Por Luciano Eutimio Armas Morales.
El 5 de abril de 1974, en España, un decreto del gobierno de Francisco Franco establecía un cambio de horario, que lo justificaba diciendo que: “Teniendo en cuenta las repercusiones que se derivan para la economía nacional del encarecimiento de los productos energéticos, se considera necesario aplicar todas aquellas medidas que puedan contribuir al ahorro de energía y, entre ellas, la consistente en el adelantamiento de la hora legal en relación con la solar.” Pero España no fue el único país que estableció el cambio horario de verano y de invierno, tras la crisis del petróleo en 1973, otros países de Europa y de todo el mundo establecieron ese cambio horario de verano e invierno, con el argumento de que ese cambio suponía un ahorro en el consumo de energía.
Y así ha sido durante muchísimos años, en que, al objeto de favorecer determinados intereses económicos, han hecho circular el bulo de que ese cambio horario suponía un importante ahorro energético, apoyándose en presuntos estudios e informes que así lo indicaban, e incluso cuantificando el volumen e importe de ese presunto ahorro energético. Así ha ocurrido históricamente con el bulo de los fabricantes de tabaco, de que su consumo era inicuo y estimulante. O con las industrias de refrigeración y aerosoles, que negaban los efectos negativos de los de los CFC´s, o más recientes, con los negacionistas del cambio climático acelerado por el consumo de combustibles fósiles.
Las potentes industrias y sus intereses económicos tratan de negar lo evidente, e incluso defender sus intereses con estudios pseudocientíficos, siempre apoyados por algunos fans incondicionales, hasta que la realidad se impone con contundencia. Y algo así ha sucedido con el cambio horario verano-invierno, implantado en Europa en 1980, e impuesto en el año 2000 por una directiva de la Unión Europea a todos los países miembros.
Pero estudios posteriores y con más rigor, han demostrado dos cosas: Primero, que eso de un importante ahorro en el consumo de energía con el cambio horario no es cierto, y que ese cambio horario tiene, en cambio, muchos efectos negativos, que, según diversos estudios recientes publicados, podrían resumirse en:
- Efectos negativos en la salud: Se ha sugerido que el cambio de hora puede alterar los ritmos circadianos, provocando problemas de sueño, fatiga y disminución del rendimiento.
- Impacto económico: Algunos estudios indican que el cambio de hora puede tener un impacto negativo en la economía, debido a la disminución de la productividad y el aumento de los accidentes laborales.
- Inconvenientes prácticos: El cambio de hora puede generar confusión y trastornos en las rutinas diarias, especialmente en el caso de personas que trabajan por turnos o viajan con frecuencia.
Los ciudadanos, de alguna forma, han sido conscientes de los efectos negativos de ese cambio horario y, en cambio, no han percibido sus ventajas, y en una encuesta realizada entre ciudadanos europeos en 2019, el 84,% era favorable a suprimir el cambio horario, y en España ese porcentaje era del 65.%. A continuación, el Parlamento Europeo aprobó esa directiva, pero tendría que ser ratificada por los parlamentos de todos los países, y dada la complejidad del procedimiento, ha optado porque cada país decida libremente en 2025 que tipo de horario adoptará.
En realidad, la mayoría de los países que adoptaron un cambio horario en la década de los setenta lo han suprimido, como han sido todos los países de África excepto Egipto, en América lo han suprimido Argentina en 2009; Brasil en 2019, México en 2022, Uruguay en 2024, y en Estados Unidos los estados de Arizona y Hawái.
En Asia han suprimido ese cambio horario en China, Japón y la India, entre otros, y en Europa Rusia, Islandia, Turquía y Ucrania, que lo ha anunciado recientemente. En realidad, son una minoría los países que continúan: además de Canadá, Australia y parte de los Estados Unidos, son los países de la Unión Europea los que mantienen este cambio horario.
De todas formas, ya Alemania y Francia han anunciado que, a partir del año 2025, en que la Unión Europea da libertad a cada país para establecer su horario, van a suprimir ese cambio. Y España podría hacer lo mismo, aunque no lo anunciado, y de una vez, acabar con el absurdo de que tenemos la misma hora que Polonia o que Alemania, algo que fue impuesto por Franco en 1940 para estar en sintonía con la Alemania de Hitler, y que provoca una diferencia de hasta tres horas entre el horario oficial y el horario solar.
El cambio horario, así pues, fue una medida implantada en casi todo el mundo en base a argumentos y datos falsos, que está en proceso de extinción, una vez que la ciencia ha puesto al descubierto la inconsistencia de sus argumentos y los efectos negativos para la salud y para la economía de tales cambios.