Por Juan Jesús Ayala.
El correo en Valverde y también en los pueblos de la isla tenía diferentes significados. Correos eran los barcos aquellos de la Trasmediterránea que llegaban desde el puerto de Santa Cruz, previa escala en San Sebastian de La Gomera y en Santa Cruz de La Palma aunque a veces se nos escapaba cuando lo veíamos en lontananza, lo de “vapor”. Pero como traía las sacas con la correspondencia y paquetes predomina el entenderlo como “ya llega el Correo”, sobre todo, los viernes y lunes.
Esos días eran de cierto jolgorio y de trajín en la Villa; la gente por la mañana, como había trayecto de guaguas entre los pueblos se desplazaban para gestionar asuntos en las distintas administraciones o comprar algún que otro enser o motivo en sus tiendas y ventas. Y por la tarde sobre las seis estábamos a la espera que llegara la guagua Diamond o la Morris que desde el Puerto traía pasajeros y las sacas con la correspondencia. Era tarde de paseo donde ya se iniciaba el despunte de algún que otro noviazgo que la impaciencia hacia no esperar a los domingos para los bailes o nuevos paseos por la calle, desde el Puente hasta la “punta de la carretera”, donde muchas veces se sobrepasaba llegando hasta el “muro de Don Claudio”.
Así mismo, se conocía el correo como la oficina de reparto y de recepción de cartas y paquetes que durante épocas estuvo en diferentes locales. Recuerdo cuando funcionaba donde hoy se encuentra “coches Bamir” que en su día fue el bar de Don Pedro Rodríguez; pues bien esa oficina estaba gestionada por la familia de mi tío Juan Sánchez y sus hermanas Dolores y Amelia y después, Juan Pedro, Nemesio y Ramiro.
Tras estar allí una época se traslada a la parte baja del Cabildo mirando hacia la plaza. Cuando la guagua traía las sacas con la correspondencia ya había gente esperando junto a la puerta para ver si habían tenido suerte y recibían carta. Después de esperar no mucho tiempo, apenas una hora, se abría esta y cantaban con el fleje de cartas en la mano el nombre del receptor; y claro las mas abundantes eran las de Venezuela que llegaban con el sobre significado “por avión” o las de noviazgos ausentes que se esperaban con cierta impaciencia. El recibir o no carta siempre se reflejaba en la cara y muchas veces tomaba tanto presencia la alegría como el disgusto.
Previamente ya se había seleccionado para que se la llevaran los empleados del Ayuntamiento y de el Cabildo la respectiva correspondencia de estas dos entidades.
Los lunes y viernes eran conocidos como los “días de correo” que se deseaban con cierta ansiedad porque traían la novedad y nos facilitaba el encuentro que se tenia pendiente.
Luego estaban los carteros de los pueblos que la llevaban, sobre todo, los del norte en sus respectivas bicicletas y hasta don Juan Ávila que con su burro era el encargado de llegar al risco de Tibataje, bajar por él y distribuirla en el Valle de El Golfo. Y en los otros pueblos, sobre todo, Isora,San Andrés y El Pînar la guaguas las depositaban bien en un bar o venta designada para tal menester donde la gente pasaba por allí por ver si estaba la carta esperada.
Los días de correo en Valverde se podían considerar como una de las fechas más significativas de la vida en la villa, así como en los restantes pueblos de la isla. Y recordarlo viene bien.