Por Juan Jesús Ayala
En el párrafo inicial del "18 Brumario de Luis Bonaparte", Marx observa que todos los acontecimientos y personajes importantes en la historia ocurren dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa”.Sin excluir que las tragedias se repitan, una y mil veces.
Cuando la caída del comunismo la mayoría de los comentaristas, hasta los intelectuales occidentales, entre los mas destacados, Francis Fukuyama, en “El fin de la Historia” presagiaban con rotundidad que vendría la paz y la libertad , pero visto lo visto no cabe duda que la ingenuidad se alío con la inteligencia, puesto que la paz está amenazada y la libertad ausente y en muchos universos. Y no digamos de la paz que puede uno tener dentro de si ante las dificultades y trabas que se están poniendo desde diferentes escenarios a las personas para poder, muchas de ellas poder sobrevivir.
Y lo que palpita es la inseguridad la confusión y un mar de contradicciones que al no saber cual es el camino adecuado, esto ocasiona que se instale en la sociedad el temor, no solo el temor a una guerra de grandes dimensiones, sino al paro, al terrosismo, a la depauperación social donde las colectividades viven atemorizadas a pesar de la conexión con redes y demás artilugios que distancian a unos de los otros mas que los unen. Y si los unen en algo es mas en el farfullo , el alegato estéril y cuando no en el insulto degradante .No somos dueños de nuestras vidas ,que ignoramos hacia donde debemos dirigirlas porque los objetivos que deben imperar por los que mandan en la altísimas esferas de los gobiernos del mundo solo piensan en especular, en rendir pleitesía a los poderes financieros, ladrones de guante blanco al que se les reverencia como si fueran los verdugos de la plazas de la edad media antes de dar el hachazo mortal. Llegando muchas veces a la conclusión que somos mera mercancía de trueque, pero eso si no sabiendo a ciencia cierta cual es la mercancía por la que nos quieren cambiar. Aunque lo suponemos.
Los que entienden de valores insisten que la tarea para corregir lo que esta` disregulado y dentro de las posibilidades de cada uno es un tarea complicada porque sin las ayudas, sin los amparos necesarios para apuntalar la personalidad y ver mejor el futuro se hace muy difícil. Además, cada día que pasa nos entretienen con una batallita destinta y con un énfasis pseudo esclarecedor lo que acentúa aun mas el descontrol y la perplejidad.
Pero es una tarea que se tiene por delante y por lo menos ante cualquier atisbo de cambio estar preparados para corregir a los que nos han engañado, a los que navegan por las aguas de la mentira y los que creyéndose mas listos que nadie solo saben meter el pico bajo ala.
Y ante la interrogación de ¿que nos espera? La ciencia no es categórica, tiene demasiadas cuestiones que caminan aun con lentitud para llegar a la evidencia científica; el imperio de la fabulación se apuntala , y la política desaparecida del mapa de la inteligenciada instalada en la ramplonería, de ahí que romper el interrogante ¿qué nos espera? se hace difícil, muy difícil .Tal vez pudiera acontecer el nacimiento de un nuevo discurso que atraiga, que sea esperanzador. Tal vez.
Pero aunque los tiempos del nihilismo se pudieron sepultar en campo del recuerdo histórico, si que dejó muchos muertos en sus cunetas, y si se aprendió a que apareciera en escena un pragmatismo prometedor que dejara atrás ideologías amenazantes para el ser humano, si que en este tiempo histórico se tiene la sensación , como diría Nietzsche que estamos de nuevo en el “eterno retorno” donde ya se une la farsa con la tragedia, donde el bucle en el que estamos instalados es un fatalismo mas que preocupante.