En el camino de la historia: Cataluña, una nación. Euskadi, una nación. Canarias, una nacionalidad.

En el camino de la historia: Cataluña, una nación. Euskadi, una nación. Canarias, una nacionalidad.

Por Juan Jesús Ayala.

Los parlamentos, tanto el catalán como el vasco en diferentes fechas y más recientemente, han aprobado por mayoría que sus pueblos son nación, por razones históricas de consecuencia política decidida.

Sus Estatutos donde recogían esta denominación fueron retirados de la circulación por los altos tribunales constitucionales, (recordemos el Plan Ibarretxhe) hasta ahora que se hanpotenciado tras los acuerdos con Pedro Sánchez y han vuelto a ser considerados nación por el gobierno de España.

Canarias, entretanto, teniendo más razones históricas y políticas, no ha pasado antes y ahora de ser considerado una nacionalidad, muy alejado de ser un sujeto político como una nación, ni por el parlamento canario y sí de boquilla por algunos nacionalistas que están en esa tesitura pero sin tener las connotaciones del pueblo para ser considerado nación.

Es interesante llegar a conclusiones políticas donde nos lleva la termino logia que han desglosado y definido politólogos, investigadores sociales, y los que han desarrollado la filosofía política.

Así, Monserrat Gimbernat, catedrática de Ciencia Política por la Universidad de Cambride, define a la nación "como un grupo humano consciente de formar una comunidad que comparte una cultura común, se siente ligado a un territorio concreto, tiene un pasado común y un proyecto para el futuro, y reivindicará el derecho a autodeterminarse".

Y una vez que estos territorios, Cataluña y Euskadi, son considerados nación, quiere decir que más temprano que tarde se convertirán en Estado. El camino de las naciones que trascurren por el mundo debe de ir por ahí sin olvidarnos de Hegel que llegó a manifestar que “es posible que las naciones tengan que recorrer una larga historia antes de llegar finalmente a su destino: constituirse en Estado.”

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 Por eso, cuando hay territorios que acortan este proceso como los anteriores reseñados, cada vez estarán más cerca de lograr lo que pretende cualquier nacionalismo, cuál es convertirse en Estado.

La nación y el estado   son contingentes, una no puede sobrevivir sin el otro. Por otra parte, la que concierne a Canarias, si bien hay nacionalistas que consideran a Canarias una nación, lo que está establecido por su Estatuto es que es una nacionalidad; un término que no dice nada referente sobre todo al futuro; nacionalidad ya fue en su momento analizado por Julián Marías, que está carente de enjundia política, con lo cual podemos señalar que por ese camino y a la vuelta de la esquina en el Estado español habrá territorios asimétricos que estarán en el camino de constituirse en Estados, mientras otros, entre ellos Canarias estará en una expectativa sempiterna si es que algún día las organizaciones que se consideran nacionalistas son capaces de unirse, o al menos cuando sean mayoría en el parlamento canario definir a Canarias como nación, como han resuelto los parlamentos vascos y catalanes, ahora reforzados con la aquiescencia y aprobación del gobierno español.

No miremos a los demás para olvidarnos de nosotros, reconozcamos nuestra historia donde hubo vasallaje y colonizaje, donde aún hay ciertos tufos que nos arrinconan en el reducto insípido de una nacionalidad.   Y cuando otros con su poder han doblado los acontecimientos y las voluntades, nosotros de momento dispuestos a verlas venir sin dar un paso de nacionalistas consecuentes y a la espera que la ambigüedad que nuestra nacionalidad que no dice nada, políticamente, algún día diga que al fin es sujeto político como   una nación cualquiera. Por ejemplo, como Euskadi y Cataluña.