Por Juan Jesús Ayala

La soledad  entre todas  las aristas que puede tener el sentimiento humano es la mas lacerante, la que destruye no solo el futuro sino que castiga con fuerza el presente de aquellos que tienen como único recurso para vivir  sus lamentos, sus esperanzas difuminadas en una vida que tal vez prometía y que  se ha quedado al borde del abismo. Y desde la argumentación patológica   se  considera a la soledad como una de las enfermedades que no busca  impregnar con su morbilidad  un órgano determinado  del cuerpo   que ocasiona  que este funcione mal sino que es todo  el  entramado del ser humano al que arrastra tras de si su germen nocivo . Porque la soledad no solo se vive con ella acantonándose en la individualidad de cada cual sino  que hay que considerarla  un grave problema de salud publica; y tan es así que muchos países se han tomado esta  enfermedad en serio, y que generalmente  va concatenada a la vejez. Existe y convive la  soledad en millones de seres, pero en la vejez la soledad es apabullante, escandalizante y hasta cierto punto una vergüenza para aquellos países que arrumban  hacia la cuneta de la sociedad  todo aquello que supone gasto, malestar y fastidio, y que, por supuesto, no  les aporta beneficio alguno .La sociedad capitalista y del negocio así lo exige  , pero hay países que se han tomado en serio y con responsabilidad este compartimento de la salud humana y han  procurado poner dentro de sus posibilidades algún  tipo de remedio.

Así, por ejemplo países como Dinamarca y Canadá  tienen Ministerios que se ocupan exclusivamente de los problemas de la senectud y el Reino Unido  posee organismos gubernamentales para tratar y resolver o paliar todo aquello que circunde a la soledad .Y es que la soledad  mata, la soledad  despliega su morbilidad por el mundo y los resultados  que se obtienen no tienen ni parecido con los millones de muertos que ha ocasionado  la pandemia del Covid-19  a  la que desgraciadamente supera con creces, .La soledad es como una  inmensa coraza que acoge bajo si a millones de seres  y los dirige  hacia la puerta del desamparo y de la indigencia  no solo material  sino moral. Allí la ética de los principios se da de cara con la política y la responsabilidad de los que debiendo tenerla miran para otro lado, como diciendo, esto no  va con nosotros.

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Y si  nos asomamos al campo de la estadística es para que se nos ponga la piel de gallina  ya que los estudios que se  han hecho   entre el suicido y vejez, concretamente en España nos dicen que cada día que acontece se quitan la vida  tres personas mayores de 70 años. Se ha  visto que el riesgo de suicidio sube con la edad, lo que indica discapacidad patológica, dolor y soledad. Casi 900 personas mayores de 70 años se suicidan al año en España. Y según El Instituto Nacional de Estadística (INE)  y referido al año 2018 y  ampliando el rango de edad se suicidaron ese año.3.539 personas,  una  cada hora y media .Lo que es para echarse a temblar ya que la conclusión que se puede sacar es que existen diferentes motivos que influyen negativamente en los suicidios pero el mas significativo y definitivo es la soledad y la vejez.

La soledad se instaura con frecuencia en las “casas de acogida” donde se secuestra a la personas  lejos de su familia, muchas veces dirigidas  hacia allí por esas mismas familias lo que  conduce a la perplejidad  y  se hace difícil de entender  como  personas  que dedicaron su esfuerzo  para que sus hijos se hicieran  sujetos activos en la vida,  los recluyan  en un marasmo de soledad  y fuera del  calor familiar. 

Son paradojas que circulan por la sociedad  y que se ve  hasta con naturalidad pero lo que si es evidente, por lo sangrante de la situación que esta se tiene que reglamentar   mediante organismos  públicos adecuados para abordar  y llegar si es necesario a el facilitamiento de cuidadores a domicilio las horas que haga falta  para que se siga viviendo en el ambiente familiar y se rompa el negocio descarado de muchas residencias que han hecho su verdadero agosto y que esta pandemia  los han dejado al desnudo al carecer de la debida protección  y los cuidados necesarios para poner al servicio de los internos en esos cuchitriles que  muchos de ellos  funcionan mas que otra cosa como   trapicheos mercantilistas. 

O la sociedad  y los gobiernos toman esto como tarea fundamental o serán meros especuladores de la  desidia  y del desamparo al que se someten a miles y miles  de seres  humanos que se  merecen al menos saber que el sol sale cada día y que aun les calienta y que no sea la noche y  su tenebrosidad lo que les conduce a la demencia o al suicidio.