Personas que han hecho la historia de nuestro pueblo de Frontera.
Por Donacio Cejas Padrón (2004).
En los veranos de los años cincuenta visitaba nuestro pueblo un hombre muy alto, moreno, de gran porte, acompañado de su esposa e hijos, pasaba por el camino El Hoyo frente a mi casa, y a los niños nos producía gran sensación aquel grupo familiar tan singular y elegantemente vestido, saludaba a mis abuelos y demás vecinos con gran cariño y buen trato, y nosotros los niños preguntábamos quién era aquel Sr. y nos contestaban es Domingo Ortiz, hijo de D. Ramon Ortiz el de Los Corchos, reside en Tenerife donde tiene una “Agencia” para embarcar gente para Venezuela. Desde entonces su persona se me quedó grabada, y la curiosidad de niño no me ha desaparecido respecto de este, y hoy he tenido la buena oportunidad de que me reciba en su casa, siempre elegantemente vestido para contarme algunas cosas de su vida para ser publicadas en La Voz del Hierro.
Me cuenta D. Domingo que nació en Los Corchos en el seno de una familia humilde y numerosa, sus padres D. Ramón y Da María a los que conocí en mi niñez, el primero natural de Sabinosa y su madre con orígenes familiares en La Gomera; que desde los primeros años sintió una curiosidad y unos deseos de tomar en la vida un camino distinto que lo apartara de las labores del campo, y muy tempranamente hacía de monaguillo en La Iglesia, acudía a la escuela, y trabajaba en El Ayuntamiento, permitiéndose incluso a la edad de doce años ganar ya un modesto sustento económico para comprarse su ropitas, a la vez que aprendía a desenvolverse en tareas de administración.. A esa edad ya entra fijo a trabajar en El Ayuntamiento, junto al Secretario D. Feliciano Pérez para quien tiene un especial reconocimiento, y me comenta que a su juicio con este Sr. no se ha hecho justicia, en El Hierro y que por lo menos alguna calle de Frontera debiera llevar su nombre en recuerdo a su labor por tantos años como Secretario del Ayuntamiento de Frontera.
En la edad juvenil, formaba pandilla con todos los jóvenes de Los Corchos acudiendo a las fiestas, luchadas, a los bailes en el Casino de tío Dimas en Bergara etc., parece que desde entonces estableció una singular e íntima amistad con mi recordado tío Donacio Cejas Febles, más o menos de su misma edad, amistad esta que me ha encargado resaltar en esta crónica, y que años más tarde, en los posteriores avatares de la vida con motivo de La Guerra Civil le resultó inolvidablemente gratificante, pues tío Donacio como Sargento lo ayudó y protegió en todo cuanto pudo cuando D. Domingo por esas cosas de La Guerra, tan dolorosas y Dios quiera que irrepetibles, hubo de sufrir prisión en FYFFES, establecimiento carcelario habilitado en Tenerife para recluir a los contrarios al sistema de entonces, y en el cual tío Donacio, Sargento ya, tenía parte de sus ocupaciones militares. Esta etapa de la vida de D. Domingo, que con magistral memoria me ha referido, tuvo naturalmente sus lagunas de amargura, de decepciones y sufrimientos, de envidias y traiciones, pero que será mejor obviar y dejar para la historia y los historiadores de más alta escuela. Me resalta el cariño de sus padres y hermanos, y recuerda los paquetes que su hermano Fernando le mandaba de La Argentina, este hermano lamentablemente murió joven mientras D. Domingo estaba movilizado sufriendo castigo en un Batallón de Trabajadores en Marruecos, ¡qué dolor tan grande! ¡Qué angustias tan intensas! Los paquetes contenían sobre todo ropa, trajes de "Paño Inglés" y enseres personales de gran utilidad, entonces teniendo en cuenta las carencias de la época.
Pero también en este caso, el destino, la mano de Dios, la casualidad….etc. hicieron que todos aquellos episodios tristes y dolorosos como consecuencia de La Guerra, tuvieran un final positivo, y en los últimos tiempos de su condición de militar impuesta por las circunstancias personales del mismo y por las circunstancias de la patria, desde su puesto trabajo en La Comandancia de Tenerife, se relacionó con La Gestoria Comillas y empezó a compartir en esta oficina su trabajo con la responsabilidad de soldado movilizado, y al ser licenciado e incorporarse a la vida civil ya se dedicó de lleno a las actividades de Gestor Administrativo Colegiado, muy pronto ocupó cargos de importancia en El Colegio de Gestores Administrativos de Canarias, llegando a ser Presidente del mismo, y más tarde nombrado Presidente de Honor a la vez que Vocal General de Honor con Medalla del Colegio Nacional de Gestores Administrativos de España.
Me cuenta sus hazañas embarcando emigrantes para Venezuela, Cuba y la Argentina, en los famosos y recordados barcos Santa María, Veracruz, Magallanes, Surriento y otros, que entonces eran los medios con que se contaba para llegar al otro lado del Atlántico en busca de una vida mejor que no siempre se encontraba, todos sabemos que D. Domingo por sus conocimientos y buenas relaciones en los despachos oficiales, fue un artífice, una pieza indispensable en el entramado administrativo y burocrático que a veces dificultaba la salida a aquellos infortunados canarios que no dejaban tras de sí sino deudas y pobreza; de esa etapa fecunda conserva D Domingo recuerdos y vivencias dignas de una más extensa recopilación. Alternaba su trabajo en La Gestoría Comillas como Delegado de la compañía de seguros Mare Nostrum en la que también logró destacarse como productor de seguros.
Pasados los setenta años, se jubiló, y ahora tiene tiempo para estas cosas, para recordar su vida por cierto muy agitada en la juventud con motivo de La Guerra.... siempre La Guerra, que marcó a una generación y dejó huellas imperecederas, me habla de sus tres hijos dos hembras y un varón este residente en Brasil ejerciendo de Profesor de Lengua Castellana en un importante Centro Docente, una de sus hijas, reside en La Península y la otra reside aquí en Tenerife, y finalmente me ha hecho unas sencillas puntualizaciones.
Que recuerda con gran cariño a D. Luis Barrera Lima, que una vez le prestó 100 ptas. para venir a Tenerife, y que es padrino de Luis Barrera Barrera, su hijo a quien me encarga salude con afecto.
Que la emigración acabó con El Rablo Blanco en El Hierro, pues permitió que los pobres fueran adquiriendo poco a poco las mejores fincas de la isla hasta entonces en manos de unas pocas personas, casi siempre de Valverde.
Y que ahora se encuentra felizmente en la cuarta etapa de su vida, serena y con buena salud gracias a Dios, y que siempre se quiere seguir considerando herreño y… de Los Corchos.
Y que en años pasados mandó como obsequio al Ayuntamiento de Frontera un importante lote de libros, que si bien entonces no se le acusó recibo, posteriormente sí se le testimonió desde el Ayuntamiento la constancia de haber recibido tan importante legado.
Me ha aportado una curiosa e interesante fotografía del año 1925 en la cual junto a un grupo de niños de Frontera posan junto a su maestro D. Chano Padrón.
Y yo termino agradeciéndole de corazón a D. Domingo que me haya permitido entrar en su vida tan fecunda, para llevar a los lectores de La Voz del Hierro, con la humildad de siempre, el testimonio de una persona que ha sido determinante en la historia de las últimas décadas de nuestra tierra, a la vez que le agradezco de todo corazón también el sentimiento de cariño que me ha transmitido, para que sea escrito de mi inolvidable tío Donacio, quien desde Las Alturas se sentirá igualmente complacido e invitará a su amigo Domingo a recordar aquel famoso “teléfono” que construyeron en sus años mozos y que les permitía comunicarse entre sus dos casas del querido y entrañable pueblecito de Los Corchos.