Por Juan Jesús Ayala.

La gran vergüenza de la sanidad canaria no ha venido por si sola, como es el famoso y denostado “pico de las urgencias” que es la cantinela justificativa cuando por los meses de enero hasta pasado el de marzo, un año tras otro la Consejería de Sanidad, esta y las que le han precedido se salen por la tangente con esta perorata y se quedan tan tranquilos y más ahora porque se juntan dos epidemias la gripal y la de la Covid-19. Estamos hablando de políticos y de enfermedades para saber con toda la evidencia del mundo que esta  denigrante situación ha sucedido siempre y por lo que se barrunta seguirá sucediendo. Y ¿que medidas han puesto en práctica para solucionar este problema que raya en lo vejatorio y que atenta con la salud de aquellas personas que ya de por si la tienen maltratada cuando acuden a los respectivos centros hospitalarios de Canarias?. 

Por lo que se aprecia, al Consejero de Sanidad no le da cierta vergüenza que año tras año diga la misma perorata  y es que el político si es que está en el tajo de la gestión es el que debe adelantarse a los acontecimientos y más en materia de sanidad para que estos no se produzcan y pongan los medios, que los tiene, y si no buscarlos para que la deplorable situación tercermundista que se da en los hospitales canarios se resuelva de una vez. Y si es la incapacidad  la determinante de la gestión político-administrativa dedicarse a otra cosa y que no sea su falta de conocimiento y desidia la que colabore con el problema sangrante  como es tener acumulados en los pasillos de los hospitales enfermos con distintas patologías, unas con mas gravedad que otras.

Se ha llegado el caso, según manifiestan los sanitarios, que no tienen las    suficientes camillas para situar a los enfermos siquiera en los pasillos y que a veces se usan las de las ambulancias, pero para que estas continúen cumpliendo su cometido de trasladar enfermos, se ven obligados a usar colchonetas en las cuales pasan días que se acortan según el tipo de patología que sufren; colchones cerca del suelo unos juntos a otros donde tanto las condiciones ambientales y las intimas están en una situación bastante deplorables. Parece que esto es lo que hay, pero sabiendo que las camas hospitalarias por cada 1000 habitantes la OMS la cifra que recomienda es el 2,5 por ciento, aquí andamos por el deficitario 2 por ciento.¿Qué se hace para lograr  esa ratio? 

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Y otro grave problema es la cantidad de enfermos dados de alta que llevan en los hospitales confinados meses y meses y ya son en numero de 480; y en este apartado habrá que decir lo mismo pero que tiene otra vertiente y responsabilidad que corresponde a  la Consejería de Bienestar Social dado que esas personas que no retornan a su domicilio puede deberse a diferentes motivos entre los que pudiéramos destacar que en su domicilio no tienen quien se ocupé de ellos, porque no tienen que comer o porque son totalmente menesterosos; y ,además,  sabemos que el sitio  donde debieran estar esas personas que permanecen “ad infinitum” confinadas en los hospitales con las trastornos que ocasionan en el numero de camas disponibles tendrían que estar en una plaza residencial de un centro socio-sanitario.

Y ¿como andamos en este sentido?, Fatal,  dado que Canarias es la comunidad autónoma que menos plazas  residenciales tiene por habitantes tanto publicas como privadas, y es que según  los datos con un total de 9.927 plaza apenas se puede dar cobertura al 3 por ciento de las personas mayores de 65 años, cuando la ratio ideal es del 5 por ciento, con ,lo cual se deduce que Canarias tiene una déficit de 8.709 plazas residenciales, prácticamente la mitad.

O sea, que entre las Consejerias de Sanidad y de Bienestar Social está enredada la cuestión mientras  se echan la culpa por el bajo nivel  de ejecución del “Plan Socio Sanitario de Canarias 2017/2020”. Y en esas estamos.