Emilio Hernández/Es el sonido del final del verano, un ambiente cargado de decibelios, nervios y encuentros el que se respiraba esta mañana en el Colegio de Valverde, es el inicio del curso, algunos cargaban con el peso del material como buenamente podían, es uno de los cerca de 300 alumnos de Valverde, como él y sus compañeros unos 700 niños y niñas de toda la isla dejan hoy la pereza y las horas muertas del verano, 250 en La Frontera, 90 en El Pinar, unos 70 repartidos por las cinco unitarias de la isla, una población escolar que apenas ha variado en el número con respecto al curso pasado, eso si, son más los que salen de los colegios de primaria que los que llegan, una cuestión de natalidad.

Toca pasar lista, hacer fila, organizar al grupo, emprender un camino que durará hasta el próximo mes de junio, pero eso ya es el próximo verano antes mucho trabajo, este primer día y hay que conocerse, organizar el aula y empezar a marcar el devenir del día a día, y para ello, las visitas también deben dejar la clase.