Por Juan Jesús Ayala

La política desde el pronunciamiento aristotélico que remarca que es la mejor forma de entenderse los humanos ha cobrado diferentes significados cuando no su inexistencia, pregonado por intelectuales que tienen que ver con la filosofía política llegando a decir que esta filosofía no se podía practicar porque simplemente la política no existe, y sobre lo inexistente cuando no es coparticipe la humanidad apenas se debe filosofar porque es llegar a ninguna parte.

Se ha intentado asumir la conclusión que la política es un espacio para el dialogo entre iguales, donde no existan contradicciones por los diferentes actores que tienen poder, ni siquiera en los momentos mas trascendentales que es cuando deben asomar las reglas democráticas, pero que se ausentan porque el poder hay que conservarlo a toda costa (piensan) y los pretextos y hasta las propuestas de gobierno que se está obligado a compartir no se ponen en practica.

Críticos con esta forma de entender la política derivan hacia otros escenarios, quizás más consecuentes con la existencia de unas reglas democráticas asumibles y que deben ser comunes a todos los que participan en este escenario que debe ser universal y que se denomina Constitución .La Constitución define un campo de batalla que todos deben aceptar , pero en la dinámica del tiempo se ha visto que existen comportamientos derivados del ideario de organizaciones políticas que van en contra de lo establecido porque su finalidad no es ni siquiera modificar ciertos artículos de la misma sino removerla del todo tras un nuevo proceso Constituyente que dé salida a sus propuestas.

Entendiendo la política como la teoría de la acción habrá que precisar que sentido se le da y que tendrá que ir bordeando el compromiso con el dialogo y sobre este deberían descansar los proyectos, las cuestiones fundamentales a las que hay que dar luz sin sombras ni tapujos .

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La política ha sido denostada en los regímenes autocráticos donde lo que prevalece es la voz y la decisión del líder, mientras los demás obedecen o en caso contrario serán enviados al ostracismo no solo político sino vital
En países democráticos donde existe una Constitución y diversidad de opiniones políticas es necesario que los gobiernos que han sido promovidos a través del concurso de los ciudadanos, estamentos social imprescindible para ser gobernantes, deban ser trasparentes , huyan de silencios clamorosos, y de las complejidades que tienen que soportar que se alejan muchas veces de correctas decisiones a tomar sometiéndolas al emboscamiento, al olvido o a disfrazarlas con ropajes ajenos a la realidad.

La política es un constructo fundamental para el desarrollo de los pueblos como sujetos políticos y para que los ciudadanos a través de ella tengan que apuntalar decisiones y compromisos por lo que la política tiene que ser ajena a trapicheos , a contubernios y mucho menos a hacernos creer que se está en el camino correcto por este o aquel gobierno los que se tuercen no por los deseos inalcanzables de la mayoría sino que los que detentan poder nos lo presentan como rectos , unipersonales, que conducen, dicen , a un objetivo pero que se ha diluido, no existe.

Dignificar la política es una asignatura pendiente que en tiempos preelectorales debe desempolvarse de los anaqueles mentales donde están las ideas, y que estas, al menos vayan por el camino correcto para que las decisiones del poder se encarrilen por los márgenes establecidos por la democracia. Así ,tal vez se lograría encontrar el verdadero sentido de la política.