Por Luciano Eutimio Armas Morales

Decía la letra de la canción de Formula V en los años setenta, que “en la fiesta de Blas, todo el mundo salía, con unas cuantas copas de más”. Y a lo que parece, la isla de Fuerteventura, desde hace años es una pura fiesta, de la que circulan profusamente fotos y documentos.

Pero no todos aparecen en las fotos, porque alguno, aunque haya salido en alguna foto de refilón, le han borrado su imagen, que para algo está Photoshop. Y en esas fiestas, además de copas, suculentas comidas, y exóticos viajes acompañados por señoritas de cortesía, se repartían cajas de zapatos con billetes dentro en lugar de calzado. ¡Puro derroche, y Europa paga la cuenta!

Mientras tanto, los sufridos ganaderos, no es que no tuviesen acceso a esas fiestas, es que tenían que vender sus vacas o sacrificar sus cabras, porque el precio del pienso no les permitía mantenerlas y las ayudas que venían para ellos se perdían en el camino y acababan en algún night club, en un restaurante de lujo o en algún paraíso fiscal.

En realidad, estas fiestas vienen de lejos, desde los tiempos aquellos en que los que se firmaban pactos con un marqués a bordo de una avioneta. Aunque algo más tarde, el marqués salió en alguna foto movida y tuvieron que borrar su imagen, pero eso no ha impedido que la fiesta continuara. Y en las fiestas de Blas, como decía la canción, todo el mundo salía con unas cuantas copas de más. Bueno, copas y algo más.

Ferreteria El Cabo Pie

La jueza que instruye el caso dice que uno de los pajaritos debe ir a la jaula, pero tiene que dejarlo en libertad “por imperativo legal”, porque el fiscal, a pesar de que al pajarito se le imputan cargos de cohecho, falsedad, blanqueo y pertenencia a grupo criminal, el fiscal repito, dice que el pajarito puede seguir volando libremente, y si lo invitan, acudir a alguna fiesta.

Seguramente, todo este culebrón con tanto morbo, dará lugar a rodar alguna película esperpéntica. Y como no podría ser de otra manera, posiblemente se rodará tras la inauguración de los estudios Dreamland, junto al espacio natural protegido de las dunas de Corralejo, para mayor lucro y beneficio de una cadena hotelera. Y todo esto, además, con un Cabildo Insular gobernado por un presidente y un consejero, y con veintiún consejeros en la oposición.

El gran Luis García Berlanga rodó en 1.993 “¡Todos a la cárcel!”, una divertida y corrosiva película sobre la corrupción. Si hoy viviera y conociera este culebrón de Fuerteventura, ¡La que podría liar contando las fiestas de Blas!