Por: Juan Jesús Ayala.

Hay personajes que pululan  por la vida política  que producen vergüenza ajena. Se creen los reyes del mambo, que se las saben todas y no porque hayan aprendido  y reflexionado sobre lo que discuten o  proponen sino  que para ellos todo el monte es orégano  y su palabra es ley.

 Cuando  pretenden definir al enemigo político hablan de retrogadismo,  de conservadurismo,  y que ellos son muy, pero que muy progresistas, y  se quedan tan  tranquilos pensando que han descendido del monte Focida , iluminados por el oráculo de Delfos  y que son imprescindibles dentro del escenario de la gestión publica,  tanto en la de aquí, la canaria, como la de allá, la española. 

Y claro si uno repasa sus curriculum , el trabajo  que han realizado en su trayectoria vital se comprueba que han vivido del cuento, de la perorata facilona y que teniendo una profesión apenas le han dedicado unos meses durante su vida  siendo la política  la que  les  ha absorbido plenamente.

 Están en todos lados, acaparan  los cargos públicos que puedan, en el congreso de los diputados, en el parlamento canario , en cabildos , en ayuntamientos, en sitios donde es posible tener duplicidad de  puestos ,    para ellos y no  para otros.

Lo   significativo de estos vividores de la política y defraudadores sociales es que se creen los mejores sintiéndose capaces de mirar por encima del hombro al resto y  piensan que   hablando de cualquier cosa y con énfasis engolado dejan al resto embobados

La política, con todo lo que  lleva de actividad  es parte   decisiva  de un territorio y mas el nuestro, azotado por una crisis económica y sanitaria galopante, con un paro al borde del conflicto social y con cientos de empresas estranguladas que exige de políticas (hoy ausentes amparadas en la mas pura demagogia),  donde hay que comprometerse  con todo el esfuerzo posible y   mas aun con  la sabiduría  disponible, si es que se tiene.

Banner Don Din pie

Pero cuando  se contemplan  personajillos de opereta en el camino del ridículo, lo que producen es hilaridad y   perplejidad. Y, sobre todo, cuando hablan de regeneración, de marcar nuevas actitudes y acción políticas y lo  que se ve es que no han disparado chicharo  en  su  vida, y lo peor,   que  estamos  ante algunos que han aprovechado  situaciones concretas, que han elevado su liderazgo, (por llamarlo así), a altas cotas de aceptación  de los que oyen embobados sus peroratas.

 ,Pero  si entendemos por progresismo, esfuerzo, trabajo, dedicación a la profesión, ejemplaridad, demostrando a priori que se ha fajado uno con la vida  y luego una vez que lo  han hecho ponen su experiencia a favor de la política, estaremos de acuerdo de su “altísima progresía”, pero cuando es el cuento, y vivir de él, lo que prevalece entonces aparece el confusionismo y el “ quietismo” que es mucho  peor que el conservadurismo.

En esta feria de la confusión, cuando el disparate anda suelto es bueno saber quien es quien y que han pretendido y pretenden  para al menos comprobar que la mascara se le vaya cayendo ante la vergüenza ajena que provocan.

Estamos   en tiempo de calamidades, donde también hay personas que se han dejado el pellejo en el camino, que saben donde están, que es lo que   tienen entre manos  y cual es su cometido y el esfuerzo que hacen para llegar a  los objetivos que se marca  cualquier gobierno,  desde el central hasta la administración local.

.Y es que la gente está cansada de inoperatividades  ejercidas  por la insolvencia de muchos que carecen  de vergüenza ajena y no hay manera  que tengan el gesto de  coger los bártulos e irse a su casa, dando la sensación que  como nadie se mueve en  esa dirección  , que  son validos e imprescindibles. Si fuera así todo iría mejor. Pero a la vista está : todo va peor.