Por Raúl Álamo

La Virgen de los Reyes no tiene la culpa de que los que habitan el planeta sufran un trance de valores humanos, existenciales y de identidad; tampoco tiene culpa de que el mundo esté sumido en una crisis económica que afecta a la ciudadanía, y menos tiene la culpa de que hayan conflictos bélicos y pobreza, factores éstos que casi siempre van de la mano.

Nuestra Patrona no entiende de guerras y disputas, no sabe de enfrentamientos entre pueblos, tampoco establece “rayas” en su recorrido cuatrienal, porque su mirada dulce y serena está puesta en el horizonte de un Camino, el de la Virgen, legado y heredado por nuestros antecesores desde el año 1741. Sus ojos miran fijamente al Cielo y a la tierra, no para ver límites territoriales sino el infinito que marca la fe, la devoción, la convivencia y la paz.

No es el momento de buscar culpables, porque todos en menor o mayor medida lo somos. No responsabilicemos de lo sucedido al vecino de enfrente o del otro pueblo, porque todos lo fuimos en algún momento. No alimentemos en conversaciones de bares, en mentideros políticos o en redes sociales un enfrentamiento con el que vamos a contaminar nuestra vida en los próximos días, meses y años. No queramos siempre y en todo tener la razón porque posiblemente esa obcecación por tenerla nos aparta de la verdadera realidad.

La fe se convierte en fanatismo cuando se quiere siempre estar en posesión de la verdad, porque eso puede desembocar en peligrosas doctrinas fundamentalistas. El fanatismo es pasión por las cosas, que podría entenderse en el caso que nos ocupa, pero cuando apasionamiento sobrepasa esta esfera, puede derivar en el fanatismo, y eso sí es peligroso. Es malo, mejor maligno, llegar a entender que una actitud o actividad que se manifiesta con una pasión exagerada, desmedida, irracional y tenaz en defensa de una idea, teoría, cultura o estilo de vida puede causar enfrentamiento entre los pueblos; pues eso es precisamente lo que le ha ocurrido al pueblo de El Hierro con su Bajada.

No nos rasguemos ahora las vestiduras, y reconozcamos que la Bajada ha sobrepasado nuestros límites de resistencia. La inmensa mayoría de las miles de personas ajenas a El Hierro y que llegan a gozar de nuestra tradición cuatrienal, incluidos muchos herreños, no saben ni conocen las raíces sobre las que se sustenta el Voto de 1741 y que obliga a los herreños, ´haya o no urgente necesidad´, de trasladar a nuestra Virgen de los Reyes desde su santuario de La Dehesa a la Villa de Valverde.

Cuando uno oye palabras como “estamos de fiesta en El Hierro”, y ve vasos con cubatas de ron, o escucha “guapa”, uno se siente agredido en el corazón. Pero ellos no tienen la culpa, quizás estemos fallando como escopetas de feria en la información que le damos al visitante, porque todo lo circunscribamos a la figura del bailarín y de los tocadores, muy importante en la Bajada, pero que no lo es todo, porque por encima de estas figuras está la Virgen de los Reyes, y eso no es pura palabrería porque se plasma en la información que recibe el propio ciudadano.

Si ustedes han tenido la oportunidad de ver la portada de los periódicos regionales de los días posteriores a la Bajada de la Virgen se darán cuenta que las fotos que abren sus reportajes son muchas sin la Patrona, que queda anulada por distintas imágenes de bailarines, tocadores y gentío, y con titulares que hablan de fiesta herreña y nunca de tradición. Para ser honrados y sin predilecciones sobre ningún medio, solo Canarias 7, que envió a un equipo de profesionales supo sacar un titular elocuente y una fotografía apropiada, y les digo la razón que no es otra sino el estar informados a pie del evento y en la propia isla; caso similar el de los medios digitales herreños y otros radiofónicos y televisivos trasladados a El Hierro. Situación ésta que tendrán que replantearse algunos que no pudieron o quisieron estar.

Con independencia de los acuerdos a los que se llegue entre la Comisión Mixta y los colectivos de bailarines afectados, que además traspasan a la condición de pueblos de El Hierro y de la propia Isla, creo que va siendo hora de actualizar las estructuras organizativas de la Bajada a los nuevos tiempos. Si hemos cambiado tradiciones dentro de la propia Bajada para adaptarlas a la nueva realidad, porque no somos entre todos capaces de crear un Patronato de la Bajada de la Virgen, del que pueda depender un órgano de arbitraje que dirima los conflictos que se puedan plantear.

No quiero crear polémica, la Virgen no me lo perdonaría, y menos porque al final vivo, disfruto y comparto la amistad de mi gente, mucha de ella inmersa en este conflicto. No parece tampoco legítimo cargar toda la culpa en autoridades insulares, locales e Iglesia. Reconozcamos por un momento que la Bajada se nos ha ido de las manos y es necesario regularizar muchas circunstancias que afectan al buen grado de convivencia y pacifismo de nuestros vecinos. Hagamos una reflexión profunda para admitir que no hemos dado una buena imagen de isla, que no podemos ver como nuestros niños y jóvenes están heredando no el Voto de la Virgen, sino la agresividad y el rencor injustificado. Seamos capaces de acercar posiciones, reconciliar ideas, consensuar acuerdos y vivir en paz, no solo en la Bajada, sino todos los días y todos los años.

Ahora lo primero que nos debemos proponer es arreglar este desaguisado que nosotros mismos hemos, quizás no queriendo, originado. Pero toca, después de la Bajada, hacer un “debriefing”, palabra anglosajona, cuyo significado no es otro que el de una reunión posterior a una misión en la que se extraen conclusiones de la misma. En ella se analiza el cumplimiento o no de los objetivos de la misión y de la actuación de todos sus participantes. Normalmente dichos participantes presentan sus informes sobre la acción realizada y se analiza el comportamiento del grupo y de cada individuo a fin de mejorar futuras acciones similares.
Este es el nombre en inglés, pero que en el caso que nos ocupa tendremos que llamarle “Congreso de la Bajada”, y en él se tendrán que dirimir actitudes y comportamientos si queremos que la Bajada de la Virgen de los Reyes siga conservando su razón y espíritu. Pero tendremos que ser valientes para coincidir primero en que la Virgen de los Reyes es la esencia de la Bajada, la conveniencia de que los bailarines de la Virgen sigan saliendo de la isla a bailar y si se decide que salgan en qué condiciones, puesto que siendo consciente de que son un reclamo si es para bien o para mal. También sería importante decidir quién manda a quién o si mandamos todos.

De verdad, créanme que ojalá no hubiera tenido que publicar este artículo, porque seguramente estaríamos viviendo una Bajada memorable. Me gustaría estar hablando de convivencia entre pueblo y amigos, pero lamentablemente las posturas enfrentadas no lo permiten. Bajémonos a la realidad, reconciliemos posturas, abramos nuestros corazones y almas al entendimiento, sustituyamos los insultos por un diálogo sano, no abandonemos la palabra, el diálogo y seamos más transigentes. Vamos a hacerlo por nuestra Virgen de los Reyes, ella no tiene la culpa.