Por Juan Jesús Ayala.

No ha sido ahora cuando el  fenómeno meteorológico, en este caso el Hermine se ha centrado e iniciado en la isla y es  que ya va para tiempo que El Hierro ha estado marcado en la geografía como un referente obligado de algún que otro desastre ocasionado por la fuerza de la naturaleza empapada en agua ,viento, y desprendimientos. Desde el año 1610 en aquel ciclón que resquebrajó destruyendo el Árbol Santo que proveía mediante sus albercas de agua a toda la zona norte de la isla, hasta en 2007 en que la isla sufre el castigo de un  tremendo temporal con altos desprendimientos y cortes del suministro eléctrico, teniendo que cerrase en aquel momento el acceso al parador por la obstrucción del túnel de Temejiraque; así como en El Pinar se desbordaron barrancos y el agua arrastró vehículos y animales de granja, con un alto riesgo de desbordamiento de la charca del Telar en Taibique.

Pero quizás el desastre mas preocupante por su característica patrimonial-ecológica fue la desaparición de los lagartos en numero de 178 que como considerada especie en extinción, constituyen un descalabro biológico de primera magnitud. Los lagartos murieron bajo escombros y lodo arrastrados por las intensas precipitaciones, a la vez de la desaparición de otros 177 ejemplares que estaban en periodo de crecimiento entre uno y cinco años nacidos en 2002 y 2205. Cuya preocupación se extendió a la fuga de Gorreta  donde se estaba produciendo una intensa lluvia de 370 litros por metro cuadrado comprometiendo la libertad de estos animalitos, lo cual pidiera  dificultar el proceso de recuperación lo cual se consiguió poniendo a salvo  este valor etnográfico herreño.

Además de las invasiones y los grandes bocados de la langosta en años de sequía  que dejó a la isla como si fuera un palo seco, si tengo que recordar lo que los mas antiguos de lugar señalaban como el “ciclón del año 1”.

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Este ciclón, recuerdo de pequeño que era un tema frecuente los domingos mientras el sermón del párroco que oficiaba la misa dado que los hombres estaban detrás, de pie cerca de la puerta de la iglesia y cuando el cura  comenzaba el sermón, salían afuera y comenzaba una tertulia en la plaza hasta que se terminara la platica sacerdotal. A mi me llamaba siempre la atención el énfasis de aquellos que hacían al referirse al ciclón del año 1 tenían como referencia el año 1901.

Y las características de este ciclón fue tremendamente devastador según contaban porque el tropel de truenos, rayos, desprendimientos, barrancos incontrolables , casa que navegaban  entre  los barrancos por la fragilidad  de su construcción y la ubicación en sitios ciertamente peligrosos ocasionó un verdadero desastre en la isla con la desaparición de viviendas, alguna vida se cobró y los animales que estaban en cuadras al intemperie, gallineros, corrales, chiqueros los animales fueron arrastrados por las aguas y el viento quedando la isla totalmente desolada de la que tardó varios años en recuperarse no solo en su reconstrucción sino en reponer una cabaña que se quedó prácticamente desaparecida.

La isla que forma parte de las “afortunadas” al ser la mas occidental es alguna que otra vez la guía, el presagio, el barrunto de lo que pude acontecer y de lo que se desarrollará en un territorio escarpado que penetra en una pendiente hacia el mar y que a veces  faltan barrancos para canalizar toda esa tromba  agua y se pueda eludir en parte el acontecimiento imprevisto.