Por Juan Jesús Ayala.

Da la impresión, si nos dejamos llevar por aquellos que tienen que tomar decisiones de alto calado político que  dicen está   todo controlado, que iremos  mejor, si no es mañana, será el día  siguiente; y si por alguna causa, bien sea  un fenómeno atmosférico imprevisto que lo dificulte u otra cuestión, no importa, seguirán esperando mejor oportunidad, y así al menos tendrán fabricado el pretexto de no poder llegar ni siquiera al lindero de lo que habían  prometido.

Si los linderos afectan a diferencias importantes sobre las competencias de  costas transferidas a Canarias, que se pondrán en evidencia en la próxima comisión bilateral prevista para el 22 de abril, no importa, llegará con  el debido énfasis establecido un día cualquiera con todo el arrebato de una ley que permitirá aprovechar las ideas para que esa transferencia  sea realidad, para, al menos, se pueda decidir  en toda su amplitud en lo concerniente a las costas de las islas 

Si decidimos empujar la costa más allá y llegar a las aguas de las islas para no considerar solamente como “aguas canarias” las que están dentro del perímetro del archipiélago delimitado de acuerdo con el polígono de líneas que unan los puntos extremos de las islas, sino que incorporarán las 12 millas del mar territorial que ahora es de competencia estatal, así como la Zona Económica Exclusiva  de 200 millas a partir de la línea de base  de la  costa, veremos que  las islas en esta cuestión están como anteayer, como ayer, como un día cualquiera.

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Para que esto suceda, no existe inconveniente alguno que estas líneas en parte se solapen por la nueva delimitación de las aguas territoriales de Marruecos, y ZEE, así como su plataforma continental de 350 millas, como aprobó el parlamento marroquí en enero de 2020. Aunque estas líneas se hayan trazado en parte desde un territorio que no le pertenece como es el Sahara Occidental, que el rey alauí considera como "nuestra querida provincia autónoma del sur" Lo cual, sin encomendarse a parlamento alguno ni acuerdo de gobierno español, el presidente Sánchez aceptó sin más, eludiendo la legalidad vigente  de considerar al Sahara  Occidental  como un territorio  al que hay que someter a un referéndum de autodeterminación, qué visto lo visto dormirá el sueño de los “injustos” en los almohadones  de los palacios de ambos mandatarios.

Y la reforma legislativa que dictamina la ley de extranjería y el reparto de menores inmigrantes aún está, nos dicen, en un texto pseudo definitivo donde el contar con la solidaridad de otros territorios españoles como europeos ha quedado bien patente que forma parte de las promesas que se hacen y que dicen, pero como un día cualquiera, Canarias seguirá esperando y más aún la isla más castigada por esta ley actual y la tardanza de su adecuación que es la de El  Hierro para que ese reparto se haga  por solidaridad y librarla en parte de ese compromiso humanitario que ejerce con plena dedicación cuyos recursos sociosanitarios no crecen a la vez que la llegada de aquellos que hay que socorrer y se hace sin ningún tipo de reparo, pero que hasta ahora se le ha dejado con una evidente sensación como lo de “séptima isla”, como decía nuestro recordado José Padrón Machín continúe funcionando muchas veces  en la conciencia colectiva de algunos que deben tomar decisiones y la ponen en lista de espera.