Por Juan Jesús Ayala. 

Este intelectual italiano que destaca por su intelectualizado pensamiento filosófico  y humanista ha sido  galardonado con el Premio Princesa de Asturias  que ha dedicado a los maestros silenciosos que son aquellos que desde la soledad de su magisterio han hecho posibles que personas como él y muchas más hayan transitado por el escenario de las letras y otros poniendo en el inicio de profesiones   por su dedicación y empeño.

Desde su libros, “La utilidad de lo inútil”,”Clásicos para la vida” y “Los hombres no son islas”, se ha preocupado por  recuperar las Humanidades y devolver el espíritu critico a la sociedad, insistiendo en que la enseñanza es hacer comprender  a las personas los grandes valores que rigen la vida, como el amor a la justicia y la democracia. Su trabajo académico en realidad transita en las figuras del Renacimiento, destacando la necesidad de recuperar el humanismo para las nuevas generaciones.

Para él no tiene ningún tipo de sentido la profesión de “influencer”. ¿Qué son los “influencers”?. Se pregunta. Son unos ignorantes que lo único que proponen son lugares comunes y eso es muy peligroso. Entendamos cómo pueden tener juicio alumnos que no tienen cultura. Por eso la escuela es relevante. El conocimiento puede hacer que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico y se alejen del esperpento de lo virtual e irreal.

La lectura decae, la enseñanza no se valora en su estricto sentido de responsabilidad. Se hace mas caso, no al maestro, y si a estos “duendes” de la era digital. Se copia más las posses, los conciliábulos que el dictado y la serenidad en el conocimiento que trasmite el maestro. Por eso recuerda a su maestra  que fue para él un filón de sabiduría y le debe  lo que es hoy porque le influyó  a la lectura, a ser critico y saber perfectamente donde está la trampa y el cartón.

Muebles El Placer Pie

Las primeras letras, las primeras lecturas y el empeño de los maestros en transitar por ese camino abre el espacio de la critica, del pensamiento alejándose de lo baladí, de lo que se diluye al instante y no de un conocimiento  sólido  el cual dura toda la vida y del cual se puede sacar provecho.

El dedicar el Premio a los maestros es de una delicadeza intelectual gratificante, porque pone el dedo en la llaga de la enseñanza a la que no se le da la relevancia que debe tener, y mucha veces hay que pensar que los gobiernos se la toman como un pasatiempo dado los planes de estudios que han existido desde la democracia. El conocimiento como manifiesta Nuccio Ordine, es como una cadena donde los primeros eslabones hacen que este se agrande, se llene de claridad, por seguir en el camino de la sabiduria no quedándose en los primero tramos por eso reconoce el valor y el empeño de los maestros; de aquellos maestros que si bien muchos recordamos con cariño, otros los someten al olvido, sobre todo, por las autoridades públicas, que  ni siquiera saben quienes fueron, por donde anduvieron, en que pueblo vivieron y en que escuela impartieron enseñanza.

Por eso ante el clamoroso desprestigio de las humanidades y la estupidez generalizada que fomentan las redes sociales y demás aplicaciones esclavizadoras y malignas  el que haya alguien de la categoría intelectual como Nuccio Ordine que nos hable y  rinda homenaje a  los “maestros silenciosos” y considere como pieza fundamental del conocimiento, es de agradecer.