Por David Cabrera de León*.

Llega una vez más el debate sobre el Estado de la Nacionalidad, ese debate anual de tres días de duración que trata sobre la orientación política general del Gobierno de Canarias, celebrado en el Pleno cada mes de marzo, y que una y otra vez, a buen seguro, se llenará de lugares comunes en cuanto a las propuestas y las valoraciones sobre el desarrollo de nuestra tierra. 

Por un lado estarán los de “Canarias va bien”, los que están en el llamado Pacto de Las Flores, y, por otro, los de “Canarias va mal”, los que sienten el frío de la oposición, sobre todo CC, que no termina de reaccionar aún a la pérdida del poder hace ahora casi cuatro años, después de otros casi 30 ininterrumpidos en el poder.

Pero lo cierto es que llevamos años escuchando, en ese debate sobre el Estado de la Nacionalidad, y este año no va a ser una excepción, las mismas soluciones a los mismos problemas, sin que nadie parezca hacer caso de aquella frase que dice que “si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo”.

Una vez más, los unos y los otros, tomarán “la parte por el todo”, y argumentarán según convenga. 

Unos nos dirán que la sanidad va mejor porque se ha aumentando la inversión, o porque el número de médicos de atención primaria se ha incrementado también. La oposición nos dirá, tirando de datos, que el informe de la FADSP vuelve a situar el servicio sanitario de Canarias como el peor del país en cuanto a las listas de espera, la Atención Primaria o los servicios de urgencias.

Pero lo cierto es que, en estos años, claro que nuestra calidad de vida ha mejorado, y mucho. Los herreños lo sabemos muy bien, porque hemos pasado de los tiempos en que la Isla estaba en manos de un solo médico de atención primaria, a la actualidad en que contamos con un hospital. Estamos agradecidos, por supuesto, pero no tenemos que estar ni mucho menos satisfechos cuando vemos cual es el nivel de desarrollo humano de por ejemplo, Madrid, número uno casi todos los ranking.

En Canarias, el nivel de desarrollo humano es de los mas bajos de España. Y no es un problema de este o aquel gobierno de turno, sino que es un problema de todos, de la sociedad canaria en su conjunto, y su error histórico sobre el origen de este bajo nivel, que no es otro que la absoluta falta de convicción de que la Educación debería ser la prioridad y el criterio de desarrollo de casi cualquier sociedad.

No oiremos ciertamente en el debate del Estado de la Nacionalidad que la Educación es la única vía sólida para mejorar nuestra posición en todos y cada uno de los ranking. Si mejoramos en educación, mejoraremos en sanidad, en los índices paro, y, sobre todo, en la calidad de los políticos que toman las decisiones. 

Y quien dice esto, es Diplomado en Magisterio en la especialidad de Educación Física y Licenciado en Psicopedagogía, además de un ciudadano que se dedica a los intereses públicos en general a través de la política. 

Sin una apuesta decisiva por la Educación, por ejemplo, Canarias seguirá, desgraciadamente, liderando la mayor tasa de diabéticos de España, o ocupará durante años también los primeros puestos de la tasa nacional de suicidios, o también seguirá al final de la cola en los índices de esperanza de vida. 

Porque si usamos la sanidad como una analogía, el problema no está en el síntoma sino en la causa de la enfermedad. Mejorar el número de médicos no mejorará por si solo necesariamente los datos de la sanidad, porque la única apuesta, sólida, a medio y largo plazo, es educar en los hábitos de vida y en la mejora de los conocimientos sobre la seguridad alimentaria.

Al igual, en la Isla de El Hierro podemos hacer todas las campañas de activación del comercio que queramos, pero ni una sola supondrá una mejora real del comercio insular. Necesitamos convencer a 6.000 personas más para que vivan de forma permanente en la Isla, como la única manera de hacer frente, no solo a la falta de clientes de nuestro comercio, sino a la de todos los servicios de una sociedad de bienestar. 

En resumen, solo si apostamos por un cambio de enfoque a nuestros problemas y a su posible solución, podremos mejorar las capacidades en las decisiones que se han de tomar, y ya no solo mejorar notablemente nuestra posición en los ranking, sino, simplemente, ser, al fin, una sociedad mejor que nosotros mismos.

*David Cabrera de León, Presidente Asamblea Herreña (AH).