Yo, José Antonio Armas López, administrador y representante de la sociedad perteneciente a la familia ARMAS QUINTERO.

Ante la tergiversación constatada en estos últimos días en relación al expediente de legalización de BLOQUERA y TRATAMIENTO DE RESIDUOS PROVENIENTES DE LA CONSTRUCCIÓN, aclaro lo siguiente:

La mencionada infraestructura se pone en funcionamiento hace más de 27 años, concretamente en mayo de 1995. Poco después, en el año 1996, se convoca un pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Valverde en el que todos los grupos políticos con representación en dicho Ayuntamiento apoyan unánimemente dar licencia a la actividad de la bloquera en sus actuales instalaciones. Bloquera que, a su vez, ya disponía de licencia para su instalación en un terreno ubicado junto al actual Bar El Encuentro. Su propietario en aquel momento, haciendo uso del sentido común del que otros carecen, y dada la proximidad al centro de Valverde, decide alejar las instalaciones a un lugar donde el impacto paisajístico sea leve y donde no interfiera en el desarrollo urbanístico de la capital. Es gracias a ello que el actual hospital insular disfruta de su privilegiada ubicación.

La razón por la que se escoge la Hoya del Juez como nuevo destino de estas instalaciones, aparte de la ya mencionada lejanía del centro de la capital (recordemos además que no existía en aquella época la carretera de Los Roquillos) es porque se buscaba un clima muy frío para la curación de los bloques, evitando así la necesidad de tener que regarlos constantemente.

Tras muchos años de intenso trabajo y desarrollo, se instala una planta de hormigón y unos molinos para triturar material de desmontes y convertirlos en áridos y desde hace más de una década se insiste persistentemente en legalizar estas instalaciones, a través de los instrumentos urbanísticos existentes y acordes al plan general, siendo esta una labor ardua, complicada, costosa e inmersa en interminables procesos que muchos parecen obviar, intentando retratar la imagen de una idea que surgió hace dos días y que milagrosamente ya se encuentra en manos del Cabildo.

Con fecha 1 de septiembre de 2017 entra en vigor la Ley 4/2017, de 13 de julio, del Suelo y de los Espacios Naturales Protegidos de Canarias, con lo que se abre una nueva vía administrativa de legalización. En base a esta nueva Ley, en julio de 2019 (un año antes de mi incorporación como puesto de confianza del Excmo. Cabildo Insular de El Hierro), se presenta en el Ayuntamiento de Valverde el proyecto para legalizar dichas instalaciones, con sus correspondientes evaluaciones de impacto. No es hasta el pasado mes de octubre cuando el citado proyecto es remitido al Cabildo Insular de El Hierro, con la finalidad de que sea el Pleno de dicha corporación quien decida declarar, o no, el interés insular de las instalaciones. En noviembre se inicia la tramitación del expediente por parte del Cabildo y se publica en el Boletín Oficial. Trámite que, con el pesar de quienes pretenden hacer creer lo contrario, se realiza tal y como dispone el procedimiento regulado en la Ley del Suelo.

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Cabe destacar, además, que estas instalaciones que tanto han dado que hablar se encuentran ya prescritas y su uso consolidado, por lo que la única intención de la sociedad a la que represento no es otra que hacer las cosas de la manera debida.

Mientras transcurre el plazo para presentar las alegaciones que se estimen oportunas, la AHI y PP se hacen eco de este procedimiento y lo utilizan como uno de sus últimos cartuchos para intentar dinamitar un partido al que teme ante la proximidad de las elecciones, acusando al presidente, a esta sociedad y a su representante de intentar dar un “pelotazo urbanístico”. ¿Un “pelotazo” que se lleva fraguando desde aquel pleno del año 1996 en el que la AHI y el PP votaron a favor de la licencia de una actividad que ahora pretenden hacer desaparecer? Una actividad de la que, por cierto, se han beneficiado directa e indirectamente. Y es que, obviando lo paradójico de que numerosos familiares de representantes de dichos partidos políticos hayan trabajado para esta empresa, muchos de sus cargos públicos y simpatizantes han adquirido a lo largo de los años materiales de esta misma empresa y han llevado sus propios residuos a estas instalaciones. La bloquera y machacadora de áridos que ahora tanto les ocupa no solo trabaja el bloque, sino que convierte los residuos de la construcción en áridos que cubren buena parte de las necesidades de la isla. Ya la AHI contribuyó en su día a eliminar la bloquera de la zona Sur e intentó destruir la extracción de áridos que afortunadamente en la actualidad es explotada por otra empresa herreña, lo que lleva a algunos a sospechar que esta agrupación tenga algún interés en que este tipo de materiales se tengan que traer desde Tenerife, con el coste adicional que ello implica.

No contentos con ello, pretenden también ambos partidos que tanto el Ayuntamiento como el Cabildo se postulen a día de hoy en contra de unas instalaciones de las cuales ambas corporaciones, presididas mayoritariamente a lo largo de su historia por ellos mismos, han adquirido durante décadas los bloques, el hormigón y los áridos necesarios para ejecutar innumerables obras de interés púbico.

A modo de conclusión, la única finalidad de este asunto, en el que la AHÍ y el PP han hecho uso de todos sus recursos para que acapare no solo los medios insulares, sino también algún que otro medio regional, no es otra que intentar hacer las cosas conforme a la legislación vigente, habiendo tenido que invertir mucho esfuerzo, tiempo y dinero en preparar la documentación necesaria para su tramitación.

La empresa que represento y que pertenece a mi familia nunca se ha pronunciado ni se pronunciará en contra de la construcción de la ciudad deportiva en la Hoya del Juez. Apostamos porque Valverde crezca y evolucione, como ya lo hicimos hace años cuando voluntariamente renunciamos a construir la bloquera al lado del Bar El Encuentro. Tanto la ciudad educativa como la ciudad deportiva son necesarias para el disfrute y aprovechamiento de las nuevas generaciones, que esperamos puedan hacer uso de unas infraestructuras que nuestros abuelos y padres nunca creyeron posibles y con las que ni los más “jóvenes” nos atrevimos tan siquiera a soñar.

Pero la realidad es que infraestructuras de esta envergadura no se levantan de la noche a la mañana y que faltan aún muchos años para poder ver este sueño hecho realidad, por lo que esta empresa solo pide dos cosas: por un lado, regularizar todo lo relacionado con su actividad sin apartarse en ningún momento del procedimiento establecido legalmente al efecto y, por otro, estudiar con las instituciones nuevas ubicaciones de instalación donde poder trasladarse mientras se va dando forma a la ciudad deportiva, tal y como se está haciendo con la refinería de Santa Cruz, que ahora se muda tras tantos años en el centro de una capital en continuo crecimiento.