Por Juan Jesús Ayala.
Hoy, lunes 29 de abril, al fin, se ha rasgado el velo de las mil conjeturas que se habían hecho sobre el motivo que había impulsado al presidente Sánchez a refugiarse dentro de si ignorando si en voz alta o remedando un verso de Lope de Vega, “a mí soledades voy, de mí soledades vengo”; lo que está bien cuando se elabora una teoría de una explicación donde el protagonista se desmarca del resto del mundo y se recoge en su pensamiento, por lo que es de desear no se abran las páginas de una tragedia, que, por otro lado, no se entendería que sometiera a la gente a una convivencia confusa y endiablada, máxime cuando se han hecho todos los quiebros posibles para que se logre la convivencia en Cataluña, llegando a remedar a Manuel Azaña cuando manifestó en un mitin en Barcelona en las elecciones de 1934, “si algún día dominará en Cataluña la voluntad y resolviera ella sola remar su navío, sería justo permitirlo y nuestro deber consistiría en dejarlos en paz”; después de toda una historia turbulenta que se venía arrastrando desde el reinado de Felipe V, que con el derecho de Nueva Planta quedaron abolidas las leyes e instituciones, fueros locales y el autogobierno catalán.
Ahora cuando se está en el mismo camino, pero con otro dispositivo legal como la ley de amnistía que se aprobará tras los trámites pertinentes por el Senado y vuelta al Congreso pudiera acontecer ante la carta que nos dirigió seoriginara no solo un espacio de mala convivencia en Cataluña, sino en el resto del Estado y que esto fuera propiciado por unos soliloquios que se fraguaron de pronto basados en unas cuestiones de denuncias que ni siquiera se han resuelto, donde después de aguantar carretas y carretones y todo lo ejercitado en su “manual de resistencia”, para un político de altura que ha estado dispuesto a mediar en asuntos de envergadura, llámese la guerra en Ucrania o el conflicto israelí-palestino y aprobando el papel mediador de Arabia Saudí para evitar una mayor escalada del conflicto en Oriente Próximo, de pronto, como si fuera una página muy distinta a las anteriores y por cuestiones personales que seguramente terminaran en nada nos haya tenido con el resuello contenido, haciendo todo tipo de elucubraciones como si se tratara de una estrategia bien urdida para lograr más adhesiones que fortalezcan la legislatura y tenerla apuntalada ante lo que se pueda presentar, o que verdaderamente todas las inconveniencias y malestares que tiene que soportar por responsabilidad un presidente de gobierno hayan rebosado el vaso de su paciencia y diga:¡hasta aquí!.
Esperemos que todo se haya desarrollado con cordura y se emitan las suficientes explicaciones que convenzan tras sus soliloquios de cinco días, unas veces en silencio y otras en voz alta.
Lo que sí parece claro, al menos desde la distancia donde se puedan cruzar las especulaciones con la realidad, que no hayan cuestiones que puedan sospecharse y todo se desvele, aunque la del Sahara Occidental quede sin explicación alguna; y como si Canarias estuviera trabada con el mismo imperdible.
Deseo, así mismo, prime la mesura sin mensajes confusos, sobredimensionados y se tracen caminos donde no se pongan trampas a la esperanza, lo que compete a todos, desde el presidente hasta el que la ha perdido situado en una indigencia universal muy lejos del que se mece en el sillón de la abundancia y saborea las mieles de poder.