Por Juan Jesús Ayala. 

Irrumpen en el nuevo escenario político de Canarias organizaciones  llamadas nacionalistas que se mueven en el ámbito de las islas  lo que ocasiona un  desbarajuste ideológico que poco o nada tienen que ver con los conceptos y la finalidad del nacionalismos que es la construcción nacional de los pueblos, en este caso de Canarias.

Cuando algunos  en otros territorios tienen perfectamente claras y definidas sus metas, sus estructuras, y sobre todo, adecuadamente perfilada su ideología en Canarias andamos poco mas o menos que en pañales, sin objetivos y carentes de una ideología definida y no solo eso sino con la insistente manía de mirar hacia atrás retranqueándonos ya no en las islas a las que se les pudiera dar otro tratamiento reorganizativo sino considerar a estas como islotes. Como una parte desgajada de un proyecto común, como reductos resabiantes de viejos tiempos, como feudos  de no se sabe quien y a cuenta de qué.

Transcender la isla es tener una visión clara por donde debe transitar el nacionalismo canario, pero lo que no debe ser de ninguna de las maneras, dado que se da de cara con la conceptualización del nacionalismo, es seguir pensando en  la isla, continuar amparándose y desde el poder que en ella se establezca porque lo que se lograría es dinamitar o dificultar un proyecto de nacionalismo universal canario. No debe ser que desde la isla y mas desde un posicionamiento desvirtuado que está más próximo a un islote por una racanería conceptual se continúe trabajando y pregonando en el sentido de que Canarias se construye desde las islas.

Las islas tienen lo que deben tener, su espacio geográfico y cada una con su peculiaridad, que hay que defender y hasta respetar, por supuesto, sus condicionantes culturales y hasta sus apetencias políticas. Pero no caigamos en viejas trampas y no olvidemos que desde los gobiernos de Madrid, concretamente el año 1927 y por el dictador Miguel Primo de Rivera, Canarias se dividió en dos, y , además,   nunca llegó  a comprender ser recibido en las islas con banderas británicas y pancartas de bienvenida en inglés, lo que cabreo al General al comprobar como la autarquía económica de Canarias estaba en manos extranjeras. Ahora no anda mucho más lejos.

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Con esto quiero decir que no vengamos y precisamente los que nos titulamos nacionalistas a contribuir aun con mas virulenta si cabe a la ruptura y al escapismo que dan un mal cálculo por unas simples migajas de poder.

El nacionalismo canario debe ser otra cosa por lo que tiene que transcender la isla, porque si se continua instalado en los mismo, pensando que la Gomera, el  Hierro, Tenerife o Gran Canaria, cada una por su lado son el ombligo del  universo canario y hay que contar con su cuota de de representatividad, se continuará dando en el mismo clavo y haciéndonos daño al actuar a oscuras y de espaldas a una realidad nacionalista consecuente.

Las islas si no se trascienden y para convertirse en islotes, para no descolgarse de un proyecto nacionalista común y canario tienen que romper el cerco, olvidarse de limites y de orillas que separan y si hace falta emular lo que hacen otros nacionalismos que han dejado de mirarse hacia adentro, que han echado atrás los personalismos y que lo que prima es el objetivo y no hacerlo desde ventanas con cristales opacos porque las brumas del tiempo no nos dejarían ver con nitidez el horizonte que se nos pierde, se nos aleja. 

Las islas tienen que dejar de ser islas para pensar Canarias desde la unidad, con un proyecto nacionalista claro y sin tapujos y con un lenguaje común y directo. No contribuyamos a confundir a los que aún conservan la esperanza de situar a las islas donde se merecen por su geografía y por su historia. Hagámosle llegar el discurso que están esperando oír. Porque si se continua con “separatismos” e ideas romas y caducas, tocarán a otras puertas. Y entre tanto, eso  si, el nacionalismo canario estaría aún discutiendo ideología y que es lo que pertenece a una isla u a otra.

De seguir por ese camino, se perdería el tiempo y seria como estar encandilados por un rayo de sol que si hoy da luz a un espacio dignificante de la política canaria, a la vuelta de la esquina estarían al acecho oscuridades que no deben repetirse y entre todo desechar.

En nuestro imaginario deberíamos “secar el mar” y ser un Todo:una isla grande y única. Lo demás es perder un tiempo irrecuperable.