sean los políticos y las políticas que mal desarrollan las que obligan a la isla a doblegarse sobre sí misma para que con sus garfios geológicos no haya quien la mueva. Pero muchas veces son otros dispositivos no muy claros, dejados al aire, los que motivan que la vida de los pueblos, antes tranquila, sosegada y cargada de proyectos, se puedan diluir en un corto espacio de tiempo.

No lo digo por la avalancha de la pobre gente que arriba a la isla desde el Senegal para buscar una mejor esperanza de vida; no lo digo por los negreros que facilitan el negocio de su sucio compromiso con la esclavitud; no lo digo por los pactos internacionales que aunque se hayan reunido en la Alhambra no terminan de aprobarse dando la sensación que Europa es una entelequia hoy más evidente en el patio de los Arrayanes granadino.

Lo digo por la falta de previsión de los poderes públicos, que desde el cogollo europeo hasta el puerto de La Restinga han estado pendiente de otras cosas para ellos más importantes que estas minucias de la inmigración; y ahora cuando se   les viene encima una responsabilidad nueva, definida y patente, no saben qué hacer, que dispositivos poner en práctica, porque no los tienen, y, sobre todo, unos confían y descargan sus obligaciones en otros y en otros.

El cabildo herreño confía que el gobierno de Canarias ponga manos en el asunto; el gobierno de Canarias, que el gobierno de España se deje de tanto rollo de sí, se va a formar gobierno de esta o aquella forma y piense en resolver el problema de la inmigración en Canarias; y el gobierno de España, por su lado, pendiente del reglamento sobre inmigración que al fin no se aprobó por 2 de los 27. O sea, estamos como al principio. 

Todos pendientes no de sí, sino de otros, echando balones fuera sin que el peso de la inmigración no ceda, lo que si puede ocasionar que sea lo suficiente voluminoso para desatar los garfios geológicos de la isla y que navegue como una isla incierta, como si fuera una nueva San Borondón que si existe, que lo tenemos delante, que no está cubierta por las brumas de la magia sino arropada por la desidia de los importantes del mundo que ni saben donde está la isla de El Hierro por lo que, para empezar, sería conveniente se acercaran a ella para que entiendan de una vez que no estamos hablando de temas baladí sino de máxima importancia para una isla que se ha dejado de la mano. 

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Por Luciano Eutimio Armas Morales.

El día primero de enero de 1968 cayó en lunes y según algunos místicos y astrólogos, ese día comenzaba la era de Acuario, que duraría 2.160 años, y se caracterizaría por un cambio en la conciencia de la humanidad, mejorando el espíritu de hermandad, la justicia, la libertad y el amor a la naturaleza.

Eso decían.

La noticia de primera página de muchos periódicos del primer día del año era la crítica situación de la guerra de Vietnam, que desembocó en la ofensiva del Tet y la toma de la embajada de Estados Unidos en Saigón por parte de guerrilleros del Vietcong el 28 de enero. Un hecho humillante para los americanos, que fue el comienzo de su derrota.

Pero 1968, fue un año muy singular que marcó toda una época y una generación, y que resultó convulso y agitado social y políticamente. Fue el año de la primavera de Praga. De movimientos y protestas estudiantiles en casi todas las universidades del mundo, desde Ciudad del Cabo a Madrid, desde Tokyo a Berkeley, en California, desde Berlín a Sidney, y claro está, París, el mayo francés, referente de todas las grandes batallas, en reivindicación de una educación más democrática y participativa, liberación sexual e igualdad de derechos para las mujeres, libertad individual frente a los autoritarismos, y reducir desigualdades sociales.

Ese mismo año, recuerdo que leí “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, que había sido publicado por primera vez el año anterior en Buenos Aires. El escritor colombiano y universal, que fue posteriormente premiado con el Nobel de literatura y considerado máximo exponente de lo que llamaron realismo mágico de la literatura hispanoamericana.

De la novela de García Márquez, lo mas que me impactó, fue el relato que hace de como los trabajadores de los campos de plátanos, que vivían en unas condiciones muy miserables, un día se declaran en huelga y se concentran en una gran manifestación en la plaza central del pueblo, a la que se sumaron mujeres y niños.

Pero los militares habían dado la orden de abortar esa huelga y de dar un castigo ejemplar a los huelguistas. Fue entonces, cuando desde lo alto de los edificios que rodeaban la plaza, comenzaron a disparar con ametralladores sobre la multitud que se congregaba en el centro del pueblo. 

Cuenta García Márquez en su novela, que “…  era como si las ametralladoras hubiesen estado cargadas de engañifas de pirotecnia, porque se escuchaba su tableteo y se veían sus escupitajos incandescentes, pero no se percibía la más leve reacción, ni una voz, ni un suspiro entre la muchedumbre compacta, que parecía petrificada por la vulnerabilidad instantánea”.

Continúa el relato diciendo, que “… cargaron más de tres mil cadáveres en un tren lento, interminable y silencioso, que serpenteaba por entre los cultivos de plataneras y los llevaban hasta el mar”. Es un relato, claro está, pero basado en hechos reales, de una huelga de los bananeros de la United Fruit Company, que terminó con una feroz represión y algunos muertos, aunque no fueron miles ni los llevaron en un tren.

Fue también en 1968, concretamente el 2 de octubre, tal día como hoy, cuando se produjeron los trágicos sucesos de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, ciudad de México. Los estudiantes protestaban por la falta de democracia, la corrupción y el autoritarismo, en una sociedad insolidaria e injusta con los más desfavorecidos y los marginados, que eran gran parte de la población. En realidad, era la expresión en México, de la eclosión del movimiento estudiantil en todo el mundo. 

Pero México no era una democracia homologable como las de Francia o la Estados Unidos. En 1964, resultó elegido presidente Gustavo Díaz Ordaz, que gobernó el país teniendo a Luis Echeverría Álvarez como secretario de estado, que luego le sustituyó como presidente en 1970, y ambos trataron de impulsar un liberalismo en el terreno económico, al tiempo de una represión feroz de los movimientos sociales y estudiantiles.

El 12 de octubre de 1968 iban a dar comienzo las olimpiadas en México, y pretendían el presidente y el secretario de estado, que el país fuese como una balsa de aceite sin protestas ni manifestaciones, a los ojos de las expediciones que iban a llegar a México para las olimpiadas procedentes de todos los países del mundo.

Pero a pesar de que el presidente y su secretario de estado habían puesto en marcha la Operación Galeano para aniquilar personas y movimientos sociales en una verdadera guerra sucia con terrorismo de estado, los estudiantes se movilizaron en una gran manifestación en la Plaza de las Tres Culturas de la ciudad de México, congregando entre 60.000 y 80.000 personas.

De pronto, ametralladoras del ejército y de grupos para militares, comenzaron a disparar sobre la multitud de estudiantes que se concentraban en la plaza, que despavoridos corrían tratando de refugiarse en portales, o trataban de eludir las balas tirándose al suelo unos sobre de otros.

Al final de todo eso, una caravana siniestra de camiones cargados con cientos de cadáveres, salió de la plaza de Tlatelolco con rumbo desconocido. Las olimpiadas pudieron celebrarse sin incidentes, y la masacre trataron sistemáticamente de minimizarla, ocultarla y arrancarla de la memoria colectiva del pueblo mexicano.

Años más tarde, el agente de la CIA Philip Agge manifestó en una confidencia, que Gustavo Diaz Ordaz había sido un colaborador de los servicios secretos de la Central Intelligence Agency.  Y en el año 2.017, al desclasificar documentos de la agencia Norteamérica, se confirmó que efectivamente, Gustavo Diaz Ordaz había sido colaborador de la CIA con el nombre en clave de Litempo-23.

¡El presidente de México, era un agente de los servicios secretos norteamericanos!

En el año 2002, el ex presidente Luis Echeverría Álvarez, fue imputado por genocidio en el marco de una estrategia de terrorismo de estado, con ejecuciones extrajudiciales, centros clandestinos de detención y torturas, violaciones y otros delitos, por los que cumplió prisión domiciliaria durante dos años y cuatro meses. 

En aquel tiempo, resultaba escalofriante leer las informaciones, que, a pesar de filtros y censuras, relataban la siniestra caravana de camiones cargados de cadáveres de estudiantes, que aquel 2 de octubre de 1968 iban saliendo de la plaza de Tlatelolco con rumbo desconocido.

Y en aquellos momentos me vino a la memoria, el tren lento, interminable y silencioso, que cargado con los cadáveres de más de tres mil trabajadores, serpenteaba por entre cultivos de plataneras en dirección al mar, que tan magistralmente había relatado García Márquez en su novela. Pero con una diferencia sustancial: lo de Colombia fue una fantasía que salió de la prodigiosa y genial mente del escritor. Lo de México fue real.

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Por Juan Jesús Ayala.

Términos políticos manejados, sobre todo, por los nacionalistas que muchas veces se confunden dándole el mismo significado a ambos, cuando son diferentes. Para un nacionalista consecuente si le hicieran la pregunta ¿cual es su nación?, por ejemplo bien sea canario o catalán, respondería que su nación es Canarias o Cataluña. Y además, tanto uno como otro estarían convencidos respecto a la autodeterminación  lo que consideran un derecho aprobado por  Naciones Unidas desde 1966 y ratificado por la misma Asamblea en 1976, como reconociddo por la Jefatura del Estado español desde Julio de 1977.

La autodeterminación ha ofrecido a la política elementos tanto de nacionalismo como de democracia; destacando por politólogos de altura intelectual como Gurutz Jauregui y A. Cohbhan que la historia de la autodeterminación es la historia de la creación de las naciones y de la ruptura de los Estados decimonónicos.

Pero ateniéndonos al concepto político de autodeterminación ahora que tanto se maneja o más bien, se invoca, hay que recalcar que no es un concepto tan estrecho que asuma por si solo la independencia y la englobe dentro de su contenido teórico. Son cuestiones clónicas semánticamente y de otros caminos completamente divergentes que conducen a lugares totalmente diferentes.

De ahí que se haga una  identificación abusiva de la autodeterminación con la independencia, además que ese derecho se considere una amenaza para la paz y para la estabilidad internacional y nacional. La paz internacional no se encuentra amenazada porque un  pueblo , una vez llegado a su madurez decida que hacer con su destino sino que son los dictados del poder político militar  norteamericano o ruso lo que ahora mismo hace que en el mundo no exista la debida concordia.

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La autodeterminación constituye un derecho, ya lo hemos mencionado, y la independencia es un proceso que afecta a los Estados ya consolidados. Y entre medio existen modelos de convivencia política-administrativa como la Federación, Confederación. Condominio, etc. que establecen nuevos tipos de relación entre los diferentes Estados plurinacionales que están interrelacionados dentro de un Estado Primigenio.

Con la autodeterminación lo que se desarrolla en la conciencia política de los pueblos  la decisión a tomar sobre que tipo se  o modelo se pretende establecer con otro poder.De la misma manera que la independencia puede ser un paso que se pueda dar, ya que la decisión popular pueda ir por ahí dese ese mismo derecho que le da su autodeterminación.

Así que  no hay que demonizar el término de autodeterminación ya que es un concepto jurídico y político que ejercen los pueblos cuando llegan a su mayoría de edad.

Cuando los que viven en un territorio concreto tengan la madurez política necesaria que  ponga en letras grandes en el frontispicio de la conciencia  para echar andar ese derecho, ese día será cuando la democracia llegue en toda su extensión. Pueblo que hasta entonces andaba desnudo de sus ropajes institucionales y que desde  ahora comienza a desarrollarse en toda plenitud  como un Estado mas.

En definitiva, todos los pueblos pueden autodeterminarse, pero no todos   logran independizarse.

 

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