Por Juan Jesús Ayala.

Se dice de manera machacona  que estamos en   tiempos de dialogo, que  ya no vale el sacar pecho sobre los demás por lo que hay que consensuar y consentir.

Pero esto que parece sencillo y que fue  Sócrates  el primer mártir de la razón, es  mas complicado que lo que parece. No es fácil que el acuerdo llegue y cuando lo hace se desdibuja en las martingalas que  tiene el poder para desvirtuarlo y hacer lo que le venga en gana.  Porque tienen a mano leyes y reglamentos  que deciden  sea así.

¿Qué habría que hacer para que el dialogo se decantara’ como meta  de las relaciones humanas y políticas.?

Lo  básico es ver, cuando se habla ,si se hace sobre aquello que verdaderamente preocupa o es un mero simulacro donde lo  fundamental se orilla y queda solo el alegato insulso, eso si, muy elocuente pero retórico y vacío de contenido.

Dialoguemos  pues y dejemos  la pobreza de un monologo  entre varios, donde se habla pero no se escucha, donde el ruido prevalece sobre la voz atinada  y convincente. No    hay que elevar  la prosodia como  enciclopedistas franceses  y si intercambiar

 la opinión, ya que en  ese punto, en la intersección de la palabra del uno y del otro emergerá una nueva licencia literaria que si se rescata se encontrara’ lo que se persigue que es el dialogo .

A partir de ese momento las cuestiones irán mejor porque  en los que dialogan  y los que esperan  el resultado del mismo, habrá una conformidad generalizada  dentro de ese escenario y se ira’ mas ancho y mas alegres porque se ha comenzado  a saber, en ese momento, la importancia que tiene el compartir y no transitar cono un sonámbulo imbuido de pseudo intelectualidad y de un sabelotodo.

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Así,  bajando desde el autismo  que da el poder se llegara’ al mejor escenario donde no prevalezca ni la altanería ni la desfachatez y si, por el contrario, el mutuo respeto.

Debe ser  de esa manera  y no   perder el tiempo en las brumas de  palabras pronunciadas desde la jactancia y que se las lleva el viento, lejos , muy lejos, tanto del que habla como del que escucha..

Dialogar no es fácil .Es la moda. Y esta aparece cuando el poder se encorseta, se encuentra comprometido con su posible perdida  lo que motiva cambios de actitud y de comportamientos dirigidos al entendimiento entre los que se dicen iguales y los otros.

Dialogar desde que Platón propagó las enseñanzas de Sócrates es un bien escaso y al que se recurre de tarde en tarde y, sobre todo ,cuando hay debilidad. Pero hay que acostumbrarse a enlazar conversaciones, no discusiones, y que el dialogo sea una meta siempre, y mas aun cuando de democracia hablamos.

Y es curioso que ahora, quizás mas que en otras etapas de la historia se está prodigando el dialogo por los diferentes estamentos sociales, y mas por aquellos que quieren cambiar actitudes y compromisos políticos en territorios, pongamos por ejemplo Cataluña y el Estado español comandado por  el presidente Sánchez .Pero da la sensación que va a ser, está siendo ya un diálogo encorsetado y  planificado donde se barrunta que las palabras se perderán en el horizonte porque para que el dialogo llegue a una razón lógica hace falta consentimiento ;pero .cuando lo que se deja ver es un simulacro estaremos antes futuras acciones fallidas.

Dialogar, eso es lo que se impone desde los poderes públicos  pero poco, muy poco se dialoga porque prevalece más la imposición  con ribetes desdibujados  de democracia que la democracia en si.