Por Juan Jesús Ayala.

La isla a lo largo de su historia estuvo sometida a carencias de todo tipo que en el tiempo se fueron satisfaciendo, y una de ellas fue el enterramiento de sus difuntos lo que pasó por una serie de vicisitudes y que particularmente apoyándome, eso si, en las investigaciones de Dacio Darías Padrón que me alumbran las paginas de esa vieja historia si me asiste un interrogante que tendría curiosidad por averiguarlo.

Durante el siglo XVIII el beneficiado de la Parroquia, Don Cayetano Padrón de la Barreda había legado unas casas-cuevas donde se depositaban los cadáveres que se traían de los diferentes   pueblos  para  inhumarlos posteriormente en el cementerio de Santiago. Por esta circunstancia durante e año 1868 hubo un pleito entre el alcalde del momento, mi bisabuelo, Pedro Miguel Ayala Pérez-Guadarrama, y la familia Fernández Paiva para que desaparecieran estas casas-cuevas lo que no fue posible dando lugar que en el mes de julio de ese mismo año, 1868  entre los acompañantes del difunto y lo dueños de la casa se originó una trifulca de ordago porque estos habían murado y cerrado con puerta el patio para depositar el cadáver para posterior  traslado a la iglesia de Santiago.

Anterior a esta circunstancia y en el año 1862 por parte de los vecinos del Pinar se inaugura el cementerio de esa localidad y posteriormente en el año 1863-64   comienza a tramitarse el expediente para la construcción del cementerio del valle de La Frontera dado que los vecinos tenían que trasladar por caminos angostos y hasta peligrosos a sus difuntos hasta el único cementerio  que había en la isla.

De cualquier manera se puede decir sin dejar de apoyarnos en la guía histórica de Darías Padrón que el primer cementerio de la isla estuvo ubicado en la iglesia de Santiago hasta 1852 en que fueron prohibidos los enterramientos  en el interior de los templos pasando estos  a los  exteriores de la ermita . Pero como este cementerio estaba mal orientado se acordó construir  uno en el sur de la villa de Valverde que es el actual de San Juan Bautista  que se inauguró en 1869 quedando clausurada la necrópolis de Santiago. Años mas tarde se terminaron los muros de este cementerio que estaba depauperado con la contribución dineraria del medico herreño Gaspar Jerónimo Quintero Magdaleno.

 

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Estos terrenos de San Juan eran patrimoniales de doña Luisa Álvarez de Bohorque marquesa viuda de Villavieja, la cual dio orden a su apoderado Barros Sivelo para que vendiese las propiedades que le quedaban en El Hierro lo que se realizó en 1886 mediante escritura publica al prebistero  D. Valentín Padrón destacando la Casa de el Conde. Reservándose para ella  un trozo  de terreno que se conocía como la Ermita de San Juan donde los domingos de desplazaba para oía misa, con lo cual es fácil deducir que en esa capilla y aledaños se erigió o el actual  cementerio de de Valverde.

Tras estos tiempo de carencias ya la isla cuenta con cementerios en todos sus pueblos lo que mitigó e hizo desaparecieran en este sentido la penurias soportadas por los herreños en el traslado de su difuntos fuera del entorno en el que habían desarrollado su existencia.

El interrogante que me preocupa y desde luego desde de mi ignorancia es si  una vez que se clausura el cementerio de Santiago en el año citado y cuando ya se había prohibido el enterramiento en el interior de su iglesia sí los restos de esta necrópolis fueron trasladados, tanto los del interior como los de la plaza, al cementerio actual de Valverde. Seguramente mi querido amigo e investigador de la isla, Venancio Acosta Padrón, pudiera dar luz sobre una pagina desconocida, al menos para mi, ya que  tendría un alto valor histórico saber lo acontecido.