Por Juan Jesús Ayala.

No fue nada definitivo, en esos 16 puntos o compromisos plenos de  ambigüedades y argumentos débiles que, además, ya estaban vigentes antes de la crisis diplomática, no dan cabida ni a la soberanía de España reconociendo la españolidad de Ceuta y Melilla (a las que Maruecos insiste en que son parte de su territorio ocupados por España) ni a la ocupación del  Sahara Occidental  por Marruecos desde el año 1975. Y referente a la delimitación de la plataforma marina atlántica las posiciones no cambiarán puesto que han sido asumidas y no protestadas por el gobierno español desde  2020 cuando Marruecos extendió su zona de influencia con la Zona Económica Exclusiva de 200 millas desde la costa del Sahara Occidental (territorio que no le pertenece), y la plataforma continental hasta las 350 millas; así mismo Marruecos de acuerdo a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar considera que la “mediana” no es la “equidistante” sino la “equitativa”; por lo que si el gobierno español en su día no contestó esta decisión de Marruecos ni reclamó ante la ONU esta determinación marroquí en estos momentos por mucho amiguismo que se pueda establecer entre ambos países poco se va a conseguir favorable a España como no sea un mejor control de la inmigración y apertura en las comunicaciones y en las fronteras. Y en cuestiones que preocupan a Canarias  sobre el solapamiento del espacio marítimo que afecta a las aguas españolas, que no canarias, hacia el oeste de la isla de El Hierro donde se encuentra la riqueza del monte Tropic, estas no van a cambiar.

Y otra de las guindas que nos trajo Sánchez y que se refleja en la página Web del Ministerio de Asuntos Exteriores es que ya no se consigna la línea discontinua que separa Marruecos del Sahara Occidental donde ya el país magrebí se ha convertido en un Todo único desde Tánger hasta Dajla. Además, aparece en este mapa una línea quebrada que corresponde a la divisoria entre el Sahara Occidental controlado por Marruecos y el que se encuentra en manos del Frente Polisario (que ya ha roto sus relaciones con España), y que sabemos que no es una raya simplemente divisoria sino que equivale al muro de 2700 kilómetros construido por Marruecos para separar los dos territorios.

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Y sobre la cuestión de las  aguas territoriales canarias la situación se quedará tal cual, aunque el Presidente, Ángel Víctor Torres, vea ahora tras esta reunión de Rabat que parece mas claro el futuro para nuestras aguas. Y pregunto ¿tenemos claro que son las aguas Canarias? Tendríamos que ir al articulo único, 1, del Boletín Oficial del Estado donde se menciona que entre los puntos  extremos mas salientes de las islas se trazará un contorno perimetral  que  siga la configuración general del archipiélago, y las aguas que queden integradas dentro de este contorno perimetral recibirán la denominación de “aguas canarias” y constituyen el especial ámbito marítimo de la Comunidad Autónoma de Canarias. Los restantes espacios marítimos que rodean Canarias es el estado español el que ejercerá su soberanía, o sea la Zona de 12 millas del Mar territorial a partir de la línea de base, mas otras 12 millas o Zona contigua y la Zona económica exclusiva de 200 millas y la Plataforma continental sobre la que España ha solicitado a las Naciones Unidas desde el año 2014 ampliarla a las 350 millas.

Pues todo esto que en parte compromete a los canarios se quedará como siempre sujetos a la presión política que ejercerá Marruecos sobre sus irrenunciables pretensiones territoriales ratificadas por su parlamento mientras el gobierno español irá capeando el temporal dado que el mensaje de Maruecos es claro y lo de las aguas canarias habrá que considerarlo como un tema de estado, de un estado con decaimiento en su política exterior desde 1975 que consintió la ocupación del Sahara Occidental es lo que va a definir la débil posición española ante la fuerza y astucia que ejercerá el reino de Marruecos.