Por : Armando Hernández Quintero

Juan Padrón Hernández nació en 1936 y quedó huérfano de padre cuando tenía dos años, por lo que su madre tuvo que hacer esfuerzos ingentes para poder alimentar y sacar adelante a sus cinco hijos. Ese hecho sumado al de la Guerra Civil condicionó su infancia llena de carencias y penurias. Como la mayoría de los niños de su época tuvo que trabajar desde pequeño para poder sobrevivir.

En los momentos de ocio se la pasaba en la plaza de la iglesia, su casa estaba muy cerca de ella. Lo que más le gustaba era practicar la lucha que era su deporte y juego preferido algo que se le daba de manera natural. Ese deporte era el favorito de sus hermanos Cecilio y Matías los que fueron grandes luchadores. Juan se destacó rápidamente sobre los demás niños a los que tumbaba con relativa facilidad, así como a algunos que eran unos años mayores que él. Contaba que algunas veces se dejaba caer para que los demás niños compartieran con él la merienda que consistía en una pelota de gofio con queso. Como un hecho digno de mencionar se debe decir que en las luchadas infantiles muchas veces se hacía presente el gran luchador Pascual Hernández de la saga de Los Bravos, que no solo les enseñaba y animaba sino que se fajaba con ellos a pesar de tener más de cincuenta años. Juan rememoraba esos momentos con una gran alegría.

Cuando tenía quince años los luchadores puntales del equipo: Eligio Hernández “Yiyo” también conocido por El Pollo de El Pinar, sus hermanos y Pedro Elvira lo incorporaron al equipo de los mayores. En su primera luchada se enfrentaron a un combinado de Barlovento y Valverde y Juan tumbó a uno de los contrincantes. Ese hecho le satisfizo ya que había revolcado al suyo como se decía. Pasados unos años la mayoría de los luchadores y puntales del equipo piñero emigraron para América. Para el país hermano de Venezuela se fueron Bartolomé Fernández “Bartolo Guerra”, su hermano Cecilio y Eligio Hernández “Yiyo”, y varios más que también cruzaron el charco, y para Argentina se fue su otro hermano Matías.

Juan, aunque de constitución delgada, era un hombre muy fuerte, y desde que tenía 19 años ya era uno de los mejores luchadores de la isla y puntal indiscutible del equipo piñero. A partir de 1954 se enfrentó a los mejores puntales de los equipos de los otros pueblos algunos de ellos con mucha más veteranía y corpulencia a los que derribaba usando las mañas y contras propias de ese deporte que el dominaba. En aquellos años fueron famosas sus agarradas con los grandes luchadores Valentín Hernández de Barlovento, Marcelino Padrón de Isora, y Guillermo “Memo” y su hermano Paco “Piñero” que luchaban para el equipo de Valverde.

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Juan de Nina invento una maña que lo hizo famoso, consistía en una contra para contrarrestar la cogida de muslo por parte del contrario y que era conocida como la maña de Juan de Nina o “maña del culo”, ya que consistía en que cuando le agarraban el muslo derecho, él se agachaba, extendía su pie derecho y con las dos manos agarraba el pantalón del contrario por su parte derecha y trasera, a la vez que procedía a levantar las nalgas del oponente proyectándolo por sobre su cuerpo, obligándolo a poner la cabeza en tierra y a dar una voltereta, todo ello efectuado en unos segundos. Su presencia constituyó una especie de revulsivo que devolvió la alegría al equipo, diezmado por la emigración, que volvió de nuevo a tener un puntal respetado y digno de tal nombre.

En 1959 Juan de Nina realizó la que fue sin duda alguna la luchada más famosa de su corta pero brillante carrera. Ese año regresó de Venezuela el luchador Mauro Machín quien había desarrollado una brillante trayectoria como luchador en la patria de Bolívar y el que está considerado como uno de los luchadores mejores y más elegantes que ha dado el pueblo de Isora. Su llegada a la isla fue un gran acontecimiento ya que su fama lo precedía. Y él le dio la razón a los que lo defendían pues en las primeras luchadas que participó dio en tierra con sus oponentes quedando invicto en el terrero, por lo que llegó sin que nadie lo hubiera derribado a la lucha de Candelaria. Juan no se había enfrentado a él por lo que la expectativa era enorme. Ese día el campo estaba abarrotado de gente algunos comentan que toda la ladera del campanario era una inmensa gradería. Al final se enfrentaron los dos puntales, Juan había tumbado a Paco y Mauro le salió, los que conocían a Juan le dijeron a Mauro que no le agarrara el muslo, pero resulta que esa era una de sus mañas favoritas. Al que Mauro le agarrara el muslo era muy difícil que se le escapara, así que no lo dudo y fue a por él agarrándoselo. La contra por parte de Juan fue fulminante, dando Mauro una voltereta completa antes de quedar boca arriba sobre el terrero. La emoción de los piñeros fue indescriptible. En la segunda luchada se volvieron a agarrar y Mauro hizo el amago de volver a coger el muslo esperando que Juan sacara las manos para metérsele y levantarlo, pero sorpresivamente Juan se le fue arriba y le acometió con un cango por dentro dando con él por tierra. La plaza y la ladera se vinieron abajo de los aplausos y la alegría de los piñeros, alboroto que contrastaba con la cara de incredulidad de los contrarios que no daban crédito a lo que sus ojos habían visto.

Juan se casó en el año 1959 con su novia Marisol Padrón y al poco tiempo, cuando solo tenía 24 años de edad, se retiró de la lucha.

Su dedicación al deporte vernáculo y a su trabajo no le impidió desempeñar otras actividades de carácter social. Esas preocupaciones lo llevaron a ser alcalde pedáneo de Taibique con apenas 23 años, Recordando ese hecho él decía que había sido el alcalde más joven del pueblo y el que menos tiempo había durado en el cargo pues apenas ejerció como tal durante un poco más de dos semanas, transcurridas las cuales renunció de manera irrevocable y entregó la vara. También fue electo presidente del Casino de Taibique en el año 1961.

Él había aprendido el oficio de albañil con el maestro José González. Esa fue su profesión hasta que en 1965 se marchó para Venezuela. En aquel país se dedico a la venta y distribución de naranjas desde el Mercado Mayor de Coche. Desempeño esa actividad mercantil hasta su regreso en el año 1999 a su pueblo natal.

Durante su estadía en el país hermano siempre estuvo relacionado con los paisanos de la diáspora. Durante años él y su esposa fueron fervientes defensores del equipo de fútbol Unión Deportiva Canarias, y su presencia en los estadios animando al equipo era algo habitual. A su vez frecuentaban y hacían vida social en el club La Asociación Canaria y después, y hasta su retorno en el Hogar Canario Venezolano, así como en el Club Social Archipiélago Canario del cual fue fundador. Su asistencia a las fiestas tradicionales, a las luchadas, a las verbenas y a los juegos de bolas criollas, como miembro del equipo El Hierro y de la selección del Hogar Canario Venezolano, le permitió relacionarse con la comunidad canaria residente en Venezuela, así como con la asturiana, gallega, portuguesa e italiana.

En el 1999 retornó a su tierra natal y como buen hijo de la tierra piñera defendió en lo que pudo y supo a su pueblo. Sin duda alguna, Juan de Nina ha sido una de las referencias del piñerismo, y un gran defensor de la isla y sus valores.

Falleció el 23 de febrero y como buen luchador y puntal se fue sin alborotos ni espavientos, con la mirada limpia y la frente en alto. Que descanse en paz.