Armando Hernández Quintero

El Pinar de El Hierro, 22-03-2021

Los últimos seis años no han sido propicios y pareciera que el destino se ha empeñado en poner, una vez más, a prueba la voluntad de los piñeros. Al desasosiego que se había ido apoderando de nosotros, como consecuencia de la presencia del corona virus, hay que sumarle el producido por los seis años de sequía, que han ido arrasando, poco a poco, los campos piñeros llenándolos de desolación y tristeza, la  que, de manera solapada, se ha ido apoderando también de nosotros en la misma medida que íbamos viendo como morían las viñas y los almendreros, así como miles de higueras, muchas de ellas más que centenarias, al igual que ingentes cantidades de pinos y sabinas como la de Tecorón, la más frondosa de Canarias, que habíamos pensado que eran eternos y que sin embargo no resistieron tanta sed. 

Al caminar por los campos la desolación que contemplábamos nos ha impulsado a aislarnos y retrotraernos sobre nosotros mismos. La tristeza nos ha invadido al mirar aquellas plantas y árboles que en otros tiempos habían adornado de festiva alegría la tierra y deleitado con sus trajes de esmeralda la vista, y después tener que verlos mustios y tristes cuando no muertos, y pensar que nunca más volverán a florecer ni a adornarse con sus deliciosos frutos, pues de su existencia solo han ido quedando en píe, como testimonios impotentes y mudos, los esqueletos blancuzcos de sus troncos algunos de ellos todavía con los gajos levantados, como implorando al cielo y a los hombres, que pasamos por su lado y los contemplamos sin poder hacer nada, antes de caer destrozados al suelo para convertirse en tierra y polvo que el viento sarandeará de un lugar para otro. 

Sin embargo, una vez más al igual que en otras oportunidades, no menos desfavorables, han sucedido cosas que nos hacen pensar que muchas veces la presencia de las crisis y sus dificultades nos han dado la fuerza y el ingenio para buscar soluciones y salir adelantes. La primera convicción ha sido el convencimiento de que no existe agricultura de secano que merezca tal nombre.

La experiencia histórica nos ha enseñado que sembrar sin agua, mirando al cielo esperando para ver si llueve, solo produce penurias y hambre. El trabajo dedicado a la tierra en esas condiciones jamás se ha visto recompensado y la solución a las recurrentes desdichas ha sido la emigración, tanto hacia las islas mayores como hacia América. A partir de esa reflexión la Comunidad de Regantes de la Zona Sur, y el Consejo Insular de Aguas han hecho hincapié en la necesidad de extender la zona de regadío ampliando la red conductora de agua e instalando contadores en las fincas que los hayan solicitado. Felizmente esa idea fue acogida por las autoridades insulares: el Cabildo Insular, a través de la Consejería de Medio Rural y Marino, y el Ayuntamiento de El Pinar, cada uno de acuerdo con sus competencias y posibilidades, que pusieron manos a la obra con políticas acertadas. La consejería instaló en el otoño de 2019 una toma de agua y en 2020 dos, una en El Gusano y otra en Los Llanos, que aliviaron un poco la situación ocasionada por la sequia y permitieron que los agricultores pudieran llenar cubas con el tan preciado líquido para regar las huertas, higueras y viñas. Gracias a esa oportuna intervención, cuyo costo para las arcas del Cabildo fue mínimo, se pudo parar en buena medida el desastre, las cosechas frenaron su caída y se recuperaron un poco, a pesar de que la sequía continuó hasta el otoño de 2020, 

En vista de los buenos resultados de las medidas aplicadas, más las perspectivas favorables que se vislumbran con la elaboración y aprobación por el Cabildo Insular del proyecto de riego para las medianías de El Pinar,  Isora y San Andrés, que contempla la ampliación del módulo de desalación  de La Restinga, más la construcción de un tanque de almacenamiento de agua en la zona de Masilva, y el tendido correspondiente de la red de distribución, que en una primera fase abarcará buena parte de las medianías de los pueblos mencionados, los piñeros se han animado, y hoy se puede decir que el optimismo ha vuelto a los corazones y a la mente, y las brazos que se han puesto en movimiento. 

Ferreteria El Cabo Pie

La ampliación de la red de riego y de los terrenos cultivados es más que evidente y se puede apreciar en la utilización del agua que triplicó su consumo, pasando de 18.049 metros cúbicos en el año 2018 a 57.471 en el 2019, y después volvió a dar otro salto espectacular llegando en 2020 a 131.937, con un aumento, con respecto al año 2018, de más del setecientos por ciento. Esa cifra de agua, aunque ya es superior a la que se consume en Echedo Costa Norte, es modesta si se la compara con la de Frontera que es unas quince veces superior. Sin embargo debe aclararse que en las cantidades citadas no se ha tenido en cuenta el agua que se utiliza en la finca de Tecorón, ya que al contar con suministro propio no está conectada a la red. No obstante si se toma en consideración la superficie que tiene dedicada al cultivo de plátanos y otros árboles frutales, el agua que consume debe ser un poco superior al de la Comunidad de Regantes de la Zona Sur.

El optimismo se ha materializado en la siembra, solo en el último año, de más de mil quinientas higueras, unas seis mil cepas de viña y centenares de olivos, almendros y otros árboles frutales.Todo eso sin contar las prometedoras plantaciones que se están haciendo, con la vista puesta en la exportación, de más de dos mil matas de aguacate en Tecorón y de varias miles matas de cáñamo en La Hoya de Los Roques.

Ese cambio tan espectacular ha sido posible, en buena parte, gracias al trabajo que de manera gratuita, han realizado los miembros de la directiva de la Gestora del Consejo de Aguas de la Zona Sur, los que, en el poco tiempo que llevan al frente de ese organismo, empleando un lenguaje taurino, han agarrado al toro por los cachos, y se han dado a la tarea de promover ante los organismos correspondiente la idea de que una agricultura que merezca tal nombre, a pesar de que las condiciones son inmejorables, buenas tierras, mucho sol y ausencia de tormentas, solamente puede existir si está apoyada por una red de distribución de agua, y además hacerla posible con el trabajo diario para irla materializando y dar ejemplo.

El optimismo de los agricultores piñeros ha contagiado a los ganaderos. De tal manera, que ya es posible observar cómo se han incrementado, en aproximadamente un cuarenta por ciento, tanto las explotaciones ganaderas como la cantidad de reses. 

Estamos convencidos, y seguros, de que de llevarse a feliz término los proyectos aprobados, se producirá un cambio radical en las condiciones económicas de la zona sur, y por supuesto de la isla, trayendo la prosperidad, el aumento de la calidad de vida y la alegría, y alejando de nuestras tierras el nefasto fantasma de la emigración y la pobreza que tanto daño físico y sicológico ha ocasionado.